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viernes, 27 de febrero de 2009

El Cine Exin


Hoy me he comprado un Cine Exin. Reconozco que en mi infancia fui fan del Cine Nic, los tuve ambos y me lo pasé bien con los dos, pero... el Cine Nic era único, especial, más de autor; mientras que el Cine Exin era más... comercial.

Cine Nic tengo uno que aparecerá tarde o temprano en este blog. Así que debía comprarme un Cine Exin también y darle la justicia que se merece como uno de los juguetes más emblemáticos de nuestra infancia. Las tardes de domingo con primos o amigos en casa nunca hubiesen sido lo mismo sin esas películas de Disney, el pájaro loco, Charlot, Popeye, la Pantera Rosa, etc. Además, el balnco y negro de las primeras películas y el creck,creck,creck,crek del paso de la manivela te hacía sentir como si estuvieses en una proyección de cine mudo en los años 30.

En una época en la que no existían los videos ni los aparatos de DVD y apenas habían televisores en todos los hogares, aparatos como el Cine Exin eran un modo sensacional de llevarnos los dibujos animados a casa y con la magia esa de que nosotros mismos creábamos la ilusión del movimiento dándole vueltas a la manivela y viendo en pantalla divertidísimas aventuras.

Hoy, cuando he aparecido por casa con el Cine Exin; mi mujer, mis hijos de doce y seis años y yo, nos hemos sentado en el suelo del comedor, hemos apagado las luces y hemos vivido unos momentos de magia irremplazables proyectados en la parte interior de la caja del juguete que hacía las veces de pantalla.

Hemos visto: Charlot patinador, Charlot y su rival y Pluto y el flotador guasón. Para el domigo tenemos nueva sesión con: Jaimito y los bandidos y el rescate de Minnie (imagino que prepararemos unas palomitas).

A mis hijos les ha hecho tanta ilusión como me hizo a mi hace treintaitantos años atrás. Sólo por ver sus caras... ha merecido la pena comprarlo.