jueves, 14 de enero de 2010

Despertar en los setenta. Así... como quien no quiere la cosa

Esta mañana he madrugado (mi abuelo me dijo siempre que madrugar no era del todo bueno, casi tan malo... como levantarse demasiado tarde). Para mi sorpresa, me he llevado uno de los sustos más grandes que recuerdo en los últimos tiempos, aunque por otra parte, debo reconocer que por un momento, se me ha hecho “casi” realidad un sueño que hace tiempo me ronda por la cabeza.

Resulta que he salido del portal de mi casa sobre las siete de la mañana –mas dormido que despierto- y un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, con patillas, pantalones de campana, melenas al viento y demás, andaban proclamando en una no demasiado multitudinaria manifestación, no sé que consignas, a la vez que a sus espaldas un grupo de grises cargaban sobre ellos y repartían porrazos disolviendo violentamente el disturbio. En la acera se hallaban aparcados SEAT 600, 850, y 124. Todo era tan sorprendente como real. Los carteles y los escaparates de los comercios, el ambiente de la calle y la gente que contemplaba lo que en esos momentos estaba sucediendo lucían un aspecto que no dejaba lugar a dudas... esta mañana, aun no recuperado de mi estado de somnolencia y a falta de mi café matinal, me he dado cuenta de que algo extraño había sucedido y de que sin duda, en algún tramo del ascensor de mi inmueble había atravesado una puerta en el tiempo y me hallaba en plena década de los 70!!

Con la de veces que he soñado últimamente que me sucediese algo así. Que aunque sólo fuese durante 24 horas, tuviese la oportunidad de pasar unos instantes en 1970 y poder contemplar con ojos de adulto cómo era, de nuevo, la vida en los lugares en los que transcurrió mi infancia!!!


Pues bien; el ambiente setentero y todo lo que ello conllevaba, con grises incluidos, estaba allí, ante mis incrédulos ojos.

En medio de todo el alboroto alguien me gritaba.

— Apártese por favor! Va a entrar en campo!

Desconcertado he dirigido la mirada hacia una joven que me hacía unos exagerados ademanes y que tan sólo los ha interrumpido cuando una mecánica voz ha sonado de los walkie-talkie que llevaba colgados de su cintura.

En esos momentos los grises han detenido su persecución tras el grupúsculo de jóvenes, y fuerzas del orden público, manifestantes y mirones se han dirigido hacia unas mesas improvisadas en las que se encontraba un suculento catering. El aroma a café ha entrado en mis narices y casi ha sido suficiente para que empezase a percibir la realidad de todo aquello.

Numerosos miembros de un equipo técnico se sacaban los auriculares que adornaban sus orejas, dejaban sus cámaras, sus focos y sus enormes paneles reflectores y se dirigían con el resto a saborear un rico café con pastas y bocadillos de york y queso con pan con tomate.

He preguntado a la joven de los walkie que a qué se debía todo aquello, y me ha contado que se trataba de la filmación de un corto de un alumno de la ESCAC, la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya y de que he estado a punto de arruinar una escena metiéndome por medio.

A decir verdad he suspirado de alivio al darme cuenta de que me encontraba en enero de 2010 y de que todo mi desconcierto se había producido por una terrible coincidencia unida a mi falta de sueño, pero por otra parte, no he podido disimular la frustración que me ha embargado al percatarme de que mi sueño no se había cumplido y de que pese a que sería un buen argumento para una película, no dejaba de ser eso... un simple buen argumento, pero algo difícil de que suceda en la realidad.

Pensando aún en todo ello y algo traspuesto por el sobresalto, me he dirigido hacia el kiosco de la esquina para comprar algo de prensa y vaya!... parecía que el sueño continuaba y se resistía a abandonarme. Mi kioskero habitual estaba rodeado de ejemplares enfundados en enormes blisters que contenían el material de los viejos kioscos setenteros: Esther y su mundo, El Jabato, Heidi, los cuentos clásicos de Disney, etc.

— Definitivamente vuelven los 70. Eh?— me ha comentado el kioskero con complicidad.

— Bufff... y que lo digas!— he respondido.

Y no he podido evitarlo; he comprado el primer fascículo y CD de la colección de Heidi para llevarlo a casa, compartirlo con mi mujer y mis hijos y continuar reviviendo esos años, pero desde el recuerdo y sin necesidad de volvernos locos.

Les dejo el opening y el ending de esa serie que sin duda, es ya legendaria.


10 comentarios:

Mónica dijo...

Buen dia! me he encontrado en el kiosko con Esther, y lo tengo ahora en mi cartera. Vuelven los 70!!Me ha gustado mucho tu post esta mañana

Anónimo dijo...

Qué guay, Sergi, cuánta positividad para empezar el día, así cualquiera.
Según ibas narrando pensé que te había sucedido algo al estilo La chica de ayer, que te habías dado un porrazo y habías viajado al pasado, yo también quiero volver, aunque sea un día, aunque no haya portátil.

Quiero cogerme el primer tomo de Esther y el de los cuentos, a ver si los pillo.
Besos. loli

yoli dijo...

yo he empezado la colección de Esther y su mundo, mi madre me habló de ella, y a mí siempre me ha llamado la atención todo lo perteneciente a épocas que no he vivido...

JuanRa Diablo dijo...

Pues bien podían haberte dejado participar un poquito en ese rodaje, siendo tú el alma setentera de estos lares blogueros...
Cuando tuve oportunidad también compré la serie de Heidi y mis hijos ya la han visto entera. Qué buenos recuerdos siempre. Pedro, Niebla, Clara, la señorita Rottenmayer...

peibol dijo...

¡Qué envidia! Me habría encantado verlo.

Siempre me he sentido atraído por la estética de los 60-70, y me encantaría poder pasar unos días (o haberlo vivido para recordarlo) envuelto en la misma.

Aaayy...

Ana Márquez dijo...

Menuda aventurita, me pasa a mí y me da un yuyu :-D

Ayss, Esther, Heidi.... Yo quiero tener doce años, yo quiero tener doce años, yo quiero tener doce años... A ver si a fuerza de desearlo...

Besos, Sergi.

abril en paris dijo...

¡ Sin duda un buen guión y tú el protagonista..!
Todo vuelve y revuelve..
¡ Cuántos recuerdos y cuánta nostálgia envuelta en plastico ! Los kiosqueros flipan con tanto cartoncito...Lo de Heidi fué increible, tan tierna y toda la familia alrededor del televisor ! :-))
Un abrazo Sergi y no olvides el café.

Anónimo dijo...

Aupa Sergi. Sigo delicadamente y con ahínco tus desbarres. Nunca he comentado nada pero al hilo fílmico-setentero de esta entrada, y si eres televisero, te recomiendo la serie británica "Life on Mars" (mejor en su versión original subtitulada). Entenderás por qué los yankis tienen dinero, pero no esa magia.
Un saludo desde la capital del mundo.
Bilbao

Juanito-124 dijo...

Hola, bonita historia, me ha gustado mucho, ya me hubiese gustado a mi que fuese real, pero, lamentablemente, nunca lo sera.
La década de los 70 ya paso hace años, y no creo que vuelva...
Sin embargo, siempre se podra tener un trocito de historia de aquella epoca, como los fasciculos de Heidi...

En mi caso, tambien tengo un trocito grande de esa epoca, y lo disfruto un monton, se trata de un Seat 124, que todos vosotros y vosotras conocereis..


Un Saludo :)

Señor Amazon dijo...

eee en 1973 vi en mexico "El Comanche" ese no ha emitido por españa y chile y ahora la puedo ver en el Clasico TV de Mexico