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lunes, 22 de noviembre de 2010

Madelman

Supongo que para muchos de nosotros los Madelman fueron el mejor juguete de finales de los 60’s y de toda la década de los 70’s. -me refiero exclusivamente a la primera etapa de Madelman comprendida entre 1968 y 1976-, etapa en la que disfruté de estos fabulosos muñecos articulados a los que les siguieron nuevas etapas en las cuales se introdujeron cambios en su morfología inicial hasta su definitiva desaparición del mercado en 1982, pero esos... me pillaron algo mayor.

Por muchos motivos fueron un juguete de indiscutible interés por su realismo en general, pero por encima de todo en sus manos, sus ropas perfectamente cosidas, los complementos cuidados hasta el más mínimo detalle, e incluso lo atractivo de sus presentaciones en esas cajas magistralmente ilustradas, troqueladas, plastificadas, con el muñeco o muñecos colocados cuidadosamente y sujetos gracias a unas gomas que les mantenían allí, desafiantes y dispuestos para la acción. Todo eso hacía de los Madelman un juguete impresionante, pero quizá, lo más destacable, lo que le hacía especial y único, era su genial sistema de articulaciones que le permitía adoptar cualquier postura por increíble que pareciese.

No había crío que no tuviese su colección de Madelman; quien más y quien menos tenia su buena media docena de muñecos con los que exploraba Marte, se iba al Aconcagua, o se sumergía en el fondo del océano. Y todo eso teniendo en cuenta que no se trataba de un juguete precisamente barato, pero los de la casa Madel supieron ingeniárselas para acercarlo a todos los bolsillos comercializándolos en tres formatos: el “equipo individual” que contenía un Madelman con su traje completo y algunos de los accesorios. Ése era el que nos dejaban los reyes a los niños del Poble Sec barcelonés y demás barrios donde la economía era más bien escasa. Luego estaba el “equipo básico” que contenía lo mismo que el anterior, pero con bastantes más accesorios y complementos, y finalmente el “super equipo” en el que además de haber más de un Madelman, habían accesorios y complementos a todo meter. El sueño de cualquiera.

Además, y por si eso fuera poco, habían cajas de accesorios y complementos para completar los equipos Madelman, no sólo con detalladísimos y pequeños artilugios, sino que también se podía disponer –en caso de contar con un buen presupuesto- de automóviles Jeep de campaña o safari, cañón, scooter submarino, lancha, etc, etc.

Es necesario decir que los primeros Madelman que se lanzaron al mercado en las navidades de 1968, se presentaron en unas cajas estrechas de color rojo sin ilustraciones, con el fondo amarillo y con parte de los laterales y el frontal cubiertos con plástico transparente desde el que se podía ver, en su interior, a la figura de pie y ataviada con algunos accesorios. Los modelos que se embalaron en dicho sistema fueron: el esquiador, el marinero, el comando, el safari, el porteador negro, y un exclusivo astronauta inspirado en la película “2001 Odisea en el espacio” de Stanley Kubrick y licenciado directamente por la Metro Goldwin Mayer para su fabricación. Digo “exclusivo” por tres razones de peso; la primera es que su caja era azul, en lugar de roja como en el resto de los modelos, la segunda era el hecho de que muchos llegaron a decir que este modelo nunca existió y le convirtieron en leyenda, y la tercera razón es que un modelo de este Madelman astronauta, vendido en una juguetería de Santander hace algo más de 40 años, llegó a venderse en subasta en octubre del 2007 por el astronómico precio de 3.210 €.

La historia Madelman se remonta al año1964, momento en el que dos empresarios: Andrés Campos y Josep Maria Arnau, de Madrid y Barcelona respectivamente, adquirieron una empresa de fabricación de objetos en plástico que se hallaba en quiebra, situada en el municipio madrileño de San Martín de la Vega y que se llamaba “Manufacturas Delgado” (MA-DEL). Arnau era a su vez propietario e hijo del fundador de la casa EXIN (Exclusivas Industriales S.A.), una de las grandes empresas jugueteras españolas con juguetes tan inolvidables como el Scalexteric, Cine Exin o el Exin castillos, entre otros.

En 1966, y tras un viaje de Arnau a los Estados Unidos, el empresario regresó impresionado por el éxito que un muñeco de acción estaba causando en el continente americano. Se trataba de G-I JOE, una figura articulada que le inspiró para lo que sería la creación de los Madelman. Inmediatamente los diseñadores de la casa EXIN se pusieron a trabajar en un prototipo que rompió las reglas de los juguetes de ese estilo comercializados hasta entonces, ya que su tamaño era inferior (el G-I JOE medía unos 30 centímetros), permitiendo una mejor jugabilidad, y sus articulaciones a base de rótulas de plástico autoengrasadas permitían una mejora considerable en poses más realistas y estabilidad, en contraste con las articulaciones de gomas elásticas que ofrecían los otros muñecos.

Se realizaron prototipos iniciales de 15 centímetros, pero el muñeco final midió 17 centímetros ya que se trató del tamaño más pequeño posible en el que fuese posible confeccionar y coser las mangas de la ropa. Además de eso, la figura consistía de 23 piezas de plástico que se fabricaban en industrias MADEL. La ropa se diseñaba en EXIN Barcelona y se confeccionaba en Madrid.

Como si se tratase de una aventura real, los orígenes de los Madelman fueron antológicos y los dos impulsores del proyecto, los ya citados Arnau y Campos, contaron para esta aventura con dos hombres de indiscutible valía que serían los encargados de sentar las bases para un juguete que no será nunca olvidado por los que entonces fuimos niños.

Alfonso Díaz Alarcón

Un escultor que heredó de su padre –también escultor- la especialización por las tallas religiosas. Nacido un 9 de abril del año 1925 en la calle Verdi del barcelonés barrio de Gracia, su obra se encuentra desperdigada por la geografía española, así como en Estados Unidos, pero desafortunadamente, por el hecho de trabajar siempre para terceras personas que le subcontrataban para la realización de algunos trabajos, su nombre ha pasado injustamente desapercibido.

El verano de 1966 recibió de la casa Exin el encargo de crear las articulaciones para lo que sería una nueva figura de acción, y que terminaría convirtiéndose en el juguete más recordado de todos los tiempos.

Alfonso Díaz, poseedor de una inagotable fuente de ingenio y de una habilidad poco común que le llevaba a ser algo más que un escultor, -podríamos decir que se trataba, sin duda alguna, de un inventor en toda regla-, empezó a tallar las diversas partes del cuerpo del muñeco en madera. Una vez confeccionadas las diferentes piezas realizó moldes de yeso para su posterior fabricación en plástico, pero lo más anecdótico o impresionante estaba aún por venir.

Aquel verano Alfonso lo dedicó en cuerpo y alma a la creación del muñeco, realizó numerosos dibujos y croquis, así como modelos en barro de las distintas partes de la anatomía Madelman y entre las que hay que destacar sus inolvidables manos. No obstante, el encargo en sí, basado en las articulaciones estaba aún por resolver. Alfonso le daba vueltas a varias posibilidades que no terminaban de dar con la fórmula correcta hasta que un día, en una tienda de productos de arte religioso de la calle del Carmen de Barcelona, encontró unas bolitas inicialmente pensadas para la confección de rosarios, pero que le dieron al escultor, la respuesta a la incógnita que estaba tratando de resolver.

Las bolitas, las cuentas de rosario, serían las estructuras esféricas, unidas por ejes, y en torno a las cuales pivotarían el resto de piezas anatómicas previamente creadas por el artista. De ese modo se conseguiría crear una articulación única que a día de hoy, cuarenta años más tarde, aún no ha sido superada por ningún otro muñeco articulado.

Alfonso Díaz siguió colaborando con las casas Madel y Exin, y confeccionando algunos de los accesorios más destacables del muñeco como las cartucheras, cascos, prismáticos, o las características botas de la gran mayoría de los modelos.

Años más tarde, el taller familiar en el que Alfonso imaginó, diseñó y creó innumerables obras, sufrió un lamentable accidente en el que se perdió gran parte de su trabajo, así como los bocetos gráficos que el artista había realizado de la articulación del Madelman y demás diseños de su anatomía. Sólo una oxidada caja de galletas pudo ser recuperada y en la cual se hallaban los primeros prototipos realizados en aquel verano del 66, y que sin duda, nos sirven como testimonio de que Alfonso fue, junto con los impulsores del proyecto, el inventor del Madelman.

Lluis Bargalló

Nació en Barcelona y a los 17 años inició su trayectoria profesional junto a reconocidos dibujantes publicitarios de la época. A sus 20 años formaba parte del taller de la Cúpula del Gran Teatre del Liceu, colaborando como pintor y escenógrafo.

Trabajó para las agencias publicitarias más destacadas de la época de Barcelona, Madrid y París.

Durante más de veinte años fue el ilustrador de las cajas de Scalextric, Ibertren, Tente y Madelman, otorgándoles a todos esos juguetes una formidable estética que las han convertido en la actualidad en auténticas piezas de coleccionista.

Inicialmente la casa Exin había encargado las ilustraciones de las cajas a la agencia Reclamo en la que Lluis Bargalló trabajaba como director de arte, pero un día, Josep Maria Arnau le lanzó la propuesta de que se ocupase personalmente de las ilustraciones trabajando desde la propia casa Exin. Lluis vendió su participación como socio de Reclamo y desde entonces se dedicó a lo que realmente le gustaba, ilustrar sin la necesidad de mandar a ningún equipo artístico y disfrutar plenamente de su trabajo.

El proceso de elaboración de la ilustración de cada caja se iniciaba en el momento en el que el departamento de producción tenía un modelo listo, a partir de ahí se lo presentaban y él empezaba a ilustrar según la indumentaria y los complementos de cada nuevo Madelman. Arnau le tenía en gran consideración y le hacía asistir a todas las reuniones para tener su opinión en cuenta.

Gran parte de la documentación que Bargalló utilizó para sus ilustraciones se la proporcionaba un amigo suyo que trabajaba en el cine y que era propietario de una tienda en la calle Aribau de Barcelona, de ahí el parecido de los personajes ilustrados en las cajas con algún que otro actor de Hollywood.

En la segunda época de Madelman Lluis Bargalló continuó ilustrando las cajas -no hay que olvidar que fue en esa época cuando aparecieron los muñecos femeninos-. En líneas generales la relación entre Bargalló y Arnau fue excelente, pero debido al recato del señor Arnau, Bargalló tuvo que subir algún escote y alargar alguna que otra falda.

Las ilustraciones de las cajas de Madelman, fueron espectaculares por su estilo suelto, de ejecución efectista y que a través de su realismo transmitían la verdadera esencia para la que fueron concebidos los Madelman; la acción sin límite que hacía honor a su eslogan de lanzamiento: “Los Madelman lo pueden todo”.

En mi caso, llegué a tener más de una docena de Madelman que desgraciadamente perecieron en las innumerables misiones en las que les hice participar. De modo que mi colección particular de Madelman se limita a una caja intacta del pirata que me regaló mi mujer hace ya un buen puñado de años, y de uno que adquirí por internet del ejército de tierra y al que vestí de aventurero para que me acompañase en mis viajes (confieso que soy uno de esos frikis que viajo con un Madelman y que le hago fotos en los lugares más insospechados). Ah!... y como no... también me compré las reproducciones más que aceptables que Altaya reedito en el año 2003.

Les dejo con algunos de los anuncios de televisión de Madelman, y con un agradecimiento extremo hacia Pedro Lozano Crespo, José Gracia y José Maria Padilla, auténticos coleccionistas Madelman que han aportado gran cantidad de documentación. También al Capitan Madelman y al Profesor Quatermass por los anuncios, y muy especialmente a Manuela Díaz Guillem, hija de Alfonso Díaz Alarcón y que ha puesto a disposición de los madelmaníacos las imágenes de los prototipos que realizó su padre.



Relación de las imágenes: 1) Logotipo Madelman. 2) Formatos de cajas. Imagen extraída del catálogo Madelman de 1975. 3) Cajas de los primeros Madelman comercializados en las navidades de 1968, y caja del Madelman astronauta vendido en subasta en el año 2007 por 3.210 €. 4) Primer anuncio publicitario realizado para los Madelman y que apareció en diversas revistas del sector juguetero en diciembre de 1968. 5) Portada y contraportada del catálogo Madelman de 1975. 6) Alfonso Díaz Alarcón. 7) Prototipos creados por Alfonso Díaz Alarcón para los muñecos Madelman y sus articulaciones. 8) Lluis Bargalló. 9) Imágenes de algunas cajas ilustradas por lluis Bargalló y extraidas del catálogo Madelman de 1975. 10) Colección particular.

domingo, 3 de mayo de 2009

Llegó el APOLO XI a la luna?


Existen numerosos rumores y acusaciones que ponen en cuestión el gran hito histórico de la llegada del hombre a la luna. Curiosamente esos rumores nunca vinieron de parte de fuentes soviéticas, pese a que fueron los grandes perdedores en la encarnizada carrera espacial en plena Guerra Fría.

Siempre he estado convencido de que el hombre llegó a la luna en aquel histórico 21 de julio del año 1969, de que no nos engañaron en absoluto, y de que ese momento único que tuvo lugar a nivel internacional, cuando yo contaba con cinco años de edad, fue verídico y totalmente real.

Sobre la frase del astronauta Neil Armstrong, posiblemente una de las más famosas de la historia de la sociedad moderna, ya hice una entrada anterior. “Éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, y sin duda, así fue.

Pueden hartarse de ver documentales que tratan de demostrar que todo cuanto vivimos en aquella madrugada del 21 de julio del 1969 fue un montaje, una vulgar puesta en escena... un fraude. Documentales perpetrados por mentes enfermas que sólo tratan de hacer daño a todos y cuantos tuvimos el privilegio de ver dicho acontecimiento en directo, y pegados a las pantallas de nuestros televisores.

Cansado ya de que uno de los mayores acontecimientos de la historia de la humanidad esté constantemente siendo puesto en entredicho por cuatro chupatintas, tomé una decisión hace bien pocos días de la que no me arrepiento en absoluto. Espero que sirva de una vez por todas para disipar cualquier duda sobre la verídica llegada del hombre a la luna, y para que nos dejen, a los de la generación de mediados de los sesenta, disfrutar de nuestro máximo acontecimiento mundial y no nos toquen más las pelotas.

Así pues. En la madrugada del pasado lunes 27 de abril del presente año 2009, construí mi nave APOLO XI de mi colección de sobres Monta-Plex con la pretensión de llegar a la luna con ella y de traer a la tierra una prueba más que demostrase la fiabilidad de los acontecimientos que antaño ya tuvieron lugar. Al mando de la expedición puse a mi MADELMAN del espacio y le pedí; le exigí... que me mandase muestras irrevocables de su llegada a la luna. Cinco días después, el mismo tiempo que tardó la original nave APOLO en alunizar en suelo lunar, el comandante MADELMAN a bordo de la nave APOLO XI Monta-Plex, me hacían llegar vía satélite la siguiente imagen.



Espero sinceramente que esta prueba se considere definitiva y que no se vuelvan a cuestionar nunca más hechos tan singulares.



Créditos de las fotografías que ilustran esta entrada:

Imagen 1: Tomada por el Kioskero del Antifaz de la nave APOLLO XI de Monta-Plex de mi colección particular.

Imagen 2: Enviada desde la luna, vía satélite por el MADELMAN astronauta, también de mi colección particular.