miércoles, 20 de mayo de 2009

Ni coños, ni pollas... ni cojones

Las clases de anatomía en 6º de E.G.B eran lo más curioso del mundo. Por aquel entonces teníamos once años, y quizá por lo de ONCE el sistema educativo de aquellos tiempos quería que estuviésemos ciegos perdidos ante una realidad palpable (y nunca mejor dicho) como era la de nuestros miembros genitales.

El señor José María nos recitaba lentamente todos y cada uno de los huesos que componen el esqueleto humano, seguidamente pasaba a los órganos internos, a continuación los músculos, y así durante un largo trimestre en el que nosotros tomábamos apuntes y hacíamos dibujos de cómo eran y cómo se llamaban todas y cada una de las partes del cuerpo.

El trimestre siguiente era el dedicado a los aparatos: respiratorio, digestivo, circulatorio, excretor, etc, pero... Qué pasaba? Acaso los humanos de los años 70 no tenían sexo? No existían entonces ni los penes ni las vaginas? Nacíamos por la gracia de Dios al igual que Franco se hizo Caudillo? Y al margen de penes y vaginas (nombres poco sugerentes donde los haya)... Dónde estaban las pichas, las trancas, las vergas, las pollas, o los chochos, las rajitas, los chuminos y los coños? No había nada de eso? Y los famosos cojones? Por qué en clase de anatomia no nos hablaban de los cojones? En esos tiempos todo se hacía “por cojones”; la policía trincaba a uno “por cojones”, el PC estaba prohibido “por cojones” (no el PC de Bill Gates, ese ni existía... el PC de Santiago Carrillo), los decretazos se imponían “por cojones”, incluso el 27 de septiembre de 1975, dos meses antes de su muerte, Franco se despidió con unos fusilamientos “por cojones”. Es más... muchas de esas cosas se llegaron a hacer durante mucho tiempo “por sus santos cojones”, pero a pesar de ser santos y de escuchar la palabra cojones por todas partes, nadie nos dijo qué eran ni para que servían en realidad.

Muchos de nosotros esperábamos con ansia el tercer trimestre, seguro que en él nos hablarían de todas esas cosas que nos habían ocultado en los dos trimestres anteriores; claro... lo bueno lo dejaban para el final pensamos. Pues ni por esas, el tercer trimestre estaba dedicado a repaso, con el mismo maniquí de los dos trimestres anteriores que para más joder SIEMPRE era un muñeco de un tío asexuado. No había posibilidad de ver a una tía en pelotas ni en forma de maniquí abierta en canal para estudiarle las vísceras, y nuestras pobres compañeras de clase ignoraban que en su cuerpo tuviesen ovarios, úteros, trompas de Falopio, etc, etc... eso era materia reservada, al parecer.



Afortunadamente, además del maniquí de plástico que recordaba vagamente a José María Iñigo y del libro de texto, teníamos el diccionario básico SOPENA; sin duda que él nos sacaría de la ignorancia recurriendo a la gran información que hallaríamos en sus páginas. De modo que al margen de las clases rutinarias y oliéndonos la tostada de que algo nos querían ocultar, algunos compañeros y compañeras de clase nos unimos para hojear “en la clandestinidad” el contenido del diccionario y salir de dudas.

—Míralo tú.

—No... yo no me atrevo. Y si Dios me castiga?

—Anda, anda! Dame a mí. Primero buscaremos pene... p, p, p... peluca... peluquería, peluquero, pena... penar, pendencia... pendiente.

—Y?

—Y nada... no está. No te jode?

—Y la siguiente a pendiente... Cuál es?

—penetración

—Woooo... A ver, a ver... lee a ver que pone.

penetración (pe-ne-tra-ción). f. Acción de penetrar: La penetración de las tropas aliadas en campo enemigo ha sido rápida.

— ...

—Y ya está? No dice nada más?

—Bueno si... algo más pone: Inteligencia demostrada ante un caso difícil (sinónimo: PERSPICACIA): Ha dado muestras de poseer una penetración y sagacidad admirables.

—Mecagüen la leche!

—Busca vagina a ver si hay más suerte.

—No creo, pero... vamos a ver... v, v, v,... vacío, vacuna, vacunación, vacunar... vacuno... Mierda... la siguiente ya es vago. Ni vaginas ni hostias!

— Vaya timo!

—Oye... Cómo se llama eso que las niñas tenéis en lugar de huevos?... Bueno... en realidad creo que son huevos, pero...

—Ovarios... son ovarios.

—A ver... busca ovarios.

—o, o, o,... otorgar... otro, ovación... OVARIO!!! Está ovario! Está en el diccionario!... OVARIO!!!!

—Lee, lee no nos hagas esperar más!!!!

Ovario (o-va-rio). m. Parte de la flor situada en los pistilos: El profesor nos explicó la estructura del ovario de una flor.

—...

La desolación era absoluta, tan dura que resultaba incluso cruel.



El juego de anatomia humana que la casa de Badalona SERIMA lanzó al mercado en 1963 tampoco ayudaba mucho. Todos lo teníamos, montábamos y desmontábamos a aquel cuerpo de plástico partido en dos, colocábamos sus huesitos y sus vísceras en su lugar correspondiente... Yo recuerdo que me lo pasaba en grande montando el esqueleto de forma que le sustituia los huesos de los brazos por los de las piernas, pero a pesar de esa diversión, el muñeco en cuestión carecía también de badajo. No existía forma humana de ver más rabo que el propio, no había posibilidad de comparar, de saber sí era normal lo que uno tenía entre las piernas o sí acaso se trataba de una malformación que el resto de niños no tenían. Algunas niñas, conscientes de que a los niños les colgaba pito, pero al descubrir que ellas carecían de él, pensaban también que algo no andaba bien y que estaban mal hechas... que traían algún defecto de fabricación.

Afortunadamente los lavabos en los patios de colegio daban para mucho. Nos encerrabamos dos o tres en ellos, nos sacábamos la pinga y nos la mostrábamos.

—Oye... Y cuando se te pone dura se te marcan venas?

—Mmmm... pues no sé, no me he fijado, pero... Cómo és que a mi la piel me abarca todo el pito y tú lo tienes al aire?

—Hostia!... Es verdad!... Será que uno de los dos lo tiene mal. A ver Hernandez? A ver el tuyo?

—Mirad... a mi también me lo cubre la piel.

—Dios mío!... Sabía que algo no iba bien... lo supe desde el principio! BUAAAAA...

Hartos ya de tanta ignorancia y de tan poca voluntad por parte de profesores y de todo el mundo en general, decidimos acudir a un especialista. Los padres de todos nosotros eran trabajadores del puerto de Barcelona cercano al barrio del Poble Sec, o estaban empleados en fábricas o tenían puestos ambulantes en mercadillos, ninguno de ellos podía ayudarnos, a excepción... del padre del Hernandez. El Dr. Hernandez Odón, una eminencia en el campo de la medicina, un excepcional médico de cabecera que estaría dispuesto a aclararnos las cosas de una vez por todas.

El Hernandez lo organizó todo para que un día a la salida de clase acudiésemos a la consulta de su padre. El Dr. Hernandez Odón se ofreció para aclararnos todas las dudas que pudiésemos tener al respecto.

—Vamos chicos... no estéis tan avergonzados, lo mejor es hablar de estas cosas con naturalidad. Qué es lo que queréis saber exactamente?

El Alberto me dió un codazo para que me lanzase y rompiese el hielo de una maldita vez.

—Verá Dr.... nosotros... nos gustaría saber cómo se hacen los niños... y eso. El Señor José María siempre nos cuenta que eso sucede cuando un hombre y una mujer se quieren y se casan, pero... no nos cuenta nada más.

—Y así es —respondió el Dr.

—Así?... sin más? —preguntó Alberto.

—Bueno, digamos que ese es el primer paso, pero evidentemente hay más.

Buuuuffffff... Todos respiramos aliviados y nos miramos triunfantes. El Dr. Hernandez iba a contárnoslo todo.

—Vereis —prosiguió —. Es importante que papá y mamá se quieran para tener un niño, pero también es importante la colaboración del Dr. Los médicos les damos unas pastillitas a vuestras madres y de este modo, ellas se quedan embarazadas al igual que las vacas, las cerdas, etc.

—...

—Pero Dr. Hernandez... Y el pito? —pregunté —. Para que sirve el pito?

—El pito? —el Dr. Hernandez se puso a reir —Olvídate del pito. Para qué quieres que sirva? Pues para mear.

16 comentarios:

La chica dijo...

A mi me pasó justo lo contrario, crecí en un ambiente progre y las descripciones de los profesores a veces me sacaban los colores...

Unknown dijo...

Contundente, seco, sobrecogedor.
La parte del relato en la que cuentas como os mostráis vuestras cosas en los lavabos es patéticamente divertida.
Un sentido del humor que no hace perder de vista la cruda realidad.
¡Simplemente genial!
Sigue escribiendo que pienso seguir tu bitácora.

Una pregunta: ¿Las definiciones del diccionario son reales?

Estel

María José dijo...

¡¡¡valla tela!! en serio en el diccionario no venía nada de eso???? o es una broma? de todas formas si que estábamos pegaos, pero mucho mas crudo lo tenian la generación de nuestros padres, si yo te contara las cosas que se imaginaban mis tias sobre la concepción y el parto......!!! no se si de risa o de peli de terror

saludos

Chabel dijo...

Que mal que lo tuvistes que pasar en tu infáncia.... casi me parto con el diccionario!!!..jajaja!!!... a mi en los ochenta ya me salia alguna definicion en el iter sopena aquel que venia con ilustraciones a todo color.... pero si que es cierto que antes nos querian hacer a ignorantes del todo... menos mal que muchos pasamos por el mal trago de enseñarnos las cosas en los aseos y nos fuimos enterando poco a poco...

Me ha encantado este post... me he reido un montón y sin ánimo de ofender a esta historia que imagino será cierta....

Un abrazo kioskero!!

conchita dijo...

jajaa cierto cierto habia un tabu alrededor del sexo y lo relacionado con el en aquel entonces,yo soy mas jovencita pero los abuelillos q trataba me contaban cosas como esas o peores..
saludos amigo
conchi

El Kioskero del Antifaz dijo...

Mujer imperfecta.
Pues ya fue suerte la tuya. La mayoría íbamos a parar a escuelas tradicionales con crucifijos y fotos del generalísimo encabezando la pizarra. Ya ni te cuento los que fueron a curas o a monjas.

Estel.
Oops!... gracias. Ruborizado estoy. Espero que sigas por aquí.

Estel y María José.
Sí... las definiciones del diccionario SOPENA que aparecen en el relato son reales.

Estoy recibiendo algún mail de los tímidos que no comentan en el blog ;-)o que no poseen cuenta viable para dejar comentarios... y que me están preguntando lo mismo. Me estoy planteando escanear y colgar las páginas en una nueva entrada. Como documento... no deja de ser curioso.

Chabel.
No creas, en el fondo ninguno lo pasamos del todo mal, eso sí... había que descubrir poco a poco todas aquellas incógnitas, pero oye... que luego nos espabilamos bien deprisa :-D

Me alegra saber que te has reido con el relato, para eso es, y no me ofende en lo más mínimo, al contrario... me hace ver que cumple su función: la de hacer ver detalles de una época, pero con humor por encima de todo.

Coonchi.
Gracias por llamarme abuelo :-(
jajaja... en realidad soy un yogurín... caducado, pero yogurín ;-)

Zanquiu for the comenteishons.

JuanRa Diablo dijo...

Y ya ves, de la ignorancia supina de ayer a la promiscuidad más absoluta de hoy; del candor infantil en unos al estar de vuelta de todo en otros.
Todavía no sé qué es peor.
Dicen que en el término medio está la virtud, pero en qué poco tiempo se ha pasado de un extremo al otro.

De todas formas creo que aún es débil e insuficiente la educación sexual. La diferencia estriba en que hoy hay información e imágenes al alcance de todos (hasta en la TV en horario infantil)

Lo has contado de cojones, Kioskero

conchita dijo...

alaa q yo tampoco soy tan jovencita y a los abuelos q me referian eran a los q yo visitaba q por supuestisimo eran muchiiisimos mas viejos q tu y yoo..si somos unos yogurines yoplait
jajajaaj
saludos conchi

carlota dijo...

Pero chico!! el pito pa mear jajajajajajajaaa, que mojigateria había madrededios.

NÚRIA dijo...

Sergi es k tu eres muy mayor...Cuando yo nací al Paquito le kedaban dos telediarios...En el cole no, pero en el instituto sí recuerdo dos charlas de educación sexual que nos dieron...y lo bien k lo pasamos...Saludets.

El Kioskero del Antifaz dijo...

JuanRa.
Ciertamente el mejor camino no es otro que el del término medio, quizá por eso se trata del más complejo y resulta más sencillo ir hacia los extremos. Puestos a escoger extremos, la verdad... no me quedo con ninguno de los dos, pero reconozcamos que un poco de promiscuidad... tiene su punto ;-)

coonchi.
No te las des de mayor ahora. Pues claro que eres jovencita! Jovencita... y yogurín :-D

Carlota.
Eso sería que querían que nos hiciésemos todos curas. Aunque también tengo serias dudas al respecto de que ellos, lo utilicen sólo para eso.

Nuria.
Cuando Franco la espichó yo tenía 11 años. Lo curioso del caso es que se pasó de la mojigatería más extrema, al desenfreno más alocado (no hay más que recordar la moda del destape). En el instituto yo noté también un cambio radical, es más... creo que fue cuando se fraguó eso de irse hacia el otro extremo a lo que bien aludía JuanRa. De modo que de algún modo... viví con intensidad ambos extremos, y oye, tampoco estuvo del todo mal ;-)

Besos y gracias.

J.P. -Akela dijo...

Una entrada y un relato… Cojonudo!!! :)

Yo tuve un profesor que en el año 1976 nos dio dos clase de sexualidad y no llegó a la tercera… lo echaron a la calle… “Manda huevos” je,je,je…

Blue Fairy meets Gepetto dijo...

yo me despabile del relato de la cigüeña recien a los 10 años cuando me fui a vivir a USA. Fue un poco shockeante ya que fue en el colegio en medio de una clase de biologia donde mostraron un video. Obvio se me notaba en la cara que recien me enteraba asi que tuve que aguantarme las bromas de mis compañeros/as todo el día hasta volver a casa y pedir que me confirmaran la noticia.

AntonioEZafra dijo...

jajajaja, yo lo vivi junto a mis amigos en las terrazas de nuestras casas, o viendo pasar a mujeres junto al banco en el que nos sentábamos en la plaza jejeje.

Eso si, en mi colegio de curas si que nos hablaban del pene y todo lo demás. No se, se ve que eran curas rojos jejejejej

Mar dijo...

aiiiiiiiiiii, jajajajaja, pues hablar de la menstruación o la regla era recibir un guantazo, eso era cosa de mayores y no habia que saber nada más, eso si cuando ya eras mujer te metian todo el miedo del mundo diciendote que ahora ya te podias quedar embarazada, ignorante preguntabas...

-Y como me puedo quedar embarazada?

-ni se te ocurra mirar a un hombre y menos acercarte a él...

jajajaja, muy bueno, suerte en el certamen.

Besitossssssssss

cristal00k dijo...

Pues yo a pesar de ser de la misma época, tuve más suerte y una amiga que tenía una madre enfermera y que estaba bien de la cabeza, no como el padre de el Hernández. Había mucho tarado en esos tiempos...
Voy a buscar el otro relato que presentas al CETH. Este, me gusta.
¡Mucha suerte!