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viernes, 1 de octubre de 2010

El ventilador, Triana, y el lago

Recuerdo los sudores de aquel caluroso verano de 1976 recién cumplidos los 12 años. Mi yaya Lola bajó a la tienda de electrodomésticos de la esquina a comprar uno de esos ventiladores que ningún año resistía a la llegada del verano siguiente. Confiábamos en que como mínimo pudiese darnos un ligero alivio durante esa época estival; para la próxima , y si el parné lo permitía, ya compraríamos otro, de lo contrario... a pasar calor, total, ya estábamos acostumbrados. Además... tampoco se estaba mal tomando el fresco en el balcón o saliendo a dar una vuelta por la calle.

A la que el ventilador llegaba a casa yo dejaba de hacer vida en mi habitación; lugar en el que habitualmente me recluía y me empleaba a fondo en la lectura de tebeos y en llenar hojas de papel con dibujos. Directamente me iba allí donde el ventilador se encontrase; bien fuese la cocina, el comedor... e incluso si mi yaya Lola se encerraba en su cuarto a coser, allí estaba yo, pegado al ventilador y contemplando como zurcía medias y calcetines utilizando un huevo de madera.

En aquel verano del 76, alguien, no recuerdo quien, me regaló el álbum de Triana titulado “El Patio” y que la banda había sacado justo durante el año anterior.

No sé si fue la frescura de lo que sin duda era una nueva forma de hacer música, o si fue el tema de “El lago” incluido en ese primer álbum, pero a partir de Triana el verano del 76... dejó de parecerme tan caluroso, empecé a respirar y a sentir incluso un escalofrío en el cogote.

Luego, ya más tarde, llegó el frío. Estábamos ya en los 80’s y a pesar de estar en medio de una auténtica revolución hormonal que zarandeaba mi cuerpo, un nuevo escalofrío se me instaló en el cogote cuando me enteré de la muerte de Jesús de la Rosa, el alma de Triana, vocalista y autor de la mayoría de las canciones del grupo. Un trágico accidente de carretera se lo arrebató absolutamente todo.

Creo que esa mezcla de flamenco y Rock progresivo nació y lamentablemente murió con él.

Lamento la jodida publicidad que Goear pone al inicio de las canciones. He intentado hackear el tema, pero... no han habido güevos.


viernes, 17 de septiembre de 2010

Cabalgando bajo la lluvia

Esta mañana, mientras acompañaba a mi hija al colegio, la lluvia que ha caído durante toda la noche seguía en su empeño de no estar dispuesta a cesar.

Ambos íbamos protegidos bajo nuestros paraguas. Yo pensando en mis cosas, en fechas de entregas de trabajo y en cómo me las compondría para llegar a tiempo con todos los encargos. Ella andaba canturreando bajo su paraguas. Observada desde mi punto de vista parecía un champiñón tarareando no sé qué melodía.

—Qué cantas cielo? —le he preguntado.
—... No lo sé papá. Me la estoy inventando.

Hemos seguido nuestro camino y atravesado el parque que cada día cruzamos en dirección a la escuela. La tierra olía a mojado, la hierba, llena de gotas de lluvia, emitía diminutos destellos de brillo según por donde le daban los tímidos rayos de sol. Hemos pisado charcos y me he unido a ella en eso de entonar una melodía inventada.

—No la cantas bien —me decía—. No es así.
—Qué no es así?...
—Aisss papá... no te la sabes.

Me he despedido de ella con un beso a la puerta del colegio, pero hubiese preferido mil veces más montarla a la grupa de un caballo, llevármela a galopar bajo la lluvia y cabalgar sobre la tierra mojada al ritmo de algún viejo tema de Waylon jennings sintiendo su pequeño cuerpo pegado a mi espalda, y ambos, juntos y sin ninguna prisa por nada, entonar a dúo su canción. la suya... la inventada.

Waylon Jennings tenía que tomar un avión en una fría noche de febrero de 1959 junto con otros músicos, pero se indispuso y cedió su puesto en el vuelo a J. P. Richarson. Waylon se marcharía en autobús para tomar un descanso y recuperar su salud. El avión en el que finalmente viajaron Jessi Colter, Buddy Holly , Ritchie Valens, y J.P. Richardson se estrelló a las afueras de Mason City, Iowa, causando la muerte de todos sus ocupantes.

Waylon jamás pudo olvidar ese incidente, ni dejó de sentirse culpable por haberle cedido su puesto a un colega, ya que cuando se despidieron entre bromas, Ritchie valens le comentó “ojalá se estropee ese maldito autobús”. La respuesta de Waylon fue “Ah si?... Pues ojalá se estrelle vuestro jodido avión”.

Cuento mejor les hubiese ido yendo a caballo.

Waylon Jennings interpretó por primera vez el tema “I’m a Ramblin’ Man” en 1974. A disfrutarlo toca... que estamos a viernes.


viernes, 4 de junio de 2010

Fort Grande... Fort Grande??

Cuando llego a casa después del trabajo suelo encontrarme a mi mujer echándole un vistazo a mi blog. Ella hace poco que ha llegado de su trabajo también, así que después de vestirse con ropa cómoda, se sienta frente al ordenador y se pone al día de mis entradas y de las de otros blogs que sigue con frecuencia.

Yo acostumbro a dirigirme a la habitación y prepararme para una ducha o para unos arrumacos con mis hijos, pero en ocasiones me planto delante de ella esperando su “veredicto” sobre alguna entrada del blog en concreto.

—Me gusta —suele decir—. Lástima que escribas sin revisar nada. Normalmente todos los textos que revisas o reescribes suelen quedarte mejor. Deberías tener un blog con tus relatos.

—Ya, pero... para esto sirve un blog. Para escribir lo que te pasa por la cabeza sin ninguna otra pretensión, y menos literaria... al menos, no para este blog —le comento.

—Vale, pero cuando reescribes te queda mejor —insiste.

Eso acostumbra a suceder después de ése “me gusta” inicial; es decir... que después del... “me gusta”... hay un “pero”. De modo que cuando no le gusta... que les voy a contar. Por poner un ejemplo:

—Ultimamente en el blog estás muy trascendental —me dijo a principios de esta semana.

—Trascendental? —pregunté en un intento de eludir cualquier aclaración o de ganar tiempo para poder dar una buena respuesta.

—Si, trascendental. A qué viene contar cosas pretendidamente profundas en un blog que haces con la intención de que sea un simple entretenimiento?

—Bueno... también puede haber entretenimiento en cosas pretendidamente profundas... No? —traté de darle la vuelta a la tortilla, cosa que con mi mujer... difícilmente me funciona.

—Vale, pero... te da por contar intimidades como la de que si te circuncidaron de niño, conversaciones que tienes con tu hijo... Que sé yo, un día de estos eres capaz de escribir sobre las conversaciones que mantenemos tú y yo.

—Hummmm... no, yo jamás haría esto —le dije muy convencido.

—Ni se te ocurra. Eh? —me insistió con tono, mirada y ademán amenazante.

—Mira cielo... Esto del blog para mí es algo de tipo terapéutico. Me ayuda a tomarme el pulso. Cómo te diría yo?... Si un día me apetece hablar de algo, pues lo hago, y lo único que intento es relacionarlo o tratarlo directamente sobre el punto de vista de los años 70 para no perder el hilo con el que se inició, pero... joder!... es mi blog y tampoco quiero obligarme a nada.

—Terapéutico? —preguntó.

—Eh? —murmuré sin saber siquiera ni si yo le estaba hablando de eso.

—Has dicho que tu blog es algo así como terapéutico. Desde cuándo necesitas tú terapias?

—Mujer... a mi modo... Todos necesitamos algo terapéutico de vez en cuando.

—Bueno... haz lo que quieras. Como bien dices es tu blog, pero me gusta más cuando tratas con humor historias de tu infancia, o cuando comentas algo sobre juguetes de aquellos que había en nuestra época.

—Ya...

—Que por cierto... Para qué pusiste la encuesta en el blog? No ves que lo que la gente más está pidiendo son juguetes setenteros? Por qué no haces más entradas dedicadas a ellos?

—Bueno, pues...

—Y el palomitón Payá? —me interrumpió—. Me dijiste que estabas preparando una entrada sobre mi palomitón Payá, pero de eso... anda que no hace meses.

—Estoy en ello, de veras... estoy en ello, pero por lo de la encuesta... pues no sé... la puse por ver qué tal, pero... eso no significa que deba de atarme de pies y manos.

—Ya... tu y esa manía de hacer siempre lo que te da la gana. Que ya me gusta... te hace especial, pero que sepas... quiero que la próxima entrada sea de algún juguete setentero; y ya no sólo porque éso es lo que voté yo en la encuesta, si no porque es lo que pide la mayoría —me dijo con una de esas rotundidades inapelables. Ya saben, de esas... que apetece desobedecer.

—Bueno, bueno... pues no se hable más. En la próxima entrada ya pondré uno de esos jodidos juguetes y así, tanto tú como los que han votado en la encuesta... estaréis contentos. Vale?

—Pues claro hombre, si total... no te cuesta nada.

Mi mujer se levantó de la silla frente al ordenador tras pedirme que me pusiese cómodo para la cena. Antes de salir de la habitación se detuvo junto a la puerta y se giró contemplando cómo yo estaba allí, con el mirar perdido.

—Que conste que también me gusta que te pongas... “trascendental”, pero creo que en el blog... pues no toca —me aclaró por si no me había enterado y prosiguió su marcha en dirección a la cocina.

—Vale... lo tendré en cuenta —contesté.

—Ah!... y ni si te ocurra hablar nunca de mí en tu blog. Que te veo venir.

—Tranquila cariño... yo ya sé cómo eres tú para tus cosas y eso... no se me ocurriría en la vida.

Así que como pueden comprobar, esta no es más que la entrada referente a un juguete setentero. El Fort Grande. Un fuerte que no era de la casa Comansi, un fuerte de los baratitos, pero fabricado de buena madera y que forma parte de mi colección particular.

En caso de que alguien desee saber más sobre él, no tiene más que clicar este enlace y conocerá mi historia con el Fort Grande, un juguete setentero de esos que les gusta... a la mayoría.

También les dejo con it's Raining Men, un tema que compusieron en 1979 Paul Jabara y Paul Shaffer. La versión del video es la que popularizaron en 1982 las Weather Girls.

Que a veces me pregunto... Cómo es posible que a un chica a la que le llovían los hombres por todas partes y a la que le sobraban pretendientes... fuese a escogerme a mi?

Será porque siempre le hago caso... o no.


sábado, 29 de mayo de 2010

I Love You Baby

En el mundo del cine, el ir y venir de los personajes a través de diversas situaciones, ya sean planeadas o fortuitas, caprichosas o fundadas, transcurren siempre con música de fondo. Es a lo que las productoras le llaman “La banda sonora del Film”, más conocida internacionalmente como el “Soundtrack”.

Yo soy de la opinión de que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestro propio Soundtrack de lo que va siendo la película de nuestra vida; de los momentos vividos y de todo tipo de situaciones: amores, desamores, encuentros, desencuentros, engaños, perdones, éxitos, fracasos... Con el paso de los años y a medida que vamos escuchando viejas canciones los recuerdos se agolpan en nuestra mente, y esas melodías nos transportan a momentos vividos como si poseyesen el poder de una llave que abriese determinadas puertas en el tiempo.

Como en toda buena película, existe lo que se llama la música incidental, que es la que sirve de apoyo a las diferentes acciones y situaciones que se suceden a lo largo de la historia, pero la más importante de ellas es la música principal, que es la que acompaña a los créditos de la película, así como al trailer promocional y que termina convirtiéndose en el Hit de éxito, en el caso de que la película sea de éxito... claro está.

Pues no sé si a ustedes les sucede o no, no sé si conocen o ignoran cual de todas las músicas que les han acompañado por diversos momentos es, de entre todas, la música principal. No me refiero a esa música que bailaron en la tanda de “lentas” en las fiestas del pueblo o en la discoteca de barrio abrazando a la persona que les proporcionó el primer amor, tampoco me refiero a la que sonó aquella vez en la que compartieron en pareja... o en trío (que a veces ya pasa) el primer baño de espuma. Tampoco a esa que escucharon de manera tortuosa, una y otra vez, mientras se hundían en su propia auto conmiseración tras ése primer desengaño amoroso, no... Me refiero a una música más genérica que probablemente no puedan relacionar con ningún recuerdo en concreto, pero que se trata de una melodía que, por lo que sea, siempre ha estado allí. Que ha sonado a la vez que otras que han marcado momentos, o que ha sonado en esos momentos en los que uno hace balance y contemplación de cómo van transcurriendo las cosas.

En mi caso ésa melodía existe, y se trata de la ultra-mega-versionadísima “Can’t Take My Eyes off of You” escrita por Bob Crewe y Bob Gaudio en 1967 y que con un rotundo éxito internacional interpretó Frankie Valli con el grupo The Four Seasons. No tengo el dato exacto, pero no me extrañaría que se tratase del tema musical que más Covers haya tenido a lo largo de la historia, que ha conseguido mayores números uno en diferentes listas de éxitos internacionales, y que ha sido interpretada por artistas como: Frank Sinatra, Matt Monro, Andy Williams, Gloria Gaynor, Shirley Bassey, The Temptations, The Killers, Diana Ross & the Supremes, Barry Manilow, Pet Shop Boys, Lauryn Hill, etc, etc. También ha formado parte de algunas bandas sonoras de películas que se han convertido en clásicos; quizá la que más recuerdo ahora es “El Cazador” (1978), dirigida por Michael Cimino y magistralmente interpretada por: Robert de Niro, Christopher Walken, John Cazale y Meryl Streep.

Creo que sin duda... sería esta la música principal de mi banda sonora, aunque otras melodías incidentales hayan sido las encargadas de marcar los momentos más importantes, pero “Can’t Take My Eyes off of You” ha sido, y no me importa que lo siga siendo, el Soundtrack principal que inevitablemente... me sigue a todas partes.

60's - Frankie Valli



70's - Diana Ross & The Supremes & The Temptations



80's - Boys Town Gang



90's - Lauryn Hill



Y esta versión en una comedia romántica adolescente de las últimas que se dejaron caer por las pantallas a principios de esta década



Y... que siga sonando ;-)

martes, 25 de mayo de 2010

Without You

La vida suele ser ajena a sus propios pasos, a su propia huella. Se limita a ir hacia adelante y a avanzar a pesar de todo cuanto vaya dejando por el camino. Ella, la vida... continuará incluso en ese momento en el que nosotros debamos desmontar de su grupa y andar solos por ese trayecto del que nadie ha regresado aún para contarnos qué tal le ha ido.

Decía en mi entrada anterior que la vida es caprichosa, así que si ella lo es... nada malo hay en que lo seamos también nosotros, es más... estamos obligados a serlo aunque simplemente sea por eso de que total... estamos tan solo de paso.

No nos quedemos con esa sensación de “no poder vivir” si alguien no está. No nos quedemos sin nada por hacer o sin nadie a quien querer, ya que eso... es lo más parecido a morir un poco cada día.

I can't live if living is without you”, o más fácil aún... “Without you”, fue un tema que el grupo británico Badfinger incluyó en su álbum “No Dice” editado en 1970, pero que no se convertiría en un éxito internacional hasta una nueva versión interpretada por Harry Nilsson en 1971.



viernes, 14 de mayo de 2010

Las Grecas

Carmela y Tina formaron en 1973 uno de los grupos más “frikimente” exitosos de los 70’s. Su estilo era el conocido como “Flamenco Rock” al que podríamos añarirle también un cierto aire de killo lolailo; es decir: “Flamenco Rock Killo Lolailo”, pero que al parecer, la cosa quedó en un pretendido intento comercial de llamarle “Gipsy Rock”.

El tema está en que ambas hermanas de etnia gitana crearon ése nuevo estilo que en un principio fue apadrinado, ni más ni menos (ojo al dato), por el propio Camarón de la Isla. Flipa neng!.

Uno de sus indiscutibles temas estrella fue el que llevaba por título “Te estoy amando locamente” y del que pueden... disfrutar (¿) al final de esta entrada. Allá cada cual con lo que sus oídos y su buen gusto esté dispuesto a consumir. A mí, para mi sublimación personal, se me dan más otros estilos, pero no hay que negar que Las Grecas, para bien o para mal... son setenteras hasta la médula y bien merecen un espacio en este kiosko, así que... consuman, consuman, que mientras que Teddy Bautista y su banda de gánsters no aparezcan por aquí y me chapen el blog... esto es gratis.

Los recuerdos que tengo yo de este par de dos se remontan a mediados de los 70’s, época de máximo apogeo del dúo. Por una parte recuerdo algún paseo por el barrio chino barcelonés en el que pude ver a un grupito de chonis bailando flamenco en plena calle y dando palmas mientras que del transistor salían las melodías de Las Grecas. Por otra parte, me viene a la mente también alguna mañana de playa en la que desde alguna toalla lejana un come-discos ofendía a mis oídos con la canción de éxito del dúo y me impedía disfrutar del sonido del mar. Imagino que desde entonces viene mi afición a ir por la playa en las noches de luna llena, pero es que de ése modo, me ahorro tener que pelear por un espacio cercano a la orilla, los pelotazos de los chulos de pantano que juegan a palas, o al perrito de las narices que te salta por encima de la toalla y te pringa de arena. Vale... no me pongo moreno... Y?

El pre-final de Las Grecas tiene su guasa; en principio el grupo se separó en 1979, pero sobre el 83 protagonizaron un hecho digno de estrellas del más genuino Rock&Roll. A Tina le diagnosticaron una enfermedad mental, y mientras charlaba tranquilamente con su hermana en la cocina de casa le entró un momento de crisis.

—Tronca... que yo me pillo el buga y me najo pa la kely —le dijo.

—Ah si?... Pues yo pa la piltra a planchar la flapa —respondió Carmela.

Al parecer, a Tina, eso de que su hermana planchase la flapa le pareció una frivolidad en comparación a sus magníficos planes de ligar el buga, así que agarró del cajón de los cubiertos un cuchillo de cocina y se lo clavó en el hombro.

Los maderos la trincaron por banda y le dijeron: “Que te najas pa la kely? Y una mierda!... Tu te vienes con nosotros pa Yeserías a pasar una temporada en el trullo”. Y allí la tuvieron a pan y agua una buena temporada hasta que la ingresaron en varios centros psiquiátricos de los cuales se escapó en no pocas ocasiones.

La primogénita de Tina, con el tiempo, formó nuevo dúo con su tía Carmela. Sacaron al mercado discográfico algunos intentos de éxito, pero con una nula repercusión incluso reeditando los anteriores Hits del dúo inicial.

Así pues, y con el debido respeto, escuchemos a Las Grecas... o echemos a correr.

Pese a todo, agradezco enormemente a Pepo que me sugiriese escribir algo en el blog sobre este dúo. Imagino que Pepo no fue un fan de las sisters, pero tal y como él me apuntó en el mail que me mandó... setenteras son, y marcaron época.

Nice Weekend... troncos.

lunes, 10 de mayo de 2010

Gusanos de seda (Remembering)

En los 70’s la gran mayoría de niños y niñas tuvimos gusanos de seda como animales de compañía, ya que; ocupaban menos espacio que un perro, necesitaban muchos menos cuidados, y no resultaba especialmente necesario sacarlos a pasear. Claro que también había quien tenía perros, pero eso ya era más un lujo que otra cosa para los que vivíamos en barrios humildes tales como el Dry Village en los que no estaba el horno para bollos.

Los gusanos de seda siempre fueron bienvenidos por aquellos niños que les pedíamos una mascota a nuestros padres. Quizá si que nos esperábamos algo más que gusanos, pero cuando nuestras madres nos explicaban todo el ciclo biológico del que íbamos a ser testigos con el paso de los días... no dábamos crédito y nos quedábamos extasiados y boquiabiertos contemplando a esos pequeños gusanos que, después de hacer un poco el capullo, se iban a terminar convirtiendo en mariposas.

También es verdad que los animalitos en sí... no daban mucho juego; no se les podía lanzar una pelota y esperar a que fuesen a por ella, impensable la idea de bañarse con ellos a la orilla del mar, o la de compartir nuestro rincón en el sofá y ver juntos los dibujos animados. Nada... los gusanos de seda no servían absolutamente para nada de eso. Su única actividad era la de comer y comer hojas de morera y pasar de nosotros como quien oye llover. Por más que nuestras cabezas se asomasen una y otra vez a la caja de zapatos que les servía de hogar ellos mantenían siempre esa actitud de no alterarse por nada.

Cuando uno se hace mayor llega un momento en el que ni piensa en los gusanos de seda; es más... incluso sí nos lo planteamos alguna vez, somos capaces de llegar a la conclusión de que quizá se extinguieron como les pasó a los dinosaurios, pero no... tarde o temprano llega ése día en el que los pequeños de la casa nos recuerdan que los gusanos de seda aún existen y que ellos quieren tener su propia familia de larvas lepidópteras del mismo modo que las tuvimos nosotros 40 años atrás.

Y así es que ahora, en mi casa, han entrado los gusanos de seda para compartir espacio con los jerbos y con un grupúsculo de homínidos que conviviremos en el mismo hábitat y en el que cada uno de nosotros lucharemos por nuestra propia supervivencia.

Reconozco que como a todo buen nostálgico setentero, en cuanto oí hablar de la posibilidad de que una colonia de gusanos de seda entrase en casa, no pude por menos que aceptar e incluso pedirme una pequeña colonia para mí y llevarla conmigo a mi estudio. Quieran que no mi trabajo pide largas horas de soledad, así que, a veces, la compañía es bienvenida, y si se trata de seres silenciosos y autosuficientes... mejor que mejor.

Mi colonia está compuesta por siete ejemplares a los que de modo genérico denominaré “Los siete magníficos”. Individualmente no les pondré nombre ya que eso me haría dudar de mi salud mental, que bueno... afortunadamente no estoy lo suficientemente cuerdo como para tomarme la vida en serio, pero... ponerles nombres a los gusanos sería el primer paso para una buena estancia en el frenopático.

No obstante... (y es que quizá en el frenopático ya hay una habitación esperándome) no he podido resistirme a la tentación de concederle a Benjamín, un interés más allá que el que les concederé al resto de gusanos. Y es que Benjamín es con diferencia el más pequeño de los siete. Se trata de un gusanito que me ha despertado una especial ternura debido a que, además de pequeñajo, está algo falto de salud. No parece que mantenga una actividad como la que mantienen el resto de los suyos, además está un poco dejado de la mano de Dios, y es que la verdad... estos gusanos van cada uno a la suya y no parecen demasiado dispuestos a tenderle una mano (quizá porque carecen de ellas), así que no cabe esperar ningún acto solidario del resto hacia el pequeño Benjamín. Velaré personalmente por su seguridad y por su bienestar, y prometo hacer de Benjamín... un gusano de provecho.

Seguiré informándoles del progreso de Benjamín y del resto de los gusanos que forman mi pequeña colonia “Los siete magníficos”. Les ilustraré algunas entradas en este blog con algunas fotografías y breves textos en los que puedan, al igual que yo, rememorar ésa época en la que los gusanos de seda formaban parte de nuestras vidas. Unas vidas en las que arrastrándonos por nuestra niñez conseguimos llegar a ser unos auténticos capullos en nuestra adolescencia, para finalmente, de adultos, convertirnos en preciosas mariposas... unas más que otros; claro está.

Como homenaje a mis gusanos, al western y a la música de los 60's y de los 70's, les dejo con el tema principal de la banda sonora de la película “Los Siete Magníficos” compuesta por Elmer Bernstein para ése fabuloso western que se estrenó en 1960.

Existen caballos para gusanos de seda?...

jueves, 6 de mayo de 2010

El diablo bajó a Georgia

Mi abuelo siempre me dijo: “Hay que tener amigos hasta en el infierno, ya que, cuanto menos, te llevarán al lugar del averno en el que se esté más fresquito”.

Una eternidad condenado a las profundas tinieblas es el precio a pagar a cambio de vender el alma al diablo, pero claro... si allí uno ya tiene amigos...

Aún recuerdo la noche en la que Satán apareció ante mí con el fin de contar con mi alma para sus fines perversos. Me hallaba en un cruce de caminos en el estado de Georgia; concretamente entre New Bethel Church Road y Long Bridge. Se trataba de uno de esos excitantes viajes de trabajo a los Estados Unidos y todo funcionaba de maravilla hasta que la ranchera que nos iba a llevar desde South Carolina hasta Tennessee se estropeó, y allí me quedé montando guardia mientras que mis dos compañeros de viaje la emprendieron a pie en busca de ayuda en un tiempo en el que aún no se habían inventado los GPS y en el que no teníamos más remedio que fiarnos de un pequeño mapa local que nos indicaba que a menos de 2 kilómetros en dirección sur por la Long Bridge se hallaba una pequeña granja. Mientras esperaba el regreso de mis colegas salí a fumar un cigarrillo sentado placidamente en el capó de aquella ranchera de alquiler. En el horizonte simplemente se divisaban postes del tendido telefónico al contraluz de una estupenda luna llena. La temperatura era agradable en plena primavera, no refrescaba en absoluto y podía percibir el aroma de los jazmines que a la luz del día teñían de amarillo los verdes campos.

Yo había leído viejas leyendas referentes al delta del Mississippi; leyendas en las que se narraban historias relativas a apariciones del diablo que andaba por allí en busca de las almas de viejos cantantes de Blues a cambio de convertirles en auténticos genios de la guitarra. Cuentan... que Charlie Patton, e incluso el mismísimo Robert Johnson fueron algunos de los “bluesmen” que pactaron con el rey del averno a cambio de su incomparable talento. Descansen en paz sus almas... allí donde quiera que estén.

A pesar de esas ridículas leyendas que en ese momento recordé, ni nos hallábamos especialmente cerca del delta, ni mi intención era la de convertirme en cantante, pero... al igual que yo, al parecer el diablo andaba también un poco despistado; concretamente un par de estados más al este del lugar en el que sus apariciones parecían ser habituales y allí me encontró tirado en aquella cuneta.

Y allí estaba él. Debo decir que no me intimidó en absoluto la presencia de aquel extraño ya que su aspecto era más bien afable, aunque ciertamente había algo pernicioso en su mirada. No obstante, lejos de ser un tipo de color rojo, con cuernos y larga cola terminada en punta de lanza, parecía más bien un vendedor de seguros, cansado, y con el nudo de su corbata ligeramente desabrochado.

—Hace una buena noche. No es cierto? —me preguntó.

—No está mal, pero tampoco tengo demasiada referencia de cómo son por aquí las noches —le respondí.

—Ya claro... no eres de por aquí.


Reconozco que siempre me ha tocado las pelotas eso de que enseguida sepan “que no soy de por aquí”, aunque para que negarlo... mi inglés siempre ha sido terrible y delata a la legua mis orígenes hispanos.

—Y a ti? Qué se te ha perdido en este lugar del mundo? —le tuteé... él empezó, así que nos dimos enseguida confianza.

—Vengo a por tu alma. Perdona si voy al grano y no te introduzco en eso de que soy el diablo y demás, pero es que hoy he tenido un día agotador.

Vamos, que lo único que me faltaba tirado en mitad de una carretera polvorienta... era la presencia de un loco.

—Da igual si no me crees —añadió—. Plantéatelo de la siguiente manera: si soy el diablo y me vendes tu alma, conseguirás lo que quieras. En caso de que no sea más que un chalado que se te aparece en mitad de la noche, tu no ganarás nada, pero tampoco yo conseguiré tu alma. Prueba, y a ver qué pasa.

—Vamos a ver... para invocar tu presencia. No es necesario hacer toda una serie de ritos y de liturgias mágicas? —pregunté.

—Así es en la mayoría de los casos, a excepción de aquellos en los que las almas no tienen aún un destino eterno bien definido y soy yo quien, en persona, voy en su busca. Y ése es tu caso —me aclaró.

—Debo tomarme eso como un halago?

—Puedes tomarlo como quieras. Tu camino en la vida está en ése límite entre el bien y el mal. En un... “cruce de caminos”. Te cuesta conseguir todo eso por lo que luchas, y yo... puedo ponértelo más fácil.

—Pse!... No sé. La verdad es que ya me gusta esto de que me cueste conseguir las cosas. Les da más emoción. No crees?

—Bien... pues hagámoslo de otro modo, te seguirán costando, pero tendrás la garantía de terminar consiguiéndolas.

—Eso no me convence... — le aclaré—. Es como saber el final de una peli... le quita suspense.

—Vamos por partes — el tipo trató de poner orden—. Riquezas. Te interesan las riquezas? Poder colmar todas tus necesidades y que te sobre el dinero a espuertas?

—Sinceramente no —le dije—. No persigo eso. Me basta con tener para viajes y tabaco, y de momento... me llega.

—Fama?


—Buufff... que va, que va! La fama generalmente es demasiado efímera, y en el caso de que sea para siempre te roba intimidad. Prefiero un éxito moderado a una fama descontrolada.

—Pues bien... éxito... todo el que quieras –insistió.

—De veras que no. Ya tengo el que quiero. El necesario para que no me falte mi trabajo y para que se me conceda, de vez en cuando, la posibilidad de hacer un poco lo que me de la gana. Para qué quiero más?

—De acuerdo, de acuerdo, pero... Y mujeres? Qué me dices acerca de eso?

—Verás... ahí hubiésemos podido llegar a hacer negocios tu y yo, pero a estas alturas ya he gozado de una buena época loca, y ahora ando en algo que parece bastante serio. No sé si será la mujer de mi vida, pero se trata de una morenaza altísima que me vuelve loco.

—Maldita sea!... No será la que fue secretaria en esa asquerosa productora en la que trabajabas. Verdad? —preguntó en un estado visiblemente alterado.

—Efectivamente... fue... secretaria —respondí.

Un escalofrío recorrió toda mi espalda hasta helarme el cogote mientras que curiosamente unas gotitas de sudor recorrían mi frente. Aquel tipo que hasta ese momento no se trataba más que de un chalado... empezó a ponerme realmente nervioso al demostrarme que conocía pequeños detalles importantes acerca de mi.

—Joder! —exclamó—. Sabía yo que tenía que haber tomado cuenta de esa tipa antes. Ahora ya es tarde!

Acto seguido le soltó una patada a una pequeña piedra que salió despedida a lo lejos, que se perdió en la oscuridad y que gracias a que se pudo escuchar su impacto contra el suelo... supe que no la mandó al más allá.

Nervioso, y con las manos en los bolsillos de sus pantalones se alejó de mi cabeceando así... como desconcertado. Se detuvo, se giró mirándome con esos ojos en los que desde el primer momento ya advertí algo pernicioso. Su ceño estaba fruncido, sus comisuras en un rictus de desesperación que dejaban entrever sus dientes apretados. Se acercó de nuevo hacia la ranchera a paso acelerado a la vez que sacaba una de sus manos del bolsillo y me daba unas palmadas en la frente.

—Piensa, piensa maldito hijo de puta! —me gritaba clavando su mirada en la mía—. Algo... o alguien habrá que merezca la pena a cambio de tu alma. Total no te pido nada más joder! Una mierda de eternidad a cambio de algunos años de tu vida en la absoluta plenitud. A qué coño esperas?

—Bueno... en realidad... hay... —dudé, titubeé...

Con sus manos agarró mis hombros y me zarandeó como si me felicitase por acabar de ganar alguna especie de premio o algo parecido.


—Lo ves?... Lo ves? No era tan difícil. Es lo que quieres? Se trata de eso. Verdad? —me decía mientras seguía con sus zarandeos. De no tener ya la certeza de que se trataba de Satanás en persona... de buena gana le hubiese dado una hostia. Con lo que me jode que me zarandeen!

Como pude recuperé la cómoda postura sobre el capó de la ranchera a la vez que estreché su mano. El tipo se alejó nuevamente enfundándola en su bolsillo, pero esta vez, su paso era triunfante y vigoroso.

—Espera! —le grité—. Cómo sabré yo cuándo...

Sin detenerse me miró de medio lado —Cuándo será el momento en el que lo consigas?— una sonrisa llenaba su cara.

—... Si, exactamente... eso...

—Lo sabrás hijo... cuando llegue el momento... lo sabrás.

Rió a carcajadas y prosiguió su camino mirando de frente hacia el oscuro horizonte. De nuevo sacó una de sus manos del bolsillo para despedirse de mi dándome la espalda y desapareció ante mis ojos.

Nunca más he vuelto a ver al maligno; parece ser que ya tendremos toda una eternidad para conocernos mejor.

Y ustedes?... Qué esperaban de esta historia? No hubiesen hecho lo mismo? Vamos, vamos, piensen! No hay nada... o nadie que merezca la pena a cambio de sus almas? Total el final no es para nada trágico: él se salió con la suya... y yo con la mía.

Además, el infierno no puede ser tan malo. Han pensado lo aburrido que debe ser... el cielo?

En 1979, The Charlie Daniels Band le dió al mundo el tema titulado “The Devil Went Down to Georgia” demostrando que Satán no era la primera vez que se dejaba ver por aquel cruce de caminos y que lo mío con él no fue por casualidad o despiste. La diferencia está en que Johnny, el protagonista de la canción, no sucumbió a las tentaciones del rey del mal y posiblemente ahora... lo esté lamentando.

Les dejo ahí esta estupenda muestra setentera de Country Ranchero bien conocida por todos los amantes del género, y que para aquellos que no lo sean... ya va siendo hora de que la escuchen, al menos una vez. Así que sucumban ante la tentación.

Obviamente, y como no podía ser menos, esta entrada está dedicada a JuanRa Diablo. Un Satanás que tiene de malo... lo que yo de bueno ;-)

Mi alma ya está condenada hermano, así que no sé a qué viene ahora ése olor a azufre (carcajadas).


viernes, 16 de abril de 2010

El soldadito

Ayer por la tarde llegué a mi casa bastante cansado (imagino que son consecuencias de la jodida astenia primaveral) y con dos nuevos miembros para la familia; un par de jerbos que mi hija Júlia de siete años acogerá bajo su protección y tutela. Si existe algún Dios para los jerbos... que por favor les proteja.

El caso es que después de cenar revisé mi correo electrónico y entré en mi blog (este blog) para ver qué tal andaba la cosa y si reunía el ánimo necesario para escribir una entrada... no hubieron huevos (imagino que son consecuencias de esta jodida astenia primaveral). Llamó mi atención un comentario que Pepo Paz Saz dejó en mi última entrada. Se trataba de una sugerencia para un próximo post en el que comentase algo acerca de un tema musical que fue uno de los grandes éxitos del año 1971, titulado “el soldadito” e interpretado por una formación de ocho miembros que se dieron a conocer con el nombre de La compañía.

La verdad es que estas sugerencias por parte de algunos de los que deambuláis de vez en cuando por este blog siempre son muy bienvenidas, y más aún cuando uno está escaso de inspiración (imagino que son consecuencias de esta jodida astenia primaveral).

Lo cierto es que me hizo mucha ilusión reencontrarme con este tema que tenía absolutamente olvidado. De inmediato vinieron a mi mente recuerdos de una prima de mi prima segunda Montse; o lo que viene a ser una prima tercera, pero indirecta, ya que no hay consanguinidad alguna entre ella y yo. Dicha prima, llamada Cristina, nos interpretó A-ccappela el tema que es motivo de esta entrada en la que recuerdo fue una cena de San Estaban siguiente al día de Navidad del año 1972. El resto de primos y primas escuchábamos con atención como Cristina cantaba en lo que era una rotación “artística”. Después de ella, otro primo/a interpretaría un nuevo tema y así sucesivamente hasta que todos y cada uno de nosotros hubiésemos demostrado nuestra valía como futuras promesas del mundo de la canción. Al finalizar la rotación la idea... era reiniciarla de nuevo e interpretando cada uno de nosotros nuevos temas. Cristina -imagino que se sabría alguna más-, pero de nuevo... nos interpretó el soldadito.

En su primera actuación en ese improvisado festival, todos los primos y primas escuchamos atentamente como cantaba Cristina. En la segunda, sobretodo los primos... nos embelesamos contemplando su hermosos ojos azules.

Gracias Pepo ;-)

Espero pasen todos un agradable fin de semana, y si no es así, no se preocupen. Seguro que será ... consecuencia de esta jodida astenia primaveral.

Para los del Facebook, aquí va el enlace al video.

viernes, 9 de abril de 2010

Esa locura llamada amor

Rara vez han sido un problema para mi las "mariposillas" en el estómago. Llámenme poco romántico si quieren, pero que tenga conciencia, sólo me he enamorado un par de veces en mi vida (creo que si hubiesen sido más... lo sabría. No? :-) También es verdad que a todas las que han sido mis novias las he querido mucho, no se vayan a pensar..., pero enamorarme, lo que se dice enamorarme... siempre ha sido una historia que me ha resultado difícil, quizá por el hecho de que tengo cierta tendencia a racionalizar las cosas.

No niego que enamorarse puede que esté muy bien -no voy a ser yo quien tire por tierra eso, y menos ahora... en primavera- ver a la otra persona como a alguien perfecto, considerarla como un ser único e irrepetible, idealizarla, no poder imaginarse el mundo sin ella, etc... Si, para que negarlo, aunque su duración puede que sea la misma, siempre es mejor eso que pasar una gripe.

Otra cosa distinta, y que sin duda prefiero... es amar. Conocer las virtudes y los defectos de la otra persona, pero a pesar de ello... manifestarle una infinita ternura, un intenso cariño, una complicidad extrema y por encima de todo... esa sencilla necesidad de hacer a esa persona feliz.

Toda esta tontería que acabo de contarles viene a cuento de una canción de Queen por la que siempre he sentido una predilección especial, y que se titula "Crazy Little Thing Called Love", uno de los grandes temas de finales de los setenta que se puede encontrar en el LP que lleva por nombre "The Game" editado en 1979.

Un Freddie Mercury colosal en la interpretación de este temazo incluido en un disco que fue de los más exitosos de la banda.

Ahí les dejo el vídeo para este Weekend. Y no lo olviden... a ser posible, y pese al polen, las abejitas y todo eso... no se enamoren... ámense.

jueves, 25 de marzo de 2010

Thank Got I'm A Country Boy

Siempre me identifiqué con este tema que John Denver grabó en 1974, y más ahora que ya está aquí la primavera y que allá... a lo lejos de la gran ciudad todo empieza a oler a campo.

Y qué quieren? Incluso los más curtidos urbanitas tenemos nuestro corazoncito y nos gusta eso del reverdecer de las praderas, ver brotar las flores y escuchar el trinar de los pájaros.

Además... tal y como “dicen” que están las cosas, no estaría de más plantearse la idea de dedicarse a criar cerdos, darles heno a los caballos, quitar las malas hierbas, sembrar maíz...

Las cosas sencillas empiezan a tener una importancia fundamental en mi vida, y aún y teniendo cantidad de proyectos y muchísimas cosas que hacer, merece la pena dejar por un rato de mirar siempre hacia delante y disfrutar de todo aquello que hace nuestro día a día: una bella esposa, unos hijos sanos, fumar tabaco de liar en el porche de una humilde casa... y tocar el violín.

Dejen que John Denver les envuelva con esta melodía “primaveraniega”, de veras... háganlo... enfúndense un pantalón vaquero, cálcense las botas y no olviden que en el fondo, sea más grande o más pequeño... todos somos de pueblo ;-)

Yipi yai yeiii!!!!!!!!

(Los del "feis" pueden ver el video clicando aquí.)

Créditos imagen: El Kioskero del Antifaz... viendo la vida pasar (Agosto 2009).

lunes, 8 de marzo de 2010

Before the Next Teardrop Falls

La pasada semana, y en mi anterior entrada, me despedía de las lluvias. Parece ser que no tengo futuro alguno como metereólogo ya que las lluvias... de nuevo están aquí, y al parecer, nos esperan temperaturas nuevamente bajas.

De modo que hoy, en España, será un día de la mujer trabajadora pasado por agua y en el que se nos recordará, una vez más, el derecho de toda mujer a la participación en sociedad y en igualdad con el hombre. Algo a lo que parece ser que no terminamos de acostumbrarnos.

Fue en 1974 cuando Freddy Fender grabó el tema que les dejo en esta entrada. Una canción que fue un éxito en las listas de popularidad de la música Country y que con una sencillez extrema, nos narra una bonita historia de amor incondicional.

Mejor que sea el cielo quien llore y nos traiga sus lluvias antes de que, por culpa de algún machito herido, caiga una nueva lágrima del rostro de una mujer.

Basta ya de querer estar siempre por delante. Quizá vaya siendo hora de estar al lado, de dejar espacio, y de compartir camino.

Feliz lunes... lluvioso.

viernes, 26 de febrero de 2010

Llueve

En mi viejo radiocasete Telefunken sonaron mil veces las canciones de Joan manuel serrat.

La señora Ángeles, su madre, se veía a menudo con mi yaya Lola en la peluquería del barrio; cosa normal debido a que Serrat era vecino de la calle Poeta Cabanyes del Poble Sec, justo la de al lado de la calle Salvà en la que nací yo. De modo que era corriente encontrarse habitualmente con ella. Una mujer que jamás -aún y pudiendo hacerlo- presumió de hijo. Imagino que era porque no hacía falta ya que todos en el barrio lo hacíamos por ella, así que para la señora Ángeles, el indiscutible éxito de “el noi del Poble Sec” era algo que llevaba con esa humildad que caracteriza a todos cuantos son verdaderamente grandes.

Aún conservo esas cintas de Serrat que mi madre y yo escuchábamos casi a diario. Nos sabíamos todas sus canciones y no nos perdíamos ninguna de sus apariciones en televisión, e incluso yo, que a pesar de ser un amante de la música, no soy demasiado aficionado a conciertos, acudí en un par de ocasiones a verle actuar en directo.

Tuve la ocasión de estar con él dos veces más, fugaces, pero importantes para mi. La primera vez fue en el estreno de Evita en Barcelona interpretado por Paloma San Basilio, yo tendría unos 17 años y allí una amiga que le conocía bien, me lo presentó diciéndole que yo también era vecino del Poble Sec, como él. La segunda vez fue un encuentro casual en el que estreché su mano y me presentó a Candela, su compañera de viaje.


El caso... y cambiando de tema, es que parece ser que empiezan a dejarnos en paz las tremendas lluvias de estas últimas semanas. Lluvias que han desbordado los embalses, como casi cada año, en un país en el que pronto empezarán a decirnos, como casi cada año, que ahorremos agua para evitar sequías. Increíble paradoja la de una tierra que se ahoga de pronto para morirse de sed un instante después.

En 1969 Joan Manuel Serrat grabó el tema titulado “Una balada de otoño”, y eso me recuerda que hay dos placeres que los hedonistas no debemos perdernos jamás. El primero es, sin duda, escuchar esta canción de Serrat (hay que ver lo que se perdió Epicuro por eso de nacer en la antigua Grecia), y el segundo, aún mejor si cabe, es el de escuchar el sonido de la lluvia desde el calor y la oscuridad de la alcoba.

Para el primero puedo ayudarles... no tienen más que darle al “Play” del video. Para el segundo, deberán esperar a las próximas lluvias, y a ser posible... siéntanse libres para disfrutar del momento en buena compañía.

Feliz fin de semana.


lunes, 22 de febrero de 2010

Un año hace

Hoy es el quincuagésimo tercer día del año en el Calendario Gregoriano; es decir: 22 de Febrero.

Un día normal y corriente, uno más, salvo que es lunes y ya se sabe... para muchos los lunes son esos días fatídicos en los que no apetece arrancar después del fin de semana. Ya lo decían los Boomtown Rats en el tema que fue número 1 en Inglaterra en 1979 titulado “(Tell me way) I Don’t Like Mondays”. Eran finales de los 70’s y en la estética ya se empezaban a notar importantes cambios, sobretodo en los cantantes Pop que siempre han andado por ahí marcando tendencias. Las patillas jamoneras empezaban a dar paso a las melenas crepadas, las camisas ajustadas se sustituían por blusones amplios, las chaquetas apretadas se rellenaban de poderosas hombreras, y los pantalones de campana nos decían definitivamente adiós para cederles el paso a las mallas unisex. Creo que en los 80’s, la estética fue la clara muestra de que la humanidad estábamos pagando por algún pecado cometido en alguna otra vida anterior.

Sea como sea, este Kiosco-Blog seguirá relatando anécdotas y curiosidades de los 70’s, continuará mostrando juguetes, baratijas kiosqueras, música y demás casos y cosas acontecidos durante esa época que para muchos supuso ése fugaz período de tiempo transcurrido entre nuestra niñez, y nuestra adolescencia; sin duda, y pese a todo, una buena época.

Sólo que hoy, en este quincuagésimo tercer día del año en el Calendario Gregoriano; es decir: 22 de Febrero, este Kiosco-Blog cumple su primer año de existencia.

La intención primigenia de este blog y de esta aventura online, no fue otra que la de mostrar mi colección de recuerdos; los que conservo, así como los que he ido adquiriendo en subastas y compra directa a coleccionistas, pero... mira tu por donde que también suscitó en su día la curiosidad de mi hijo de 13 años, y nos ha servido a ambos para charlar largo y tendido sobre esos tiempos. Él se ha interesado por el pasado de su padre, y a su vez por el de una época que nos afectó a todos en mayor o menor medida. Mi hijo no deja de sorprenderse por esa ausencia de libertad en la que se vivía entonces, por las cosas que sucedían, e incluso por el miedo que en no pocas ocasiones se tenía al hablar de política cuando se miraba en contra del gobierno y se contaba con recursos económicos extremadamente limitados.

Le agradezco pues a él, a mi hijo, la atención que le presta a este blog y a las historias que hay en él. Del mismo modo, agradezco a todos vosotros que a lo largo de este año os hayáis dejado caer por aquí con vuestras visitas, comentarios, recuerdos...

Así pues, seguiremos en la brecha... a pesar de los lunes.

Se quedan también con nosotros los Boomtown Rats en un directo que interpretaron en 1981. Ahí queda eso.



viernes, 29 de enero de 2010

Gwendolyne

Quizá es consecuencia del frío, pero me apetece más que nunca recordar esos días de verano en la piscina y acercar algo de aquel calorcillo al cuerpo aunque sólo sea a través de esos recuerdos y de esas inolvidables mañanas en las que mi madre, mi yaya Lola y yo, subíamos por el Poble Sec cruzando la montaña de Montjuic hasta llegar a las piscinas de Picornell, donde nos remojábamos y nos tostábamos al sol hasta que se acercaba la hora de comer y tocaba regresar a casa.

Muchos son los recuerdos de aquellos días: mi piragua hinchable de color verde, el bocadillo de queso del almuerzo, la Mirinda que ayudaba a tragar cuando el pan, después de masticar y masticar "se nos hacía bola", mi toalla en la que había dibujado un delfín, etc.

Los recuerdos tienen diversas categorías, y no me refiero al caso de recuerdos mejores o peores, me refiero a categorías según su propia naturaleza; es decir: hay recuerdos visuales, gustativos, los olfativos que son especialmente importantes, etc. En mi caso, esos días de piscina me traen recuerdos auditivos de una especial banda sonora formada por el ruido del chapoteo en el agua, el griterío de los niños y niñas bañándose o correteando por las instalaciones, el murmullo de las conversaciones de los adultos, y todo eso... mezclado con el Gwendolyne de Julio Iglesias.

Un cóctel que debió ser perfecto ya que a día de hoy, sigue resultándome imposible escuchar esa canción y no asociarla a esos momentos. Es más... cuando la oigo por algún lugar siempre digo lo mismo: "Mira... la música de la piscina", y tanto a mi mujer como a mis hijos les cuento una y mil veces esta historia.

Es obvio que en las piscinas de Picornell no sólo sonaba esa canción como si se tratase de un bucle infinito, sin duda que los responsables del lugar tenían a bien ponernos a los asistentes un variadísimo repertorio compuesto por temas de algunos de los artistas más populares de la época: Camilo Sexto, Cecilia, Pablo Abraira, Nino Bravo, y un largo e interminable acompañamiento melódico que sonaba con esa particularidad tan característica que sólo es capaz de tener el hilo musical; y es que está ahí, pero apenas se nota, no obstante, si no está... se echa de menos. Como decía: muchos eran los artistas y canciones que se dejaban oír a lo largo de la mañana, pero Julio Iglesias y Gwendolyne -ignoro por qué razón- combinaban de un modo perfecto con el barullo y lo convertían todo en un sonido agradable que quedó grabado en mi mente como si se tratase de un vinilo jamás editado por ninguna discográfica; un incunable... por desgracia.

Puedo entender, que como cantante, Julio Iglesias no le guste a todo el mundo ya que personalmente no soy uno de sus incondicionales fans. Lo que no comprendo es a esa gente a quienes no les cae bien. Yo creo que un tipo capaz de irrumpir con sus canciones en una mañana de piscina y no molestar... debería caerle bien a todo el mundo.

Les dejo con la Gwendolyne de Julio y en la versión que nos interpreto del tema en el Festival de Eurovisión de 1970 obteniendo un cuarto puesto. El griterío de críos lanzándose en bomba al agua, el ruido del chapoteo y el murmullo de las conversaciones de adultos, deberán ponerlo ustedes mismos extrayéndolo de su propia imaginación.

Feliz fin de semana.

Créditos de las imágenes: 1) el Kioskero del Antifaz en la piscina. 2) Portada del sencillo de Julio Iglesias "Gwendoline" editado por Columbia.

lunes, 25 de enero de 2010

Woodstock 1969


La granja Bethel en Sullivan County, en el estado de New York, fue el terreno que acogió "El Festival de Música y Arte de Woodstock", sin duda el festival de música Rock más famoso de la historia.

300 acres de terreno en el parque industrial de Mills que contaban con un buen acceso a menos de una milla de la ruta 17, la cual desembocaba en la autopista estatal de New York, y que poseía los servicios básicos de agua y electricidad. Ahí se empezó a preparar el terreno para dar lugar al festival de música que se celebraría durante los días 15, 16 y 17 de agosto de 1969 y que acogería a un promedio de 50.000 visitantes a quienes se les cobraría el precio de 6 Dólares por entrada y día. No obstante, sus organizadores andaban buscando un nuevo emplazamiento para el Show debido a que la población local, temiéndose una invasión de Hippies drogadictos, empezaron a mostrar una insistente oposición al evento.

Publicaciones como el "Village Voice" o la revista "Rolling Stone" promocionaban el que sería el Woodstock Festival desde abril del mismo año y bajo el eslogan de "Tres días de paz y música". La idea no era la de construir grandes escenarios, poderosas instalaciones, ni la de vender boletos. La idea fue siempre la de crear un estado mental, un hecho que ejemplificara a aquella generación cansada de la retórica vacía de los políticos, de la Guerra de Vietnam, del racismo, y de una iglésia que prohibía y se entrometía en el entorno político y social.


Allan Markoff fue el encargado de diseñar un sistema de sonido para 50.000 o más personas. Una auténtica locura teniendo en cuenta que jamás se había hecho un concierto para 50.000 asistentes; además... en caso de lograrlo, los amplificadores que se situasen en Woodstock podrían llegar a destrozar los oidos de quienes se hallasen a menos de 10 pies de distancia.

El resultado fue que durante esos 3 días y sus interminables noches de sexo, drogas y Rock & Roll, acudieron al festival cerca de 500.000 personas, más unas 250.000 que no pudieron llegar a tener acceso a las instalaciones.

Artistas de la talla de: Richie Heavens, Joan Baez, Jimi Hendrix, The Who, Santana, Janis Joplin, Creedence Clearwater Revival, Jefferson Airplane, un jovencísimo Joe Cocker, entre otros, se subieron al esceneario para interpretar unos 258 temas legendarios; algunos que ya eran grandes éxitos, y otros que lo fueron a consecuencia del festival.

Bob Dylan fue el gran ausente al acontecimiento debido a que uno de sus hijos se encontraba hospitalizado. No obstante fue esperado por todos los asistentes hasta el último momento.


Richie Heavens abría el festival a las 5:00 horas de la tarde con el tema "High Flyin' Bird". Jimi Hendrix lució su mítica Fender Stratocaster en color blanco y que tocaba incluso con la lengua, e interpretó en un solo de guitarra el himno estadounidense, demostrando que a pesar de mostrarse contrarios a la política militar de su país, seguían siendo Norteamericanos. Bajo la lluvia de ese caluroso agosto, Ravi Sankar interpretó cinco temas con su mágico sitar. The Who iniciaron una maratón nocturna que empezó a las 3 de la madrugada del día 16 en la que llegaron a interpretar 24 de sus temas. Les siguieron, alrededor de las 8:00 h de la mañana Jefferson Airplane en un concierto considerado como uno de los momentos más memorables de la historia del Rock. Jimi Hendrix cerraba el festival tras la interpretación de 18 de sus temas, con el titulado "Hey Joe".

En la cumbre del éxito y un año más tarde del Woodstock Festival, ya en 1970. Janis Joplin y Jimi Hendrix morían por sobredosis de heroina.

Les dejo el video de un Joe Cocker de 25 años interpretando una de las más conocidas versiones de una canción de The Beatles durante el mencionado festival, y que le sirvió para empezar a asomarse al éxito con "éxito", ya que a día de hoy sigue siendo un excepcional rockero convencido de que no es necesario llegar a morirse con mierda en las venas para ser leyenda.

sábado, 16 de enero de 2010

Trastos viejos

Antonio era un hombre de izquierdas en un tiempo en el que ser de izquierdas tenía un sentido; cuanto menos, el sentido de plantarle cara a un gobierno autoritario respaldado por la extrema derecha, el ejército y la iglesia. Se trataba de un hombre sencillo que trabajaba en una fábrica y que daba la cara por el resto de sus compañeros de trabajo, aunque ellos, nunca dieron la cara por él, ni cuando le despidieron por conflictivo y por defender unos derechos que por aquel tiempo parecían ser inconcebibles.

Mi padre iba una vez por semana al bar de la esquina entre las calles Salvà y Magallanes, allí compraba su paquete de Rex y charlaba con Antonio, que tras quedarse sin empleo, pasaba largas horas semitumbado en la barra y con bastantes copas de más. Nunca fueron amigos del alma, pero hasta que comenzó su declive personal, había sido un buen vecino, y mi padre, sentía cierto afecto por él.

Antonio le contaba cómo le había dejado su mujer y le había arrebatado a sus hijos tras perder su casa, que literalmente... se la había bebido.

—Santi... tómate un vino conmigo —le decía Antonio a mi padre.

No Antonio, sabes que no bebo.

Bueno... pues invítame a un trago —insistía Antonio.


Lo siento, pero no voy a contribuir en eso que andas metido de convertir tu hígado en paté le respondía mi padre una y mil veces cada vez que Antonio intentaba financiarse una de sus borracheras.

Yo estuve presente en una de esas ocasiones en las que muy respetuosamente, mi padre trataba de librarse de él, y quizá precisamente por eso, porque yo estaba allí, Antonio puso todo su empeño y echó toda la carne en el asador tratando de tocar alguna fibra sensible.

Santi... mira a tu hijo, está contigo. Tú eres un hombre feliz que lo tiene todo en la vida, pero... Y yo? Qué hay de mi? A caso no sabes los problemas que yo tengo? Anda, por tu hijo... invítame a un vino.

Mi padre siempre fue, y sigue siendo, un hombre de pocas palabras. Le encanta discutir con personas a las que quiere y con las que se siente a gusto, pero por regla general prefiere observar y guardarse sus opiniones. Aquella tarde-noche en la que mi padre, conmigo de la mano, entró en el bar a por su paquete de Rex y se sintió abordado una vez más por Antonio... ya no pudo callar.

Tus problemas? Todos tenemos problemas le dijo.

Ah si? —Antonio ofendido y con un tono claramente agresivo replicó—. Te ha dejado a ti tu mujer? Has perdido tu empleo? Y tu casa? A caso has perdido tu casa? Sabes el tiempo que hace que no veo a mis hijos porque la zorra de mi mujer hace lo imposible para que no pueda verlos? Crees saber mucho de problemas verdad? Yo puedo hablarte de lo que es eso, así que si no vas a invitarme a un trago... no me vengas diciendo que todos tenemos problemas!!

Mi padre respiró hondo mientras abría su paquete de Rex, le pidió una tónica al señor Fernando, el camarero, y sin perder la calma se encendió un cigarro.

Mira... tienes 36 años, eres un tipo joven que ha perdido su trabajo, su mujer y su casa, pero eso no han sido más que circunstancias provocadas por el que realmente es tú único problema, y es que bebes.

Recuerdo que a mis 8 años me impactó el modo en el que Antonio, un tipo alto y fuerte, con una poblada barba, miraba atentamente a mi padre con los ojos vidriosos y me dejaba ver qué era eso de estar al límite. Imagino que por aquel entonces quizá no tuve mucha conciencia de ello, pero seguro que por mi cabeza pasó algún pensamiento en torno de que a nadie por quien yo pudiese sentir afecto, me gustaría verle así.

Antonio intentó hablar, pero mi padre le interrumpió.

Verás... aún tienes salud para encontrar un buen trabajo, y con tu aspecto no debería resultarte difícil conocer a una buena mujer o recuperar a la tuya; todo depende de lo que te cuides a partir de ahora y de que te cures de una vez. En cuanto a tus hijos... has sido tú quien les has dejado a ellos ya que en lugar de tratar de recuperarlos, te pasas el día metido aquí consumiendo alcohol. Desengáñate... queda muy bien llorar por todas y cuantas cosas desagradables te han sucedido en la vida, pero te repito que tu único problema es que bebes, te lo bebes todo.


Mi padre recordó que Antonio tenía un viejo almacén dos manzanas más abajo de la que fue su casa, un almacén lleno de trastos viejos que habían pertenecido a su abuelo, un viejo anticuario que tenía una pequeña tienda en el casco antiguo de Barcelona.

Por cierto... —le preguntó mi padre—. Aún tienes ese almacén?

Si, lo tengo. Allí es donde vivo ahora. Duermo sobre un colchón rodeado de todos los trastos y de la mierda que mi abuelo y mi padre habían metido allí.

Mierda? La mierda es en la que estás metido ahora. Yo de ti trataría de restaurar algunos de esos trastos, ponerlos a la venta y recuperar tu vida. No sé... por algo se empieza.

Mi padre le pagó el tabaco y la tónica al señor Fernando, dio las buenas noches, me tomó de la mano y juntos salimos del bar. Durante el corto trayecto hasta casa mi padre me dijo algo que no entendí muy bien: "Hijo, no dejes nunca de quererte por encima de todas las cosas. Es el único modo de conseguir que las circunstancias no terminen convirtiéndose en problemas". Le vi tan ofuscado en esos momentos que tampoco le pregunté más, simplemente... traté de recordar sus palabras.

En los meses sucesivos Antonio dejó de frecuentar el bar del señor Fernando, a lo sumo se acercaba alguna mañana y se tomaba un cortado con leche bien caliente. Se afeitó la barba y empezó a cuidar su aspecto. Al parecer, vendió gran cantidad de trastos a algunos anticuarios del barrio gótico y adecentó el local. Seguía viviendo en una pequeña habitación que había en él, pero el resto lo convirtió en una ferretería. Juan, otro vecino del barrio, se convirtió en su socio y juntos, lograron sacar adelante un negocio bastante próspero.

Una tarde saliendo de la escuela vi a Antonio en la plaza del surtidor del Poble Sec, estaba allí jugando con sus hijos.


Poco tiempo después volví con mi padre al bar del señor Fernando acompañándole a por su paquete de Rex. Antonio y su socio estaban allí tomándose, curiosamente... una tónica. Mi padre les saludó y Juan respondió efusivamente a su saludo, no obstante, Antonio, apenas esbozó un buenas noches a la vez que hundía su cabeza en el cuello de su chaqueta. No entendí ese gesto.

Por qué no te ha saludado Antonio? —le pregunté a la salida del bar.

Es muy complicado hijo, pero a veces... la dignidad de según que personas, tiene esas cosas.

Tampoco entendí qué quiso decir con eso, ni si mucho o poco tuvieron que ver las palabras que mi padre tuvo con Antonio para conducirle hasta su recuperación, pero recuerdo que a partir de ese día, el Guerrero del Antifaz, el Capitán Trueno, y Superman dejaron de ser mis héroes preferidos. En esa España en la que, en ocasiones, resultaba difícil incluso el salir a la calle, y más aún si uno miraba en contra del gobierno, mi padre lo hacía a diario por complicado que fuese y para que no nos faltase de nada en casa. Eso era mucho más de lo que eran capaces de hacer los admirados héroes de papel.

Antonio, quizá avergonzado por lo que sucedió en aquella ocasión, trató de esquivar a mi padre cada vez que se lo cruzaba, en cambio para mí, esas y muchas otras cosas son las que siempre me han hecho sentirme muy cerca de él; a pesar de nuestras numerosas diferencias.


Papá... Ya te he dicho que te quiero... Verdad?

Para recuperar las viejas tradiciones anteriores a este paréntesis navideño-vacacional, les dejo un tema setentero interpretado por Josep Guardiola y que tiene mucho que ver con el esfuerzo, el sacrificio, y la dignidad.


Créditos de las imágenes: 1, 4) Álbum personal del Kioskero del Antifaz: Mi padre y yo. 2,5) Bajadas de Internet. Autor desconocido. 3) Fotocommunity. Acreditada como: Jro1952