jueves, 15 de octubre de 2009

Clamante Vitaminado, le devuelve la alegría

Ahora que me veo convaleciente de mi tendinitis en el codo, y con mi brazo derecho inmovilizado, me acuerdo de esos domingos de los años 70 en el campo con nuestros padres, tíos y primos. Las mesitas y las sillas de camping, el vino con gaseosa, las tortillas de patatas, los libritos de lomo. Los SEAT 600 y los 850 Especial iban cargados hasta los topes de neveras portátiles, fiambreras de la casa Tupperware, vasos y platos de Duralex en colores verde y ambar, y de críos. Un montón de críos en cada coche en dirección al deseado “día de campo” y sin elevadores, sillitas ni cinturones de seguridad.

Y como no, me acuerdo de que una tendinitis nunca se solucionaba ni con inmovilizaciones ni con infiltraciones. Cualquier mal tenía su cura inmediata con aquellos botiquines setenteros que nuestros padres llevaban en la guantera del coche y que contenían: alcohol, agua oxigenada, mercromina, sulfamidas, vendas, esparadrapo de la marca Imperial, algodón, tiritas y el infalible Calmante Vitaminado.

Cualquier trompazo, arañazo, caída con voltereta incluida, etc, tenía su remedio aplicando unas gotas de alcohol, unos polvos sulfamidas para prevenir infecciones, una venda sujetada por una tirita y un Calmante Vitaminado para evitar el dolor.


Por si eso fuera poco; nosotros regresábamos a casa vendados y llenos de mercromina hasta las orejas, tal y como si hubiésemos mantenido una refriega contra alguna guerrilla revolucionaria, y con nuestro calmante entre pecho y espalda, pero siempre, absolutamente siempre... algún tío se había pasado de vueltas con el vino, la gaseosa o con el brandy Soberano, y alguien de la familia le administraba también el calmante vitaminado de turno.

—A ti qué te duele tío? —preguntábamos.

—A mí?... A mí no me dfuele naaadza —respondía el tío con una sonrisa socarrona y la nariz colorada.

Y es que claro..., ya lo decía el anuncio: “Beba sin temor. Ya todo ha pasado con Calmante Vitaminado”.

Así que ni controles de alcoholemia, ni leches; el tío cargaba de nuevo el coche con un puñado de críos y emprendía el viaje de regreso a la ciudad aunque llevase un pedo del quince. Como mucho, en alguna curva tomada un poco en Zig-Zag, se le acercaba una pareja de la guardia civil, le hacían detener el coche, bajar la ventanilla, y le saludaban con ese: “Güenas tardes... Documentassión”. El tío sacaba los papeles del coche de la guantera, los guardia civiles veían el botiquín, miraban el interior del vehículo -que más bien parecía un parvulario en día de excursión- y ya consideraban que el tío era un señor responsable. Además... si su aliento echaba un poco de pestazo a Brandy Soberano, su categoría aumentaba a la de “macho ibérico”, ya que eso... “era cosa de hombres”. Le despedían con un: “Güen viaje, caballero” y en marcha de nuevo.

Total, que ya estoy harto de reposo, voy a mandar al carajo mi vendaje, mi cabestrillo y voy a pillar una borrachera de tres pares. Luego me tomaré un Calmante Vitaminado y a trabajar que ya va siendo hora.

Me parece a mi que esto de la tendinitis... no es más que otra excusa que se buscan los médicos de hoy en día para evitar que los viejos botiquines de los años 70, les dejen sin curro.


5 comentarios:

La chica dijo...

Me fascinan los botiquines y todo lo que huela a farmacia en general. Fíjate que quiero comprar uno de esos armaritos de vitrina que tienen los médicos, sólo para poner los medicamentos a la vista en el baño.

¿De dónde me vendrá esa fijación?

Ana Márquez dijo...

Jaja, Aysss, aquellos domingos de campo y río....

Por cier, que ahora las señoras decimos "Taper" para referirnos a las fiambreras, algo que me saca de quicio. Una fiambrera, es una fiambera, leches, sea Tupperwear, sea marca la Bellota... Rabia me dan estas cosas....

He disfrutado mucho con tu relato, como siempre. A ver si mejora ese brazo. Besossss

JuanRa Diablo dijo...

Uff, cómo me desempolvas el cerebro!
"vasos y platos de Duralex en colores verde y ambar"...
Pero tú cómo te acuerdas de tantas cosas?? Yo los tenía olvidados por completo y de repente los he vuelto a ver en casa de mi abuela.

Y pensar que si siguiéramos todos actuando como se hacía en los setenta estaríamos en la cárcel sin excepción...

PD. Mejor aventúrate a una borrachera de un par y medio, que ya tenemos una edad, tío :P

abril en paris dijo...

Ese Calmante Vitaminado que " le devuelve la alegria " ¿ no serian
anfetaminas..? Por el aire festivo del anuncio..digo.
Tienes toda la razón ( Y no te la doy como a los locos ) Nos hemos
vuelto " muy blanditos " :-))
¡ Brindamos por tu salud Sergi !
Bss.

Malena dijo...

Si es que ya no quedan "remedios" , como los de antes... Yo, disfrutaba cada vez que me hacía una herida, porque así podía ver las burbujitas del agua oxigenada en contacto con mi piel... ¡Fenómeno mágico!, decía; enfín, otro día hablaré de los efectos del "vitaminado", ejem, ejem...

Malena