martes, 1 de diciembre de 2009

Plas! Plas!... Serenooooo!

Por estas fechas empezaban a llamar a las puertas de nuestras casas los diferentes responsables de toda una serie de servicios que se nos ofrecían durante las décadas de los 60 y de los 70. El motivo de su visita era el de cobrar el aguinaldo navideño, y a cambio de un duro o de diez pesetillas, nos hacían entrega de unas postales a través de las que nos deseaban unas felices pascuas y un próspero año nuevo.

El cartero, el sereno, el butanero, el barrendero, el recadero, el panadero, etc. No creo que hubiese una sola familia que no protestase ante el desfilar de toda esa cantidad de gente pidiendo en unos tiempos en los que se tenía muy poco de todo. Mi yaya Lola les sermoneaba cada vez que aparecían dando los buenos días con su fajito de postales en la mano, pero pese a ello, tampoco recuerdo que hubiese una sola vez en la que no les diese nada.

Esas postales, junto a las que mandaban el resto de familiares y amigos lucían junto al pesebre que construíamos en una de las estanterías del mueble del comedor; una buena ristra de postales de tonos pastel, algunas con purpurina, otras ilustradas por el gran Ferrandiz, etc. Todas ellas sujetas en una de esas guirnaldas navideñas brillantes que ribeteaba el estante y pegadas a ella con la cinta adhesiva del Tesafilm escolar que comprábamos en las papelerías con su pequeño portarrollos y todo.

Personalmente añoro la entrañable figura del sereno, personaje sin igual al que cada vez que olvidabas o perdías tus llaves, podías invocar a altas horas de la madrugada tocando palmas para cabreo de los vecinos que tuviesen el sueño más ligero. El sereno aparecía a tu lado como por arte de magia con un manojo de llaves, te abría el portal y te deseaba que pasases un buena noche. Recuerdo alguna ocasión (quizá sólo un par de ellas) en la que mi padre, mi madre y yo nos encontrábamos en la puerta de casa después de venir de cenar de casa de algunos tíos y esperábamos la aparición del sereno que nos salvaba de pasar una noche al raso.

Hay que recordar que en aquella época, las llaves de casa cabían en el llavero que generalmente nuestros padres siempre llevaban encima. La que no había forma de transportar debido a su gran tamaño, y por eso quedaba generalmente olvidada en casa, era la del portal; un pedazo de llave de hierro que pesaba un quintal y te arruinaba el bolsillo de los pantalones. Afortunadamente el sereno cargaba con todas las del barrio y solucionaba los despistes de cualquier familia, así como los de algún que otro putero que medio borracho acudía a casa después de correrse una buena juerga.

A medida que las llaves se fabricaron más pequeñas y empezaron a ocupar su espacio en los llaveros... el sereno desapareció para siempre.

También añoro la cantidad de postales de todos esos benefactores de barrio viejo, y por encima de todo las de los familiares que, en la mayoría de los casos, actualmente sustituimos por un simple correo electrónico o un SMS.

Cómo coño cuelgo eso en la guirnalda de mi pesebre?

6 comentarios:

abril en paris dijo...

Esto si que me ha provocado un lagrimón..sniff..! ¡ Oh my God , cuánto tiempo ! Me recuerda a mi padre( y mi madre ) pero sobre todo a él cuando al volver del cine tarde
un sábado, llamaba, silbaba o daba palmas para que Manolo ( siempre se llamaba Manolo ) nos abriera el portal y luego efectivamente en estas fechas se pasaba, y unos cuantos más por casa a por el aguinaldo...me trae tantos recuerdos
infantiles..desde luego la infancia es nuestra " patria "
Al menos la mia.
Un beso Sergi

Kenn dijo...

Yo la figura del sereno no la viví pero me quedo con el último párrafo, el de las postales de Navidad. Ya no es lo mismo, sí que recibo alguna, la típica de los abuelos ( más de 10 años con el mismo diseño )y alguna más pero cada vez se sustituyen por simple e impersonales SMS...lo mismo para el Año Nuevo, hasta hace pocos años se llamaba a todos los amigos y se deseaba un ' Feliz Año Nuevo ', ahora te envian un SMS con la típica rima subnormal sin ningun tipo de gracia.

Dolors dijo...

pues yo no recuerdo al sereno para nada... pero si al barrendero que picaba a la puerta cada año.

María José dijo...

El sereno yo no lo conocí aquí en San Fernando, incluso dudo que existiera alguna vez, tengo que preguntarlo a mi padre... en Cádiz de donde es mi madre si , aunque desaparecieron antes de mi nacimiento. En cuanto a las postales, aquí solo daban una tarjetita un poco cutre.

Saludos

JuanRa Diablo dijo...

Se me queda algo lejana la figura del sereno, que sólo recuerdo por las películas. Sin embargo sí me acuerdo de esas felicitaciones de las que hablas y muestras foto, con aquellas cómicas rimas por detrás. Algunas descubría yo por los cajones de mi abuela y me gustaba mucho leerlas.

Pura nostalgia!

Recetas dijo...

El sereno aqui en Canarias no existio por lo menos en mi isla