Todo empezó porque Blake Edwards, el director del film de “La Pantera Rosa” necesitaba algo original para los títulos de crédito de su película protagonizada por Peter Sellers, y que trataba de un ladrón de joyas que deseaba hacerse con un valiosísimo diamante cuyo nombre era el que le daba el título al film. El actor Peter Sellers, encarnando a un torpe inspector, tenía la misión de recuperar la joya en la que fue una divertida comedia que dio lugar a varias secuelas que tuvieron un éxito más bien regular.
Entre cientos de bocetos realizados por varios dibujantes y diferentes estudios, Blake Edwards decidió que el personaje que encabezaría la película en sus créditos, sería la que posteriormente iba a convertirse en una estrella a nivel internacional y que fue creada por un veterano de la industria de la animación en USA, Isador “Friz” Freleng, un gran ilustrador y animador con un estilo sencillo, elegante y un peculiar sentido del humor.
La película se estrenó en el año 1963, y quizá nadie la recordaría de no ser precisamente por eso, por el personaje que abría los créditos y que causó gran impacto entre los espectadores.
Blake Edwards decidió llevar al personaje de La Pantera Rosa más allá del que fue su cometido inicial, de modo que realizó un corto titulado “The Pink Phink” que fue galardonado en 1964 con un Oscar de la academia y que sirvió de episodio piloto a la que posteriormente sería una exitosa serie de animación con cortos de aproximadamente 6 minutos y que se emitió desde 1964 hasta 1980 en un total de 124 capítulos. También recibió una nominación al Oscar el inolvidable tema musical de la serie creado por Henry Mancini,todo un clásico.
Durante los 70’s, en España, pudimos disfrutar de los episodios de este personaje con un toque británico, un andar peculiar, una elegancia exquisita y un humor que nos dejaba boquiabiertos todos los domingos por la tarde frente al televisor. El que fue conocido como “El Show de la Pantera Rosa” se convirtió en líder de audiencia en esos tiempos en los que únicamente habían un par de cadenas de televisión y en el que niños y mayores lo pasamos en grande con sus aventuras. En su Show, a la Pantera le acompañaban otros personajes tales como El inspector Clouseau y su ayudante Dodo, el oso hormiguero y la hormiga, pero el que sin duda se convirtió también en imprescindible fue el hombrecillo blanco que acompañaba a la pantera en muchos de sus episodios, y que reaccionaba coléricamente ante la flema de la protagonista.
Como anécdota personal les contaré que durante los años 1993 y 1994 tuve la posibilidad de trabajar con Art Leonardi, uno de los animadores principales de La Pantera Rosa en su época, y posteriormente director de animación de la serie en la que ambos coincidimos, concretamente “Problem Child” producida por Universal Pictures. Dicha serie constó de dos temporadas, pero Art Leonardi, otros animadores y yo, participamos únicamente en la primera de ellas compuesta por 13 episodios; imagino que en la segunda temporada trabajaron otros, pero fuimos muchos los que no pudimos soportar ni un instante más la tiranía del productor con el que nos tocó dejarnos las pestañas sobre nuestros tableros de animación. Una lástima, ya que Art Leonardi, aparte de ser una leyenda viva del mundo de la animación, fue un buen compañero de trabajo y un cuidadoso profesional que preparó unos detallados cuadernos de producción para unificar los estilos de todos los dibujantes que participamos en aquella producción. Lamentablemente, a Art y a mi, nos tocó coincidir en un proyecto en el que, al parecer, al productor tan solo le interesaba meternos prisa para terminar con aquello lo antes posible, Así que sin perder el ánimo... nos fuimos a animar a otra parte.
Les dejo con el episodio piloto y primer capítulo de la serie “La Pantera Rosa".
Adjunto también la intro y el ending que, sin duda recordarán, de “El Show de La Pantera Rosa”.
Y para terminar, un video en el que Art Leonardi realiza algunos bocetos del personaje que a día de hoy, sigue siendo considerado como la protagonista de una de las mejores series de animación.
Recorrer el FNAC en busca de alguna película o de algún libro, merece la pena en ocasiones.
Hará un par de semanas compré a precio de saldo (5 €uros), la película VIDA Y COLOR escrita y dirigida por Santiago Tabernero, un riojano especializado en programas y reportajes de contenido cinematográfico para la 2 de TVE, y que en los 90 inicia una buena labor como guionista colaborando en diversos largometrajes. En el 2005 dirige su primer largometraje: VIDA Y COLOR.
No soy gran amante del cine español. Reconozco que me pone nervioso el sonido directo que, a estas alturas, los técnicos aún no han aprendido a manejar, y que no son pocas las películas españolas que deberían ser subtituladas para poder entender fragmentos importantes de los diálogos de los actores. Me pone nervioso también el carente sentido “del espectáculo” que poseen algunos directores de cine español, que no se dan cuenta de que una película es una historia que además de mostrárnosla, ha de apetecer verla. Y por encima de todo, no soporto sentarme en una sala de cine y apreciar a esos directores contemplándose el ombligo en lugar de transmitirnos algo a los que en realidad hemos pagado la entrada.
De modo, que no me extrañó encontrar la ópera prima de Santiago Tabernero a 5 €uros, mientras que otras, realizadas en el mismo año, seguían vendiéndose a 11, 17, e incluso 20 €uracos del ala. Claro, la mayoría de ellas eran norteamericanas, y a decir verdad, grandes películas para las que no pasa el tiempo.
Entre mi colección de objetos setenteros el álbum de cromos VIDA Y COLOR ocupa un lugar importante. Se editó en España en el año 1965 por “Álbumes Españoles S.A, Barcelona” en una primera edición de la cual tengo un ejemplar completo y en un estado impecable. Sus ilustraciones me atrajeron de pequeño y me siguen atrapando hoy en día, y a pesar de que la técnica de la ilustración la conozco un poco, -aunque sólo sea por obligación profesional- esos cromos fueron, son, y seguirán siendo una maravilla por los siglos de los siglos.
Enamorado del álbum de cromos en cuestión, pero habiendo dejado pasar, en su día el estreno de la película en las salas comerciales, no pude por menos que adquirirla, total... 5 €uros que en un momento dado siempre se pueden recuperar, en parte, cambiándola por otro DVD en el mercado de San Antonio. Así que me dirigí hacia la caja con la peli, con el dinero y con muy poca confianza depositada en ella, todo y que, en su época, las críticas que leí la ponían bastante bien, pero claro; si no te puedes fiar de un director de cine español... ve a fiarte de un critico!
Esa misma noche, mi mujer, mi hijo y yo, vimos la película, y puedo decir que hubiese pagado por ella los 11, 15 o 17 euros que costaban las demás. Cuando uno tiene la posibilidad de disfrutar de una buena historia, y encima bien contada, el momento no tiene precio.
Cierto que adolece de esa terrible lacra del sonido directo en algunos momentos (afortunadamente con el DVD puedes rebobinar y enterarte bien de qué han dicho los actores en un momento dado), pero lo fundamental es el buen hacer de su autor a través de toda la trama. Lo bien contada que está y la gran labor de los actores que intervienen en ella, y que parece ser, se nota, que eran conscientes de que estaban trabajando al servicio de lo que sería una buena película.
VIDA Y COLOR gira en torno a Fede, el personaje principal de la obra y que está a punto de dejar atrás sus miedos preadolescentes, a la vez que de un modo paralelo, la España en la que vive está emergiendo lentamente de los años de dictadura que han marcado su historia. Todo ello narrado a través de una simbología acertada que empuja la trama, la hace avanzar y engancha al espectador a través de las vivencias del protagonista y de los propios recuerdos.
Uno de los muchos símbolos que aparecen en la película es el álbum de cromos que da título al film VIDA Y COLOR y que sirve de hilo argumental y se entrelaza con alguno de los demás símbolos utilizados como por ejemplo “el esqueleto”, e incluso con la propia inquietud de Fede en dar con el único cromo que le falta para completar su colección; el del cráneo frontal de la sección de anatomía humana, y del cual sólo existen 10 en todo el mundo.
En definitiva, una película que nos transporta a la España de mediados de los 70’s, una historia limpia, sin trampas, un director al servicio de su obra, como debe ser y no a la inversa, y una recomendación: hay que verla!
El 10 de julio de 1964 The Beatles editan su tercer álbum británico con el sello Parlophone.
Alcanzaron el número 1 desbancándose a sí mismos en el puesto ocupado por su anterior LP With The Beatles, y permaneciendo los primeros durante 21 semanas.
El mismo título llevó la primera película de The Beatles, una comedia británica escrita por Alun Owen y dirigida por Richard lester y cuya banda sonora fue ese tercer disco con el mismo título. Su estreno tuvo lugar el 6 de julio de 1964 y fue rodada en blanco y negro y en un plazo de 16 semanas ya que la productora estaba convencida de que el fenómeno Beatles y la beatlemanía no duraría pasado ese verano de 1964. Hay que ver como casi siempre, las previsiones en cine, música, o en cualquier tema en el que intervenga el temperamento artístico... son absolutamente erroneas.
La encuesta sobre la película que marcó la década de los 70 se cerró con el siguiente resultado: cero puntos para: Alien, el octavo pasajero, Rocky, Carrie, Mad Max, La escopeta nacional, El espíritu de la colmena y Los bingueros (lástima por esta última, hubiese podido ser una entrada divertida ;-) Un discreto voto se llevaron: El exorcista, La naranja mecánica y La matanza de Texas. El padrino consiguió dos pobres votos y tres recibió Tiburón. En un honroso segundo lugar quedó Grease con 10 votos (me pregunto que hubiese sucedido si en lugar de Grease, en la encuesta, hubiese aparecido Fiebre del sábado noche), y la vencedora clara con 15 votos fue La Guerra de las Galaxias.
Pfffff... Qué decir de la Guerra de las Galaxias que no se haya dicho ya?
A riesgo de ser acribillado a improperios, o de ser tachado de “raro”, lo que puedo decir es que la primera, la ORIGINAL... me gustó, pero que el resto de películas que forman la saga me parecen absolutamente soporíferas.
Debo decir en mi defensa ... o no, que en general, detesto la ciencia ficción. Siempre me pareció fácil inventarse un mundo paralelo y crear una fantasía como trama argumental para una película, una novela o cualquier tipo de ficción sobre da igual que formato. De igual modo detesto las historias cargadas de personajes al estilo de gnomos, trolls, elfos, trasgos y demás hierbas. No solo me producen cierta angustia tales personajes, sino que además me despegan completamente de la trama, no entro en el juego que proponen sus autores y termino viendo historias inverosímiles que me aburren hasta más no poder.
He dicho que siempre me pareció fácil hacer historias así, pero en realidad; no es tan fácil. Prueba de ello es que los mismos autores que las crean son incapaces (por más que se “inventen” ese mundo paralelo) de salirse de las historias universales de siempre que ya inventaron los autores clásicos babilónicos, griegos o romanos; inspirados a su vez, todos ellos, por tradicionales y milenarias historias de procedencia oriental. Desde entonces hasta día de hoy no hay absolutamente nada nuevo bajo el sol.
La película Star Wars dirigida por George Lucas en 1977 nos muestra una vez más al personaje mesiánico que desde que el profeta hebreo Isaías y autor de una buena parte de “El nuevo testamento” lo dió a conocer bajo el nombre de jesús de Nazaret, el hijo de Dios, nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas en innumerables tramas tanto literarias, como cinematográficas. Sí no me creen dejémonos llevar de la mano de Luke Skywalker a través de la trilogía que constituye lo esencial de toda la saga:
Un joven del cual apenas conocemos su origen, pero del que sabemos que es adoptado y que un día recibe, como por obra y gracia del Espíritu Santo, la revelación trascendente de aceptar su destino: transformarse en caballero Jedi tras una ceremonia de aprendizaje e iniciación secreta y convertirse en el único líder capaz de salvar la galaxia y restablecer la ansiada paz.
Ahí tenemos a un Jesucristo de ciencia ficción con espada laser y todo.
George Lucas, aunque tarde, no tuvo más remedio que reconocer que su referente más claro para la película estaba inspirado en “La Fortaleza Escondida” de Akira Kurosawa “Kakushi-toride no san-akunin” es su título original. En ella encontramos a un grupo formado por un mercenario acompañado de un par de personajes estúpidos/divertidos (similares a R2-D2 y C3-PO), que rescatan y protegen a una princesa de una fortaleza inexpugnable. Entre otras muchas coincidencias con esta película de Kurosawa, en Star Wars podemos encontrar el mismo sistema de transiciones que nos llevan de una secuéncia a otra.
No hay nada malo ni anecdótico en ello ya que por otra parte, no hay historia que no se repita una y mil veces debido a que en realidad, existen poco más de una docena de ellas. Sucede algo así como con la escala musical; disponemos de siete notas y la combinación entre ellas nos permite crear infinidad de melodías. Del mismo modo, absolutamente todas las historias que le puedan suceder a un ser humano o a una comunidad ya fueron contadas y son milenarias. Podríamos decir que la originalidad en el cine, en literatura o en cualquier medio que haga posible contar una historia, no está en “qué” contar, sino en “cómo” contarlo.
De ahí quizá que la Guerra de las Galáxias fuese, en su día, una película que marcó el futuro del cine de ciencia ficción; aunque en realidad, y debido a que la ciencia ficción no es más que un elemento anecdótico la película fue calificada en su día de “Space Opera” (opereta espacial) ya que como antes he mencionado, a nivel argumental le debe más a una mezcla de personaje mesiánico con Romeo y Julieta, pero con una puesta en escena y unos efectos especiales adelantados a su época. Un gran esfuerzo por parte del director y del equipo de producción en hacer un film efectista que llenó las salas de cine y que disparó el consumo de palomitas hasta cotas nunca vistas hasta entonces.
El imperio que George Lucas levantó en torno al fenómeno que supuso “La Guerra de las Galaxias” sí que fue definitivo en el cine que se realizó posteriormente en cuanto a lo que a efectos especiales se refiere.
Aunque sólo fuese por eso, sí podríamos decir que fue una de las películas que marcó la década de los 70 y el futuro de la industria cinematográfica. Buen ojo votantes ;-)
El NODO fue el NOticiero DOcumental que se creó por la Vicesecretaría de Educación Popular del gobierno franquista allá por el año 1942 y cuya primera proyección (obligatoria en los cines antes de empezar la película) tuvo lugar un 4 de enero de 1943 y fue de visionado “obligado” hasta 1976, aunque por cosas del destino permaneció en las salas cinematográficas hasta 1981.
Lo que personalmente recuerdo del NODO se reduce a la época de los setenta, y me consta que sirvió para dar una peculiar visión de España en contraste con el resto del mundo a los propios españoles; una España que aparentemente progresaba a pasos agigantados. Una España a la que el turismo internacional acudía en masa para disfrutar de su gastronomía y de sus fiestas populares que, en la mayoría de los casos, quedaban reducidas a las corridas de toros, las procesiones de Semana Santa y al jolgorio en las playas. Una España en la que se inauguraban embalses, en la que se fabricaban coches utilitarios al alcance de los bolsillos de todos los españoles, en la que la unidad familiar era, sin lugar a dudas, como “Dios manda”, en la que se ensalzaba a las escasas glorias nacionales como si se tratasen de las únicas glorias existentes en el panorama mundial, ya bien fuese en el terreno de los deportes, del espectáculo, de las ciencias o de la política; a excepción clara de aquellas estrellas internacionales del mundo del cine o de la canción (preferentemente hembras) que visitaban esa España y que casualmente siempre se veían envueltas en algún que otro affaire con algún torero español, prototipo por excelencia del macho autóctono. Una España para la cual el resto del mundo era pequeño e insignificante ya que ella, por si sola, era una Grande y además... Libre.
Con todo, el recuerdo de esa España de pan con chocolate, pantalón corto, y colegio de curas, es un recuerdo grato para mí, ya que afortunadamente predominan los recuerdos de una infancia feliz por encima de los recuerdos de represión y de total abuso. Recuerdos, estos últimos de los cuales, los de mi generación no fuimos víctimas directas ya que vivíamos arropados por los brazos de una ingenuidad absoluta y propia de nuestra edad.
No obstante, hoy, día del padre; es casi obligado felicitar a todos los padres que contribuyeron a minimizar en nosotros la frustración que nos podría haber causado vivir en una España enrarecida, y más aún, felicitar también a los abuelos que en no pocas ocasiones nos hicieron de padres y que conjuntamente con nuestras madres y abuelas, hicieron de la mayoría de nosotros niños y niñas felices hasta el punto de que en este presente, recordamos con cariño y con nostalgia esos años.
Afortunadamente, eso de que nos hayamos quedado con lo bueno de todo aquello, se lo debemos a ellos.
Fueron películas en su mayoría financiadas por productoras españolas o italianas y consideradas como un subgénero de los Westerns Made in USA. El fenómeno Spaghetti Western tuvo su origen en los años 60 y se prolongó hasta los 70, pese a que en esta segunda década empezó también su decadencia.
Despectivamente se denominaban “Spaghetti Western” a las íntegramente italianas y “Chorizo Western” a las españolas. Pero el máximo exponente en el género y que a largo plazo se ganó el respeto de público y crítica norteamericanos fue la saga dirigida por Sergio Leone y protagonizada por Clint Eastwood: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965), y El bueno, el feo, y el malo (1966), conocidas como “La trilogía del dolar”. Sergio Leone rodó también en 1968 el film titulado “Hasta que llegó su hora” protagonizado esta vez por Charles Bronson junto con Henry Fonda y Claudia Cardinale, y considerada una obra maestra del “subgénero”. Por su parte Clint Eastwood, tras su aparición en estos films, dejó de ser un actor de teleseries para convertirse en una de las estrellas con más poder en Hollywood y llegar a ser, a día de hoy, uno de los grandes directores (para mi el más grande) de la historia del cine americano.
Los Spaghetti western fueron rodados mayoritariamente en los estudios Cinecitta de Italia y en Almeria. Se caracterizan por su estética sucia que difería de los westerns rodados hasta el momento en USA; los personajes de las películas italianas o españolas eran sudorosos, lucían barbas de cuatro días (o más), su vestimenta y su aspecto eran notablemente distintos a los de Gary Cooper, Alan Ladd o John Wayne. Los poblados, desiertos y localizaciones en general eran desolados y polvorientos. Los protagonistas se caracterizaban por su dureza y su absoluta falta de moral. En definitiva... el Spaghetti Western utilizaba los tópicos del Western americano, pero creando con ellos un estilo propio.
Personalmente; como fan del mal llamado subgénero, no pude evitar la tentación en el año 2004, de rodar mi propio “Spaghetti Western”. Hay que decir que “mi película” se rodó íntegramente en mi estudio de Barcelona y que en tierras catalanas nos encanta la pasta italiana, pero mucho más aún nuestro plato tradicional: la Escudella i Carn d'Olla. De modo que a lo que en realidad yo rodé... prefiero denominarlo: “Escudella Western”.
Mi película (por llamarla de algún modo), trata de ser un humilde homenaje al género, a Sergio Leone, a Clint Eastwood y a Enio Morricone, como los más admirados por este Kioskero setentero, pero nunca sin olvidar que además de ellos, se realizaron alrededor de unos 77 films durante los 60, más unos 41 en los 70. A todos ellos va dedicado mi particular “Escudella Western” y para el cual conté con la colaboración de mi hijo en el guión (de 8 años de edad por aquel entonces).
Ahí os dejo la peli, prepararos unas palomitas, apagar las luces de la sala y dejaros llevar por el silbido de las balas cuando pasen por encima de vuestras cabezas.
Para conseguir toda la información del mundo mundial sobre los Spaghetti Western os dejo este enlace: 800spaghettiwesterns
Ser niño es una etapa en la que uno puede quedarse si quiere. No hay ninguna ley que lo prohíba, y para ello... no hay más que cerrar los ojos con fuerza y pedirlo con convicción.
No hay nada malo en hacerse mayor; al contrario, pero el único pecado real que existe, es el de borrar al niño que fuimos de nuestra memoria.
Hay algo que no encuentras? Entra en el almacén y a ver si hay más suerte
MICROMO
En busca de las seis etapas esenciales de la vida:
Una infancia feliz.
Una adolescencia promiscua.
Una juventud exitosa.
Una madurez serena.
Una vejez lúcida.
Una muerte digna.
El Kioskero del Antifaz.
EL ÁLBUM DE FOTOS
Me equivoco si afirmo que todos estos recuerdos son comunes para la mayoría de nosotros?
A dormir pequeñin
Vamos... que uno acababa de llegar a este mundo y en lo único que pensaban nuestros progenitores era en hacernos dormir. El pretexto era que ellos necesitaban hacer lo mismo, pero... Quién en su sano juicio iba a desperdiciar tantas horas durmiendo con todo lo que había por ver?
La hora del baño
Siempre era inoportuna, siempre nos pillaba a destiempo y nos apetecía más cualquier otra cosa antes que la hora diaria del baño. Nuestros padres nos llenaban la "bañera" de juguetes de plástico con los que entretenernos; a veces esa táctica daba resultado, pero otras... no.
La hora del paseo
Nos encantaba que nuestros padres nos sacasen a pasear. Sin duda hubiese sido una experiencia mucho más gratificante si no fuese porque se empeñaban en ponernos siempre... esos dichosos gorros :-(
El poema de Navidad
En la escuela nos enseñaban un poema de Navidad que nosotros recitábamos en familia. Yo aún recuerdo uno de ellos que decía más o menos así: "Ya vienen los reyes por el arenal y al niño le traen oro, pan, vino y pañal. Oro le trae Melchor, incienso Gaspar y olorosa mirra le trae Baltasar".
De bruces con la realidad
De pequeño ya aprendí que siempre hay alguien que tiene las pelotas más grandes y que la competencia en la vida iba a ser dura.
Yo tuve un SIMCA
"Que difícil es hacer el amor en un Simca 1000, en un Simca 1000..." Ya lo decían los Inhumanos en su canción... Si, si, pero eso llegó algo más tarde, lo que realmente era bonito era... jugar con él ;-)
Cuando mi Simca se estropeaba era posible arreglarlo con escasos conocimientos de mecánica, pero es que entonces, nuestros juguetes no llevaban microchips.
También tuve un triciclo
Ya por aquel entonces las suelas de mis botas estaban llenas de polvo y de asfalto. Harley-Davidson's Kid... así me llamaban los que bien me conocían y sabían de sobra que era un tipo duro.
El estrecho balcón que servía de lugar ideal para nuestros juegos representaba para nosotros algo más que la legendaria Ruta 66.
La merienda
No es que hubiese mucho para comer, pero nunca faltaba una buena rebanada de pan con Nocilla para dejar la tripa llena.
Cumpleaños feliiiiizzz...
Por qué negarlo? Aunque ahora éso de cumplir años sea, para algunos, un engorro; de pequeños era motivo de fiesta y gran alegría: la tarta, invitar a los amigos, recibir regalos... siempre caían baratijas de kiosco a manos llenas, algún que otro juguete "de los caros", y como no... la típica tía que siempre nos regalaba ropa pensando que nos haría ilusión. Y evidentemente que por aquel entonces nada de "Happy Birthday", lo que se cantaba entonces era el "Feliz, feliz en tu día..." de los Payasos de la tele, faltaría más!
Los parques de atracciones
Una nube de algodón de azucar, una vuelta al Tio-Vivo, cuatro topetazos en los autos de choque y media docena de caramelos del tiro-Pichón, con eso... éramos los niños más felices de la tierra. Ahora no, ahora si no les llevas a Dineylandia no son nada. Los muy...
Los parques de columpios
Ya por aquellos tiempos se practicaban los deportes de riesgo de los que tanto se habla ahora. Quizá no estaban de moda el Puenting y el Rafting, pero el Toboganing... éso eran palabras mayores!
Montar en ése columpio al que me llevaba mi abuela alguna tarde, siempre fue para mi como cabalgar a lomos de mi caballo y atravesar las Montañas Rocosas.
Wild West
Todos queríamos ser Cow-Boys, desenfundar a gran velocidad nuestro Colt-35 de Joal y decir aquello de: "Ya te dije que no quería volver a verte a este lado del Mississippi... forastero"
Los veranos en la playa
Nosotros nos bañábamos en el mar y nos rebozábamos en la arena, mientras nuestras madres montaban las toallas y las sombrillas y nuestros padres gritaban eso de: "Que vienen las suecaaassss!!"
Los veranos en la piscina
Algunos veranos tocaba ir de "Ruta por España", pasar unos días de hotel, sumergirse en la piscina y ponernos morenitos con el sol de agosto. Yo llevaba siempre conmigo mi piragua hinchable de color verde con la cual flotaba en el agua de las piscinas, pero esa era sólo la realidad. En mi imaginación era un temible pirata que a bordo de su galeón surcaba los mares del sur. Por cierto... perdonarme si en la foto... os doy la espalda.
Los veranos en el pueblo
Los veranos en el pueblo quizá son los más gratamente recordados. Muchos de nosotros pasábamos parte de nuestras vacaciones en el pueblo de alguno de nuestros padres (concretamente yo iba al de mi padre; un pequeño pueblo bañado por las aguas del río Ebro). Allí vivíamos nuestras primeras experiencias en casi todo, nos reencontrabamos año tras año con nuestros amigos, y cargábamos las pilas para el regreso a la cotidianeidad de la ciudad.
La vuelta al cole
Terminadas las vacaciones, con nuestro plumier nuevo y nuestros zapatos "Gorila" recién estrenados, nos disponíamos a volver al cole y a respirar de nuevo ese aroma que era una mezcla entre lápiz de madera, goma Milán de nata y bimbollo de la casa Bimbo
Y llegaron ellas... Las mujeres!!
El primer contacto solíamos tenerlo con las primas; y claro, "cuanto más primo... más me arrimo".
Seguidamente les tocaba el turno a las vecinas. Terete fue mi primera novia (Bendita inocéncia). Era mi vecina y sus padres y los míos se hicieron amigos y nos hicieron pasar muchas horas juntos.
Paseábamos con los elementos imprescindibles que nos asegurasen una buena tarde: un juego de lanzar aros, una comba, un Madelman y... la atenta mirada de nuestras madres.
Ellas llevaban siempre la voz cantante, y bastaba un deseo suyo para que nosotros estuviésemos "a sus órdenes"
Un día ella te dice "Deja de llamarme Terete, me llamo Tere" (se empieza a hacer mayor y tú sigues siendo un crío). Sus padres se mudan a otra parte de la ciudad, se termina todo contacto, y llega... aissss... el primer desengaño amoroso.
La pandilla
Los inseparables que nos pasábamos el día jugando a los piratas, a indios y vaqueros y reviviendo innumerables aventuras con los Madelman y épicas batallas con los soldaditos de Monta-Plex. De izquierda a derecha: Laura, Alberto, el Kioskero del antifaz y Miguel Ángel.
I'm the king of the world!
Desde nuestra infancia, veíamos el futuro como algo alcanzable. Bastaba con estirar bien el brazo... y atraparlo!