Esta será la entrada número 25 en este blog setentero. El 25, sin ser nada especial, no deja de ser una cifra particular. Es algo así como una coma, un punto y aparte, la cuarta parte de algo, etc. De modo que, en la medida de lo posible, trataré de utilizar las entradas 25, 50, 75, 100... y sucesivas, para hacer un alto en el camino y reflexionar un poco en torno al mundo de los nostálgicos, los recuerdos y los coleccionistas. Como se puede apreciar por el título de la entrada, esta vez toca hablar de estos últimos.
Según el diccionario de la Real Academia de la lengua española, coleccionista es: “Persona que colecciona”...
Bien es cierto que tratándose del DRAE uno esperaba una definición algo más explicativa del tema, pero al parecer, ninguno de los ilustres letrados miembros que ocupan los diversos sillones de la Real Academia debe ser coleccionista de nada y es, quizá por eso, que se limitan a una definición tan... básica. Qué le vamos a hacer. Posiblemente pasan tanto tiempo currándose las definiciones de los distintos términos y palabras que no les queda espacio para el ocio, claro que... si tanto tiempo ocupan en pensar sus definiciones... con la de “coleccionista” no les ha salido ninguna hernia, eso sin duda.
De todos modos hice un nuevo intento; el DRAE... es el DRAE, y no es posible que a uno le dejen insatisfecho de ese modo, así que busqué el término “Coleccionar” en el que sin duda... serían más explícitos y satisfarían mi curiosidad:
coleccionar.
tr. Formar colección. Coleccionar monedas, manuscritos.
Esto es lo que encontré, y en un arrebato de frustración miré al techo y a todo pulmón grité:
- A hacer puñetas el DRAE y todo ese montón de gruesos y peludos culos que reposan sobre sillones con nombre de letra! Ésos son los literatos e ilustrados caballeros (y alguna dama) que se supone saben de letras y de definiciones más que nadie?... Y les pagan por ello?
Aproveché también para acordarme de la santa madre de Felipe V que fue (él... no su madre) quien dio consentimiento para la fundación de la academia y quien la acogió bajo su amparo y protección.
Acto seguido, y tras quitar de “mis favoritos” la web de la RAE, me dediqué a documentarme para escribir esta entrada y que los coleccionistas pudiésemos saber de una vez por todas, que clase de bichos somos:
No deja de ser curioso que aquel que se dedica a coleccionar sellos, monedas o sillones de Luis XV, sea visto como alguien culto, interesado en la historia, documentado y respetado por el colectivo de la sociedad. Lo mismo sucede con quien colecciona antigüedades o con los coleccionistas que se dedican a comprar seudo-cuadros o seudo-esculturas de artistas de arte contemporáneo; si... esos que exponen en galerías importantes, pero que si los mismos objetos los encontrásemos en una tienda de los chinos... no pagaríamos por ellos ni 50 céntimos. Todos esos coleccionistas parecen, y probablemente son, ciudadanos respetables en contraste a otros coleccionistas que se dedican a amontonar figuritas de Star-Trek o de Star Wars y que son vistos como auténticos frikis y personas obsesivas y extravagantes.
Pues a mí que me da que los Thyssen son tan frikis como los coleccionistas de Star Trek, y que además, sus intenciones son mucho más especulativas que las de aquellos a los que les nace una pura y sana afición por coleccionar.
El caso es que me quedo con la explicación que da sobre coleccionismo el experto en REAMSA, y a la vez coleccionista, Juan Martín García y que creo que es absolutamente convincente:
Según él existen tres tipos de coleccionistas:
A) Los coleccionistas emocionales: Se trata del grupo de personas que coleccionan aquellos juguetes de su infancia y que desean incorporar a su colección un determinado artículo por factores puramente emocionales. En su afán, procuran tener un ejemplar de cada artículo e ir completando poco a poco su colección.
B) Los coleccionistas anticuarios: Cuyas colecciones siguen una evolución más o menos coherente, coleccionando todo tipo de juguetes nacionales o internacionales. El factor que prima en la decisión de comprar un artículo o no, es su antigüedad.
C) Los coleccionistas inversores: Son los que basan sus decisiones a la hora de comprar los juguetes en base al precio que pagarán por ellos. De modo que sólo adquieren aquellos que puede encontrar en grandes lotes y a bajo precio, y no les importa comprar artículos que ya poseen con tal de que el coste sea bajo.
A grandes rasgos éstos serían los tres arquetipos de coleccionistas, más o menos limitados cada uno de ellos por el poder adquisitivo de cada cual.
El papel del colectivo de coleccionistas emocionales es vital, ya que conservan las figuras durante el largo período de tiempo que aún no tienen interés para los coleccionistas anticuarios. El valor social de estos últimos coleccionistas anticuarios se halla en que dotan de sentido y coherencia a las colecciones, lo que permite ver - si nos muestran su colección - de una forma clara la evolución histórica de las diferentes marcas, juguetes, objetos, etc.
Añadiría a la magnífica explicación de Juan Martín, que el valor de un coleccionista inversor, es el de poner a disposición de coleccionistas emocionales y anticuarios aquellos artículos que adquieren con cualquiera de sus intenciones previamente citadas, pero que permiten que se hagan realidad sus colecciones, que vayan creciendo poco a poco y que exista una circulación en el mercado de dichos artículos que les haga perdurar por los siglos de los siglos...
Personalmente me considero coleccionista emocional, y lo sé porque soy de los que cuando encuentra un objeto relacionado con mi infancia no puedo evitar el impulso de comprarlo. Un sudor frío empapa mi nuca, los nervios se amontonan en mi estómago y me entra esa sensación del “cague” típico de que alguien pueda terminar adquiriéndolo antes que yo. Sensación a la que por otra parte hay que acostumbrarse debido a que siempre hay coleccionistas más rápidos o con más presupuesto disponible... lamadrequelosparió ;-)
En cualquier caso, cuando alguien me acusa diciéndome: “Eres un fantástico coleccionista, pero un poco friki”, yo suelo responderles que a lo largo de mi vida me han acusado de muchas cosas, pero... nunca de “Fantástico”.
Créditos de las fotografías: Nº 1 – Fira de la joguina de Castellcir. Nº 2 – Fira de la joguina de Figueres. Nº 3 – Autor desconocido. Procedencia internet. Nº 4 – Pablo Alberto Salguero (El Rastro de Madrid).