
La encuesta sobre la película que marcó la década de los 70 se cerró con el siguiente resultado: cero puntos para: Alien, el octavo pasajero, Rocky, Carrie, Mad Max, La escopeta nacional, El espíritu de la colmena y Los bingueros (lástima por esta última, hubiese podido ser una entrada divertida ;-) Un discreto voto se llevaron: El exorcista, La naranja mecánica y La matanza de Texas. El padrino consiguió dos pobres votos y tres recibió Tiburón. En un honroso segundo lugar quedó Grease con 10 votos (me pregunto que hubiese sucedido si en lugar de Grease, en la encuesta, hubiese aparecido Fiebre del sábado noche), y la vencedora clara con 15 votos fue La Guerra de las Galaxias.
Pfffff... Qué decir de la Guerra de las Galaxias que no se haya dicho ya?
A riesgo de ser acribillado a improperios, o de ser tachado de “raro”, lo que puedo decir es que la primera, la ORIGINAL... me gustó, pero que el resto de películas que forman la saga me parecen absolutamente soporíferas.
Debo decir en mi defensa ... o no, que en general, detesto la ciencia ficción. Siempre me pareció fácil inventarse un mundo paralelo y crear una fantasía como trama argumental para una película, una novela o cualquier tipo de ficción sobre da igual que formato. De igual modo detesto las historias cargadas de personajes al estilo de gnomos, trolls, elfos, trasgos y demás hierbas. No solo me producen cierta angustia tales personajes, sino que además me despegan completamente de la trama, no entro en el juego que proponen sus autores y termino viendo historias inverosímiles que me aburren hasta más no poder.
He dicho que siempre me pareció fácil hacer historias así, pero en realidad; no es tan fácil. Prueba de ello es que los mismos autores que las crean son incapaces (por más que se “inventen” ese mundo paralelo) de salirse de las historias universales de siempre que ya inventaron los autores clásicos babilónicos, griegos o romanos; inspirados a su vez, todos ellos, por tradicionales y milenarias historias de procedencia oriental. Desde entonces hasta día de hoy no hay absolutamente nada nuevo bajo el sol.

La película Star Wars dirigida por George Lucas en 1977 nos muestra una vez más al personaje mesiánico que desde que el profeta hebreo Isaías y autor de una buena parte de “El nuevo testamento” lo dió a conocer bajo el nombre de jesús de Nazaret, el hijo de Dios, nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas en innumerables tramas tanto literarias, como cinematográficas. Sí no me creen dejémonos llevar de la mano de Luke Skywalker a través de la trilogía que constituye lo esencial de toda la saga:
Un joven del cual apenas conocemos su origen, pero del que sabemos que es adoptado y que un día recibe, como por obra y gracia del Espíritu Santo, la revelación trascendente de aceptar su destino: transformarse en caballero Jedi tras una ceremonia de aprendizaje e iniciación secreta y convertirse en el único líder capaz de salvar la galaxia y restablecer la ansiada paz.
Ahí tenemos a un Jesucristo de ciencia ficción con espada laser y todo.

George Lucas, aunque tarde, no tuvo más remedio que reconocer que su referente más claro para la película estaba inspirado en “La Fortaleza Escondida” de Akira Kurosawa “Kakushi-toride no san-akunin” es su título original. En ella encontramos a un grupo formado por un mercenario acompañado de un par de personajes estúpidos/divertidos (similares a R2-D2 y C3-PO), que rescatan y protegen a una princesa de una fortaleza inexpugnable. Entre otras muchas coincidencias con esta película de Kurosawa, en Star Wars podemos encontrar el mismo sistema de transiciones que nos llevan de una secuéncia a otra.
No hay nada malo ni anecdótico en ello ya que por otra parte, no hay historia que no se repita una y mil veces debido a que en realidad, existen poco más de una docena de ellas. Sucede algo así como con la escala musical; disponemos de siete notas y la combinación entre ellas nos permite crear infinidad de melodías. Del mismo modo, absolutamente todas las historias que le puedan suceder a un ser humano o a una comunidad ya fueron contadas y son milenarias. Podríamos decir que la originalidad en el cine, en literatura o en cualquier medio que haga posible contar una historia, no está en “qué” contar, sino en “cómo” contarlo.
De ahí quizá que la Guerra de las Galáxias fuese, en su día, una película que marcó el futuro del cine de ciencia ficción; aunque en realidad, y debido a que la ciencia ficción no es más que un elemento anecdótico la película fue calificada en su día de “Space Opera” (opereta espacial) ya que como antes he mencionado, a nivel argumental le debe más a una mezcla de personaje mesiánico con Romeo y Julieta, pero con una puesta en escena y unos efectos especiales adelantados a su época. Un gran esfuerzo por parte del director y del equipo de producción en hacer un film efectista que llenó las salas de cine y que disparó el consumo de palomitas hasta cotas nunca vistas hasta entonces.
El imperio que George Lucas levantó en torno al fenómeno que supuso “La Guerra de las Galaxias” sí que fue definitivo en el cine que se realizó posteriormente en cuanto a lo que a efectos especiales se refiere.
Aunque sólo fuese por eso, sí podríamos decir que fue una de las películas que marcó la década de los 70 y el futuro de la industria cinematográfica. Buen ojo votantes ;-)