El pasado día 11 de este mes tuvo lugar la Diada, fiesta que gran parte de Catalunya celebra con fervor, mientras que en gran parte de España se toma con cierto recelo y cierta sorna por eso de celebrar lo que haríamos bien en llamar... una clamorosa derrota.
De las victorias se recogen los laureles, cierta popularidad, y unos nada despreciables beneficios que generalmente acostumbran a ser materiales. La derrota en cambio, no es plato de buen gusto, deja un sabor amargo, y no parece ser nada deseable. No obstante, los que de un modo u otro hemos combatido alguna vez, sabemos que las victorias y las derrotas se suceden las unas a las otras de forma natural; no se puede ganar siempre, y de igual manera es imposible resultar constantemente derrotado. De modo que nos tomamos las victorias como una justa recompensa a nuestros esfuerzos, pero no les damos mayor importancia. Las derrotas, por el contrario, son las que ponen los límites a nuestras capacidades y las que suponen un reto que hay que superar, pero por encima de todo, las que nos hacen tomar conciencia de nuestro derecho a existir.
Catalunya conmemora con la Diada la caída de su soberanía a manos del rey borbónico Felipe V, que tras un largo asedio entró con sus tropas en Barcelona el 11 de septiembre de 1714. En su contienda Felipe V recibió el apoyo de los reinos de Castilla, Navarra y las provincias vascongadas, venciendo a la Corona de Aragón y aboliendo sus fueros con los Decretos de Nueva Planta en Aragón, Valencia, Mallorca y Catalunya. Dichos decretos se crearon con el fin de castigar a todos aquellos que se alinearon en su contra y suponían la abolición de sus antiguos fueros. Las medidas fueron especialmente duras en Catalunya por tratarse del lugar donde mayor resistencia se produjo, y como consecuencia se suprimieron las Constituciones catalanas de 1535, se abolieron la Generalitat, las Corts y el Cosell de Cent y se impuso el castellano en las escuelas e instituciones públicas siguiendo el modelo centralista de la monarquía francesa, a la vez que se instauraba el catastro y demás impuestos a través de los cuales la monarquía conseguía ejercer todo el control económico.
Felipe V, conocido en su Francia natal como Philippe de Bourbon, duque de Anjou, era un joven depresivo, con el ánimo decaído, y con una lucidez que habitualmente perdía encontrándose sumido en largos periodos de demencia y melancolía , y a quien al parecer, ni tocándole las pelotas a la Corona de Aragón, ni sometiendo a los catalanes a una severa castellanización, le volvió jamás la alegría. La victoria no le otorgó un equilibrio emocional, y sus episodios de melancolía le siguieron acompañando y debilitando a lo largo de toda su vida.
Personalmente esta última Diada del pasado sábado me recordó especialmente a la que se celebró en 1977 y que se trató de la segunda celebrada tras la muerte del general Francisco Franco, y que según fuentes de la época contó con la participación de cerca de un millón de personas reivindicando el autogobierno para Catalunya. En esa Diada, el por entonces presidente del gobierno español Adolfo Suarez, legitimó a Josep Tarradellas como presidente del gobierno catalán, cargo por el cual fue elegido en 1954 mientras se hallaba aún en el exilio.
Sí digo que esta última Diada del 11 de septiembre del presente año, me recordó a la de 1977, fue precisamente por ese marcado carácter reivindicativo suscitado por la triste actualidad que ha consistido en el recorte constitucional de la autonomía de Catalunya y en la negación constante del Estado español a la mayoritaria voluntad del pueblo catalán en restablecer unos derechos y una soberanía que ostentó durante cerca de ocho siglos hasta su caída en la Guerra de Sucesión, y en aquel 11 de septiembre de 1714, fecha que se seguirá conmemorando en Catalunya, ya que de lo que en realidad se trata, es de recordar a los caídos y de celebrar la lucha posterior que movió y mueve al pueblo catalán a seguir reivindicando la legitimidad propia pese a la pérdida de libertades que significó una derrota, que por encima de todo... hizo tomar conciencia del derecho a existir.
Como dijo Lao-Tsé, el filósofo chino fundador del Taoísmo: “Ve claro el que ve desde lejos; ve entre la niebla el que se implica y toma partido”.
Seguro que cada uno tiene sus causas individuales, personales e intransferibles, y que por ésas, merece la pena luchar y pelear hasta el final. No obstante, cuando dichas causas son mediáticas o multitudinarias, nunca están exentas de manipulación y “la causa” en cuestión no es más que un argumento secundario que servirá, sin duda, para lanzar como tema principal, alguna consigna en favor de un lado u otro de la balanza política, pero eso si, bien disfrazadito todo de causa social.
Si a eso le sumamos unas elevadas dosis de alarmismo, ya tendremos la causa perfecta para movilizar a diferentes grupos y para encauzarlos en la dirección deseada para cumplir ciertos objetivos.
La actualidad más rabiosa es la cumbre de líderes políticos en Copenhague para tratar de hallar soluciones a esa terrible y presunta enfermedad que padece nuestro planeta y que se ha dado en llamar “Calentamiento global” o “Cambio climático”. La última hora desvela que por el momento, no se ha llegado a ningún tipo de acuerdo. Cojonudo, no era de extrañar.
Pero lo cierto es que me muero de la risa cuando resulta que este “cambio climático” es, a día de hoy, rabiosa actualidad. Vaya por Dios con estos progres jovenzuelos que se quieren adjudicar ahora, desde hace poquitos años hasta la fecha, el invento de esa lacra que nos convertirá en seres mutantes, o que, en el peor de los casos... nos extinguirá como a los dinosaurios.
Pues no señores; del cambio climático ya se empezó a hablar en los años 70 como demuestra la imagen de la Vanguardia que les muestro en esta entrada. La noticia habla de una reunión en Ginebra de expertos mundiales en meteorología y con el fin de tratar el futuro climatológico de nuestro planeta. Vaya... que ya ven qué novedad lo de la cumbre de Copenhague. También (con imagen incluida) nos dice que los volcanes son los pulmones vitales de nuestro planeta, cuando a día de hoy, es sabido que precisamente los volcanes, tienen más consecuencias negativas sobre nuestra atmósfera que las que pueda causar una ciudad industrializada.
En los años 70, al igual que a día de hoy, la duda permanente giraba en torno a que si estos cambios climáticos irían produciendo paulatinamente un enfriamiento o un calentamiento global. No olvidemos que aunque la teoría del “calentamiento” gana enteros, aún son muchas las voces que nos avisan de un “enfriamiento”; o lo que es lo mismo... que siguen sin ponerse de acuerdo. Ni falta que hace.
Me da la sensación de que toda esta corriente de presuntos climatólogos apocalípticos nos quieren hacer formar parte de una nueva religión (en los 70 era información... ahora es como una secta), pero la mayoría de científicos, aunque no se les deje oír, no forman parte de esa corriente alarmista con la que algunos pretenden arrastrarnos a todos. Prefiero mirar desde lejos y quedarme con lo que la mayoría de la comunidad científica, sin ruido, sostiene, y que no es más que un cierto agnosticismo ante tanto ruido ecologista que en realidad, no oculta más que una maraña política que beneficiará a unos en perjuicio de otros... de los mismos de siempre.
Les dejo con este documental, que aunque fue emitido por la nada creíble Tele Madrid, en realidad fue producido en el año 2007 por la cadena británica Channel 4. Dicho documental no ha estado exento de críticas que han cuestionado y puesto en duda su veracidad, pero salvo alguna que otra manipulación bastante clara, a mi juicio, está también lleno de verdades como puños. De modo que tampoco nadie se lo vaya a tomar a pies juntillas como una verdad absoluta e innegable de que todo esto del calentamiento global es un timo. Sirva sólo de contrapunto a toda la información que a diario se nos hace llegar y en la que se nos acusa de que, para variar, somos los culpables de absolutamente todo cuanto sucede en nuestro entorno.
Y como no, y siguiendo con esa filosofía de observar desde lejos y de no tomar partido más que por causas propias en las que uno sólo se represente a sí mismo, déjenme terminar con otra frase de Lao-Tsé: “Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe”.
Franco, Franco que tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel. Doña Sofía lo lava con lejía y por eso el Rey se siente así de bien. Burro, zopenco, cabest...
Huys!... Sabrán perdonar, pero no estaba al tanto de la presencia de ningún lector en este blog y heteme aquí que me hallaba canturreando esa bonita cancioncilla que entonábamos de críos en el cole y con la melodía del Himno Nacional.
El motivo de tal alarde de virtuosismo musical por mi parte es debido a que hoy, día 20 de noviembre, tienen lugar la efeméride sin parangón del 34 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Casi, casi hacemos bisagra y estamos a punto de cumplir la misma cantidad de años que él hombre se pasó gobernando este país a sus anchas y obligando a una gran cantidad de españoles a vivir con desmedidas estrecheces.
Todo empezó en el momento en el que hizo su aparición por televisión el por entonces Presidente de Gobierno Arias Navarro y con el rostro compungido y un profundo pesar nos comunicaba eso de: “Españoles... Franco, ha muerto”. A ello le siguieron unos interminables días en los que por los dos canales de televisión sólo se daba, como única programación, el desfilar constante de seres ante el féretro del dictador dándole su último adiós, imágenes alternadas con conciertos de música clásica. No recuerdo cuantos días fueron, pero para un forofo de los dibujos animados, como era mi caso, poner la tele y encontrar el cuerpo presente de “la momia” una y otra vez... se me hizo interminable.
Valga este video para recordar, en un día como el de hoy, aquellos momentos:
Aún nadie me ha sabido explicar cómo es que aquellos que tanto le querían, le enterraron bajo una losa de granito de cinco toneladas de peso. De qué tenían miedo?
Muchos lamentaron la muerte del dictador que mantuvo a España en una realidad paralela durante 36 años; una realidad que nada tenía que ver con la realidad que se vivía en el resto del mundo a todo nivel. Muchos fueron los que creyeron a pies juntillas en esa realidad impuesta y prefabricada y los que siguieron los designios del general Franco como si de palabra u obra divina se tratasen. También fueron muchos los que lamentaron que el dictador falleciese de muerte natural en su lecho y a los 83 años de edad. Hubiesen dado cualquier cosa por contemplar una muerte ejemplar y ejemplarizante como la de Mussolini, fusilado y posteriormente colgado públicamente por los pies junto a su esposa y otros afectos al régimen. Yo creo que tampoco fue tan natural una muerte en la que se trató de mantener vivo, a toda costa y contranatura, a un ser que bien hubiese podido dejar este mundo de un modo mucho más natural de no ser por la innumerable cantidad de intereses políticos de todos y cuantos se encontraban en su entorno. Sin olvidar lo humillante que no dejaba de ser que el “equipo médico habitual”, en los días anteriores al desenlace, nos retransmitiese a diario el parte médico en el que nos relataban que el general, “había amanecido envuelto de heces en forma de melena”. Sin duda alguna que si al tipo le hubiese quedado un mínimo de energía los últimos fusilamientos hubiesen sido los de los miembros de ese equipo médico que retransmitía semejantes partes al resto de la población.
La primera vez que escuché la frase que sirve como titular a esta entrada tenía yo 12 años. La pronunció mi abuela ese 20 de noviembre de 1975 tras enterarse, como el resto de españoles y del mundo entero, de la muerte del dictador.
Mi yaya Lola despidió a mi abuelo Justo el día en que este fue a la guerra a luchar en el bando republicano. Tiempo después recibió a un hombre herido; mi abuelo fue alcanzado por una bala en la Batalla del Ebro; el proyectil le atravesó el tobillo derecho y se le alojó en el izquierdo (que ya es mala leche), pero es que además de eso, mi yaya Lola, en la calle Salvà del Poble Sec, durante el año 36, a lo largo de todo lo que duró la guerra y también durante la postguerra, vio pasar a numerosos camiones cargados de hombres en dirección al Castillo de Montjuic. Instantes después escuchaba, a lo lejos, ráfagas de disparos, y no mucho más tarde veía como esos camiones volvían a pasar por delante de sus ojos, pero con la diferencia de que el camino de regreso lo hacían de vacío. Aquellas almas, aquellos hombres transportados por los camiones habían sido fusilados, asesinados. Muchos de ellos eran exiliados republicanos que habían huido a Francia después de la sangrienta contienda y que tras ser detenidos por la Gestapo fueron devueltos a España para ser sentenciados a muerte.
No pecaré de ingenuidad asegurando que eso sólo se daba en el bando nacional; sin ningún lugar a dudas, y respaldados por esa máxima que reza que “En el amor y en la guerra, todo está permitido” ambos bandos fueron desmedidamente sangrientos, y aquel que pueda abrir su armario y no lo encuentre lleno de cadáveres, que arroje la primera piedra.
Mi Barcelona fue bombardeada durante la contienda. Se trató de la primera gran ciudad con población civil bombardeada en la historia universal de la humanidad y de forma masiva durante tres años. Las aviaciones italiana y alemana la bombardearon durante cerca de doscientas veces causando entre 2.500 y 3.000 muertos. Estos ataques se prolongaron hasta el 25 de enero del 39, el mismo día que las tropas franquistas entraron paseando por la ciudad. Con la de cosas que tenemos los barceloneses y de las cuales podemos presumir... bien podríamos habernos ahorrado esa, pero Franco quiso dar un castigo ejemplar y esa fue una muestra. Mi yaya Lola, mi madre, que por aquellos tiempos contaba con cuatro añitos escasos, sus primos y todos los vecinos del Poble Sec, así como de otros barrios de la ciudad, debían echar a correr hacia los refugios antiaéreos cada vez que el aullido de los perros y las sirenas avisaban de un bombardeo inminente; por el camino, la presencia de algunos cuerpos sin vida daban testimonio de la tragedia del momento.
“Atenció, barcelonins! Hi ha perill de bombardeig, aneu amb calma i serenitat als vostres refugis, que la Generalitat de Catalunya vetlla per vosaltres”.
(“Atención barceloneses! Hay peligro de bombardeo, dirigiros con calma y serenidad a vuestros refugios, que la Generalitat de Catalunya vela por vosotros”).
En el huir constante y en ese trasiego de gente que se amontonaba en los refugios protegiéndose bajo colchones, algunos niños se escapaban y se subían a las azoteas para contemplar el espectáculo. Para ellos, en su inocencia, no dejaba de ser un juego.
Tras la guerra, y en el parte oficial que se dio el día 28 de marzo de 1939, se informaba de lo siguiente: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejercito rojo, las tropas nacionales han ocupado sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. A lo que le siguieron los 36 años de dictadura militar a las órdenes y bajo el mando del señor Franco y que durante su largo mandato nos dejó algunas perlas tales como: el mensaje de su hija a los niños del mundo en el que él hacía el papel de ventrílocuo. Su discurso en inglés del que personalmente sólo entiendo un fragmento en el que dice: “this is agua”, y su último discurso a un mes escaso de su muerte y que dio como réplica a las represalias que el mundo entero le lanzó ante los últimos fusilamientos que ordenó a lo largo de un durísimo y lamentable 27 de septiembre de 1975 desatendiendo cualquier petición de clemencia. El siguiente video recoge dichas perlas, pero les añado la trascripción del discurso ya que debido al patético estado físico del tipo, apenas su palabras son entendibles:
“Todo lo que en España y Europa se ha armado obedece a una conspiración masónico-izquierdista, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece”
Ole sus huevos!... y se quedó tan pancho.
El NO-DO se encargó de mostrarnos una España idílica y de hacernos ver al dictador como al gran hombre que conseguiría el periodo de paz más largo en la historia de España. También muchos creyeron eso, se trató de los mismo que creyeron que en el país no había represión civil o ejecuciones, o que España no entró en la II Guerra Mundial gracias a una inteligente estrategia en la que el generalísimo le impuso a Adolf Hitler -su amigo- unas ambiciosas condiciones que el fhurer no tuvo más remedio que rechazar. No obstante, lo cierto fue que Franco, el amigo paleto de Hitler, le mandó a la División Azul, aproximadamente unos 40.000 españoles que partieron hacia Rusia y que lucharon en contra del comunismo al lado de las tropas nazis, y eso fue en el 41 y durante ese publicitado “periodo de paz”. Las consecuencias de esa decisión por parte del caudillo fueron nefastas tras la victoria de las fuerzas aliadas y la consiguiente derrota del eje. La URSS, Inglaterra y Estados Unidos se negaron a que España fuese admitida como miembro de las Naciones Unidas, Francia cerró la frontera con España en el 46, la ONU retiró a sus embajadores y expulsó a miembros españoles de los organismos internacionales, España fue excluida del Plan Marshall, etc. decisiones que sólo sirvieron para fortalecer aún más el régimen franquista y fomentar un exacerbado espíritu nacionalista en España.Que duda cabe de que esta podría ser una entrada interminable. Me he limitado a resaltar unos mínimos aspectos, casi anecdóticos de lo que fue un largo periodo de algo que forma parte de nuestra historia y de la cual, por más que a muchos les pese, algunos y a pesar de nuestra infancia propia de aquella época... tenemos memoria.
En cualquier caso, hoy nos gusta creer que somos libres. Quizá lo seamos aunque me declaro también agnóstico en eso. La libertad es algo mucho más grande que lo que se nos está dando, pero... quién sabe, igual algún día la consigamos.
Hablar de un coche a mediados de los sesenta o principios de los setenta significaba hablar de libertad, de categoría y de prestigio social.
Para la gran mayoría de familias de aquellos tiempos, un coche significaba el fruto de mucho esfuerzo y el tedioso pago de numerosísimas letras seguidas de una dolorosa entrada previa de unas 2.500 o 3.000 pesetas, o bien la posibilidad de que te tocase en suerte uniendo los vales de cartón que aparecían en el detergente AJAX y que te ofrecían la posibilidad de conseguir uno “por la cara”. No conozco a nadie que consiguiese un coche por ese procedimiento, aunque recuerdo que cuando mi yaya Lola llegaba de la compra, vaciábamos el polvo del detergente en una bolsa y nos afanábamos en la búsqueda del codiciado vale de cartón. Siempre aparecía uno, pero casualmente pertenecía a la parte trasera o delantera del vehículo y nunca, jamás de los jamases conseguimos encontrar el vale correspondiente a la parte central que nos permitiese completar el puzzle.
Una mañana de verano de 1968, mi padre me despertó y me pidió que le acompañase a dar una vuelta. Recuerdo que me sorprendió ya que eso solíamos hacerlo los domingos, y aunque no era domingo, tampoco recuerdo que día era. El caso es que mi madre me puso como un pincel y papá y yo salimos a dar un paseo. Entramos en un concesionario SEAT y nos metimos en un coche mientras que un tipo le daba a mi padre todo tipo de explicaciones. Papá le dio media vueltilla a la llave de contacto y salimos del concesionario con un SEAT 850 Especial de color verde botella. Yo miraba hacia atrás tratando de ver si el señor que nos había explicado tantas cosas corría detrás nuestro para recuperar el coche, pero lejos de eso, aquel caballero me saludaba con la mano y con una amplia sonrisa.
—Papá... este coche es nuestro? —Si cariño. Qué te parece? —WooOOoow...
A partir de ahí, desde el momento en el que un coche pasaba a formar parte de la familia, todo el universo giraba en torno a él: papá pasaba las noches asomado al balcón y vigilando que nadie le hiciese nada al recién llegado utilitario, la yaya Lola se ponía como loca a coser cojines de ganchillo y mamá se recorría las tiendas en busca de elementos para personalizarlo y hacerlo único y exclusivo.
Recuerdan? Seguidamente enumeraré algunos de los más característicos, pero seguro que la lista se podría ampliar muchísimo:
La correa del mareo: Todos los críos nos mareábamos en el interior de aquellos vehículos que alcanzaban la astronómica velocidad de 125 kilómetros por hora (en bajada) y que tomaban las curvas como si se tratasen de auténticas naves del espacio. Las biodraminas hacían su efecto, pero un día se pusieron de moda unas extrañas correas de goma que se colgaban del parachoques trasero y que supuestamente hacían auténticos milagros. Papá compraba una harto ya de pasarse el viaje diciéndonos “mira a la carretera. Tú mira a la carretera y verás como así no te mareas”, hasta que al final no quedaba más remedio que detener el coche en la cuneta para que potásemos y nos quedásemos a gusto. Por suerte, llegaba un fin de semana en el que salíamos con el coche y como no... con la correa del mareo colocada. Se le atribuían poderes mágicos a ese pedazo de goma diciendo, entre otras cosas, que por el hecho de ir arrastrándose por el asfalto transmitían unas cargas de electricidad estática al interior del vehículo que propiciaban un viaje feliz y placentero. Lo cierto es que pasadas unas cuantas curvas nuestros rostros palidecían y había que parar en una cuneta para vomitar ante la atónita mirada de papá que no daba crédito.
—Pero coño! —exclamaba—. Si llevamos la correa del mareo!!
El perro mueve cabeza: Auténticos engendros de plástico duro o cartón piedra que de un modo realista y con pelo, simulaban ser un perro situado en la parte trasera del vehículo y que con el movimiento del coche realizaban un sinuoso vaivén con sus cabezas. Un portento de gadget fruto de la elucubración de alguna mente enferma y que se comercializó con enorme éxito en aquella época. Yo recuerdo que me ponía de rodillas sobre el asiento trasero del coche, apoyaba mi cabeza entre mis brazos cruzados sobre el respaldo y era capaz de contemplar durante horas a aquel “bicho” como si se tratase de un pez en el interior de una pecera. Todo eso dio lugar a alguna que otra pesadilla y a suplicarles a mis padres que por favor, quitasen a ese monstruo del coche.
Las pegatinas en los cristales: Las familias motorizadas tomaban rumbo a algún merendero situado en plena montaña, comían paella, bebían vino con gaseosa y mirindas, y al terminar el día se les compraba un Chupa Chup a los críos y el dueño del lugar obsequiaba a nuestros padres con una pegatina del merendero para que la enganchase en el interior del cristal del coche. Por una parte implicaba publicidad para el local, por otra parte era como ir por la carretera diciéndoles a los demás dueños de vehículos: “Yo estuve allí”. Distintas pegatinas, pero con idéntica intención te daban si pasabas un domingo en algún parador nacional o lugar turístico, así como si asistías a alguna feria de productos hortícolas o de buscadores de setas. El caso es que las lunas laterales y traseras de los coches quedaban llenas de pegatinas que nos impedían contemplar el paisaje y no nos quedaba otra opción que la de ir leyendo los tebeos de la Pantera Rosa y como consecuencia... pillarnos un buen mareo.
El papá no corras: A veces papá se libraba de mamá, de la abuela y de nosotros y emprendía un viaje en solitario hacia algún lugar. No obstante, allí estaban nuestras fotos para recordarle que le queríamos, que le echábamos de menos y que no corriese demasiado para evitar tener accidentes. Los salpicaderos de la gran mayoría de coches lucían unos rectángulos de madera o aluminio forrados de escai que se sujetaban por medio de un imán y en el que aparecían los caretos de los miembros de la familia sobre la frase “Papá no corras” en letras metálicas. Vamos, una pieza super fashion de la muerte que posiblemente también motivó alguna pesadilla a más de uno.
Las hierbitas secas en el salpicadero: No sé si antes existía el pino aromático que ahora llevan los taxistas colgado del retrovisor y que desprende un “posible” buen olor que mezclado con el pestazo a sudor de tanta gente que entra y sale y de los aromas de los diversos perfumes, se acaba convirtiendo en algo nauseabundo, pero antes, en lugar de esos ambientadores artificiales se utilizaban auténticos remedios naturales.
Mientras papá buscaba caracoles por entre medio de las malas hierbas de la cuneta nosotros pillábamos un palo, y a modo de espada pirata terminábamos con una legión de enemigos imaginarios. Entre tanto, mamá y la yaya se dedicaban a recoger ramitas de romero o de tomillo que acababan colocadas en los armarios de casa y en el salpicadero del coche. A mí siempre me recordó al olor de la botica del pueblo.
Los cojines de ganchillo: Otra suerte de gadget que era una mezcla de horterismo e inutilidad a partes iguales. Se colocaba en la parte trasera del vehículo junto al perro mueve cabeza y servía única y exclusivamente para demostrar que las abuelas se entretenían en casa encantadas en decorar los coches de sus yernos. Los había de todo tipo, pero predominaban los motivos florales con unas pedazo floripondias enormes y los escudos de los equipos de fútbol. Nosotros creíamos que aquello debía tener alguna utilidad específica, así que tras una dura jornada de trajín en el campo, nos metíamos en el coche de camino a casa, nos entraba el sueño y agarrábamos el cojín para echarnos una siesta, pero no...
—Deja el cojín en su sitio! Con lo que has sudado hoy todo el día... Qué quieres? Llenarlo de porquería?
... definitivamente, no servían para nada.
Ah!... en la época se comercializó una pegatina especial para todo aquel conductor que no disponía de un cojín de ganchillo y que decía: “A mí también me están haciendo uno”.
Los colgantes de los retrovisores: Posiblemente se trata de un gadget automovilístico que perdurará por los siglos de los siglos, siguen siendo de uso obligado en el interior de cualquier vehículo que se precie y no han perdido su vigencia y rabiosa actualidad con el paso de los años. Los modelos fueron, son y serán de lo más variado y recorren todos los espectros estéticos. Algunos son discretos, simples elementos de decoración casi subliminal que pueden llegar a pasar desapercibidos. Por el contrario, otros... además de ser horteras y de tamaño XXL, obligan a los conductores a adoptar difíciles posturas con sus cabezas para poder ver la carretera a través de esos colgantes que ocupan prácticamente toda la luna delantera.
El de la foto corresponde al que se utilizó en el SEAT 850 de mi padre del año 1968. Representa la figura del Manelic; personaje central de la obra Terra Baixa del dramaturgo catalán Àngel Guimerà. El pobre está absolutamente descolorido y estropeado por el sol español que nos acompañó a lo largo de tantos y tantos kilómetros recorridos a través de nuestra geografía, pero ahí sigue, a sus 41 años y como si nada. Actualmente forma parte de mi colección de recuerdos setenteros y goza de un lugar privilegiado en una de mis vitrinas.
Total... que la moda de tunear coches parece que sea de ahora, pero al lado de nuestros padres, madres y abuelas, los tuneadores modernos son unos auténticos aficionados ;-)
Créditos de las imágenes: 1).- SEAT 850 de mi padre. En la foto aparecemos mi madre y yo en un desayuno de camino a alguna parte. 2).- Cartel publicitario de los 70 con el infalible SEAT 850. 3, 4, 5, y 6).- Imágenes bajadas de internet y debidamente tuneadas para la ocasión. 7).- El Manelic de mi viejo SEAT 850 que colgó durante años de su retrovisor, así como de los siguientes coches que tuvo mi padre. Colección particular.
Hoy se celebra el 40 aniversario de la llegada del hombre a la luna; una discutida efeméride que cambió el rumbo de la historia, que tuvo lugar en un 21 de Julio del año 1969 y que fue, sin duda, uno de los acontecimientos más importantes para todos los de la generación de mediados de los sesenta.
Hay infinidad de cosas que recordar de todo cuanto aconteció hace ahora 40 años referente a ese hecho histórico, pero me voy a quedar sólo con un par de recuerdos y de los que de un modo directo o indirecto ya hice mención en este blog, pero que hoy... es de obligado homenaje.
Por un lado está el fabuloso álbum de cromos con el que cervezas DAMM nos obsequió, titulado: “Homenaje a la conquista del espacio”, una colección de 82 cromos a través de los cuales se repasa la llegada del Apollo XI a la luna, se habla de su tripulación, de cómo era el Apollo y sus diversos módulos, etc. Un álbum que encandiló a todos los que lo tuvimos de niños y que admirados, pasábamos sus páginas deseosos de tener la colección completa y poder disfrutar de ella.
Personalmente tuve la suerte de hacerme no hace mucho con un ejemplar en el cual está la colección completa. Debo decir que lo conseguí a petición de mi mujer ya que vivió una desagradable anécdota con él.
Resulta que la publicidad del álbum aseguraba que a todos aquellos niños que completasen su colección, cervezas DAMM les obsequiaría con un juego llamado: “Viaje a la Luna”. Para ello debías darle a tu tendero tu álbum completo, él lo entregaba al distribuidor de cervezas que en su próxima visita a la tienda haría entrega del álbum y del juego para que el tendero se lo diese al niño.
Mi mujer completó la colección, hizo entrega de su álbum al tendero, y 40 años más tarde, aún está esperando la llegada del distribuidor con su álbum y su juego.
De modo que en cuanto nos pusimos en esto de recuperar juguetes y recuerdos setenteros, una de las cosas que estaba como prioritaria en su lista, era, como no... su álbum del homenaje a la conquista del espacio, y del que actualmente disfrutamos los dos.
El segundo y último recuerdo de esta efeméride proviene de la casa Monta-Plex y se trata de los modelos en plástico de figuras montables correspondientes a la cápsula Apollo XI, el módulo lunar y la araña; todo un conjunto alojado en la parte superior del cohete Saturno V, cuyas características más relevantes eran: una altura similar a la de un edificio de 35 pisos, un peso de unas 3.000 toneladas y una velocidad superior a los 40.000 Km/h. El Saturno constaba de 5 motores y su utilidad era la de trasladar todo el conjunto en su primera fase del viaje a la luna.
Durante el transcurso del viaje, cada fase del Saturno iba desprendiéndose y perdiéndose, quedando en viaje la cápsula Apollo con su módulo lunar y la araña que prosiguieron su viaje a la luna. El alunizaje se produjo con el módulo lunar y la araña mientras que la cápsula quedó orbitando alrededor de la luna. De regreso a la tierra, sólo tenía que despegar el módulo lunar quedando la araña abandonada en la superficie de la luna. El módulo lunar se adhirió nuevamente a la cápsula Apollo y siendo ésta la única pieza del conjunto que logró penetrar en la atmósfera terrestre y cayendo al mar, lugar donde fueron rescatados los astronautas. Todo salió según ese plan previsto.
Con respecto a la polémica; es bien fácil: quien aún no crea que el hombre llegó a la luna... no tiene más que darse una vueltilla por nuestro satélite y buscar la araña. En caso de no encontrarla... podemos empezar a cuestionar el tema, pero por ahora, feliz 40 aniversario! ;-) Entradas relacionadas en este blog: La llegada del hombre a la Luna Llegó el Apolo XI a l Luna?
Imágenes correspondientes al álbum de cromos de cervezas DAMM y a las figuras de plástico de Monta-Plex. Colección particular.
Mi yaya Lola iba a buscarme cada tarde a la escuela. De camino a casa decidíamos que hacer con la merienda; en algunas ocasiones –siempre dependiendo del trabajo que ella tuviese- me compraba algún Tigretón, Bony o Bucanero en el horno del barrio, pero la mayoría de las veces me preparaba algo en casa. Yo merendaba viendo los dibujos animados de la tele, y luego iba a hacer mis deberes mientras ella no paraba arriba y abajo con las tareas de casa. Era una mujer que se ocupaba de casi todo e incluso les preparaba la cena a mis padres que regresaban del trabajo bien entradas las nueve de la noche. Así que desde las seis de la tarde que me iba a buscar, hasta las nueve de la noche, mi yaya Lola era sólo para mí, bueno... para mí no en el sentido más amplio del término ya que para quien mi yaya Lola en realidad, era todo oídos, era para Elena Francis.
—Yaya... me has puesto poco Cola Cao. A mi me gusta con mucho Cola Cao —Le decía yo.
—Qué? — Esta era siempre su invariable respuesta.
—Yaya... Dónde están mis indios y vaqueros de COMANSI?
—Qué?
—Yaya... Me ayudas a hacer las restas?
—Qué?
Se lo tenía que repetir todo dos veces. Nunca jamás atendió a ninguna de mis peticiones a la primera. Era igualita que los teenagers que uno se encuentra parados justo delante de la puerta de salida del metro, anonadados con sus walk-man y escuchando las músicas de su Mp3 a todo volumen; que digo yo... Para qué se pondrán los auriculares sí resulta que se les escucha la música por todo el vagón? Deben tener el cerebro hecho Pepsi-Cola de tanto sonido electrónico estallando entre medio de sus orejas.
—Te vas a bajar en la siguiente parada? —Hay que preguntarles porque como ya he dicho, irremediablemente siempre están en medio de la puerta.
—Qué?
Pues mi abuela igual.
A mi me molestaba sobremanera que todo cuanto yo dijese, solicitase o preguntase fuese contestado con un “qué”, mientras que a la Elena Francis la estaba escuchando mientras entraba y salía de las habitaciones, con el receptor de radio en la otra punta del piso, y nunca, jamás... le hizo repetir nada y lo escuchó a la perfección todo a la primera.
Estimada Elena Francis;
Me dirijo a usted debido a que me encuentro en una situación absolutamente desesperada.
Hace diez años que estoy casada con mi marido, un buen hombre, trabajador, responsable y un buen padre para mis hijos, pero que últimamente pasa poco tiempo en casa, apenas me dirige la palabra, no me hace el menor caso y le encuentro irritable cuando llega por las noches cansado y sin ganas de cenar. Nunca me ha pegado, pero hará un par de semanas tuvimos una fuerte discusión y llegó a levantarme la mano. Le noto agresivo y parece como si me estuviese culpando a mi de algún problema que tal vez tenga en su trabajo.
El caso es que llevo un tiempo planteándome la separación, o al menos, una separación temporal que sirva para que ambos nos demos cuenta de que nos echamos de menos o de si realmente, lo mejor que podemos hacer sea romper nuestra relación y vivir separados.
No sé qué hacer y es por este motivo que busco su consejo.
Atentamente:
Una desesperada.
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Mi querida amiga;
Es normal que con el paso del tiempo, en un matrimonio, el hombre descuide ciertos aspectos de su vida afectiva y de pareja. Sus compromisos laborales y sociales son de extrema importancia; eso no significa que su familia lo sea menos, pero su mujer, sus hijos, son un bien seguro para él, mientras que los peldaños que debe subir día a día en su escala social son más inciertos, y como bien comprenderás, reclaman mayor atención.
Quizá la responsable de estar desatendida seas tu misma, ya que tampoco es menos cierto que con los años y una vez casadas, muchas mujeres abandonan su aspecto y dejan de manejar esas pizcas de seducción necesarias para llamar la atención de sus maridos. A menudo, las mujeres realizadas con los hijos y con sus labores del hogar, olvidan que para los hombres esa tarea de sentirse plenos, felices y realizados es mucho más difícil.
Olvida esa idea de la separación ya que no te haría ningún bien, y por encima de todo piensa en tus hijos, en lo traumático que sería para ellos y para las personas de vuestro entorno que están acostumbrados a veros como una pareja feliz.
Mi consejo pues, es que te arregles un poco el pelo, que te pongas un vestido bonito y que sorprendas a tu marido con una deliciosa cena. Que él vea que te has pasado dedicándole toda la jornada en cuerpo y alma, y sin duda alguna cambiará su humor.
Tampoco olvides que una flor no hace primavera, y que no bastará hacer eso en una sola ocasión y esperar sorprendentes resultados. De modo que al igual que él lucha cada día por sacar adelante a sus hijos y a ti, tú debes hacer lo mismo para hacerle un hombre feliz en lugar de decepcionarle dándole la noticia de una posible separación o ruptura.
Espero que poco a poco puedas ir solucionando este problema, y ya sabes que me tienes a tu entera disposición.
Hasta siempre:
Elena Francis.
Y ni un solo “Qué”. Mi abuela era capaz de salir al balcón a tender la ropa y al entrar despacharse a gusto con la Elena Francis.
—Pero será bestia esta tía? Pues no va y le aconseja que siga al lado de ese tipejo? A saber porque le ve poco el pelo por casa y encima llega cansado. Será posible? Tipejo!
Vaya, que ni el ruido de los coches de la calle, ni el estar fuera del balcón le había hecho perder un solo hilo de la retransmisión radiofónica, en cambio... si yo me dejaba ir con eso de: “Yaya... Cuándo vendrán los papas?”
—Qué?
Vale que se lo preguntaba cada día y mis padres llegaban siempre más o menos a la misma hora, pero... Tanto costaba responderle como era debido a un nieto? A su único nieto?
Elena Francis siempre aconsejaba que sus oyentes adoptasen actitudes de sumisión, nunca de rebeldía; si una oyente se dirigía a ella porque era la que se aburría de su marido, la que no le soportaba más y la que prefería no acercarse a él, Elena Francis le decía que debía pasar menos tiempo sola pensando en tonterias, que se comprase un televisor o que leyese revistas de moda o de cómo eran por dentro las casas de los famosos, cualquier cosa con tal de que la frustrada esposa no pensase y en una de estas, se diese cuenta de cuan absurda era su malograda vida.
Mi yaya, en alguno de esos viajes entre el comedor y la cocina, se detenía delante del aparato de radio, lo miraba como si la mismísima Elena Francis estuviese sentada en una de las sillas de casa, colocaba sus brazos en jarras y lanzaba una serie de improperios que si la locutora los hubiese llegado a oir alguna vez, se le hubiesen enrojecido sus mejillas todoterreno adaptables a cualquier régimen político o etapa de transición. Una mejillas impertérritas y capaces de soportarlo todo, menos... cuanto mi abuela hubiese sido capaz de lanzar por su boca de haberla tenido delante. Actoseguido, la yaya Lola, como si hubiese cumplido alguna misión válida para alguna causa, secaba sus manos en su delantal y proseguía su camino hacia alguna parte de la casa.
—Yaya... Por qué escuchas tanto a esta señora y siempre le dices todas esas cosas? —Le pregunté en una ocasión.
—Qué? —Respondió.
—… Que por qué escuchas a esta señora?
—Oh... bueno. Es que a veces da muy buenos consejos para cosas de cocina y demás.
Era cierto. En realidad el consultorio de Elena Francis nació con la intención de promocionar un instituto de belleza situado en Barcelona. El programa de radio se creó unicamente como un factor promocional, pero fue tanto su éxito que terminó derivando en un batiburrillo en el que cabía de todo: consejos de belleza, recetas de cocina, y consultorio sentimental. Este último aspecto fue, el que a la larga, más importancia tuvo en el programa. Para nada servían ya los curas, ni los loqueros, ni nadie que tratase de meterse en las psiques de las mujeres de la época. Elena Francis era una salva causas como ninguna aunque en realidad nunca daba respuesta a nada.
Estimada Elena Francis;
Mi marido se emborracha y no hace caso de sus hijos ni de mi...
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Mi querdida amiga;
Trata de que tu marido no se emborrache y haz lo posible para que te haga caso a ti y a tus hijos...
Y se quedaba tan ancha. Ni tan siquiera era necesario hacer rezar a nadie tres Padres Nuestros y cinco Ave Marías, ya que toda mujer que escribía a su consultorio era siempre víctima de todo y nunca culpable de nada. Y así desde el año 1947 hasta el 1984.
Lo bueno del caso era que pese a que el 90% de las llamadas eran de mujeres desesperadas en busca de apoyo emocional y de consejo sentimental, mi yaya Lola... la escuchaba por los consejos de cocina. Algo así como esos programas de telebasura que nadie ve, pero de los que todo el mundo habla.
—Ah!, si... vi un trozo por casualidad haciendo zapping —Dicen todos.
—Pero vaya... nada... no vi ni cinco minutos —Se apresuran en añadir.
No obstante, en esos cinco minutos saben todo de todo y hasta se han formado una opinión.
Una tarde, Elena Francis estaba dando uno de sus consejos para que el pollo quedase bien doradito al sacarlo del horno, y para que no perdiese su jugo hasta la hora de servirlo a la mesa, sobretodo las pechugas que son la parte más seca. Fueron múltiples las sugerencias que dio la buena mujer para que toda ama de casa quedase como una reina ante sus invitados.
Mi yaya Lola salió de la cocina e inquisitiva se acercó al aparato.
—Entérate bien de una vez vieja bruja —le dijo —. Sin necesidad de tanta tonteria, a mi... me queda más bueno!
Creditos de las imágenes: Imagen nº 1. Aparato de radio de mi colección particular. Construido por un hermano de mi padre y que constituyó su regalo de día de bodas. El aparato es de 1963 y con él... escuché muchas tardes a Elena Francis en compañia de mi abuela.
Recortes de prensa correspondientes a las imágenes 2, 3, y 4. Extraidos de ediciones de La Vanguardia entre los años 1964 y 1971.
Imagen nº 5. Fotografía de Maruja Fernández. Una de las voces que representó el papel radiofónico de Elena Francis y que fue la más popular.
Imagen nº 6 (Inferior). Procedencia desconocida. Imagen bajada de internet.
Se trató del consultorio radiofónico más longevo de la historia de la radio en España, emitiéndose ininterrumpidamente desde 1947 hasta 1984. Elena Francis es el nombre imaginario creado por el industrial catalán José Fradera Butsems en homenaje a su esposa, Francesca Bes Calvet. El nombre de Elena Francis nació para promocionar el instituto de belleza Francis, que en sus inicios, estaba situado en la calle Pelayo de Barcelona. A lo largo de su trayectoria, la supuesta Elena Francis tuvo diferentes voces. La primera de ellas fue la locutora María Garriga, sustituida posterirmente por Rosario Caballé, pero la más recordada es la de Maruja Fernández, que con su personal voz encarnó durante más tiempo a ese personaje. El 31 de enero de 1984, tras haber caído sus índices de audiencia, Elena Francis desaparece definiticamente de las ondas de forma imprevista y provocando cierto alboroto entre sus oyentes más fieles. Fue el fin de una época en la radio española. Fuente: fonotecaderadio.com
(Clicar la imagen para verla en grandote) He escogido este chiste gráfico de El Roto para esta entrada debido a que trata de un tema de rabiosa actualidad y del que constantemente leemos y oímos a través de la prensa, los telediarios, por la calle... en definitiva: la crisis.
Lo curioso del caso es que el chiste no es de ahora, sino que fue realizado entre 1973 y 1974, y ya en él, el humorista nos advierte que “lo de la crisis” ya viene de antiguo.
Paradójicamente, a veces, lo que nos produce miedo no se trata de algo inesperado, sino más bien de aquello con lo que de algún modo ya estamos acostumbrados a convivir.
La crisis es una de esas cosas que nos da terror a todos. Huuuuuuu!!! Es como un fantasma que se cuela en nuestras cuentas bancarias, en la cesta de la compra, en los depósitos de gasolina de nuestros coches, en nuestros ahorros para las vacaciones de verano, en nuestras nóminas y que en definitiva, desestabiliza nuestros niveles de vida, pero... la verdad, es que a este humilde kioskero la crisis le asusta más bien poco, por no decir nada. Siempre he creído que se puede salir reforzado de una crisis. Lo cierto es que durante las vacas flacas es cuando hay que pisar el acelerador de la creatividad y tener algo que ofrecer una vez se haya ido el temporal. Después de estos periodos de recesión los mercados se reactivan y los aletargados inversores buscan desesperadamente “aquello” que les haga recuperar el tiempo perdido. Quizá lo importante, es no andar nunca demasiado cargado de deudas para que el fantasma no nos pille en pelotas.
El Roto es uno de los humoristas gráficos que más me sorprende, aunque él prefiere que se le conozca como a alguien que practica la sátira. Su labor se centra en contar la realidad social con su personal punto de vista y desde cualquier forma posible de contar historias. Así pues, El Roto, escampa su buen hacer por el mundo de la escritura, la pintura, la escenografía, la historieta, y por cualquier medio con el que sea posible contar algo acerca de este mundo en el que vivimos.
El Roto es uno de mis madrileños preferidos que ya publicaba sus dibujos durante la dictadura de Franco. Sus trabajos podemos encontrarlos en: La Codorniz, Ajoblanco, Diario 16, El Cuervo, El Periódico de Catalunya, etc. Y actualmente, en El País.
No le he pedido permiso para reproducir su chiste gráfico en mi blog, pero en cualquier caso... si no está conforme con que su arte aparezca por este virtual kiosco, ya puede ir activando y lanzando sobre mi a sus abogados. Este chiste ya está en este blog y no se irá de aquí ni con agua caliente ;-)
El NODO fue el NOticiero DOcumental que se creó por la Vicesecretaría de Educación Popular del gobierno franquista allá por el año 1942 y cuya primera proyección (obligatoria en los cines antes de empezar la película) tuvo lugar un 4 de enero de 1943 y fue de visionado “obligado” hasta 1976, aunque por cosas del destino permaneció en las salas cinematográficas hasta 1981.
Lo que personalmente recuerdo del NODO se reduce a la época de los setenta, y me consta que sirvió para dar una peculiar visión de España en contraste con el resto del mundo a los propios españoles; una España que aparentemente progresaba a pasos agigantados. Una España a la que el turismo internacional acudía en masa para disfrutar de su gastronomía y de sus fiestas populares que, en la mayoría de los casos, quedaban reducidas a las corridas de toros, las procesiones de Semana Santa y al jolgorio en las playas. Una España en la que se inauguraban embalses, en la que se fabricaban coches utilitarios al alcance de los bolsillos de todos los españoles, en la que la unidad familiar era, sin lugar a dudas, como “Dios manda”, en la que se ensalzaba a las escasas glorias nacionales como si se tratasen de las únicas glorias existentes en el panorama mundial, ya bien fuese en el terreno de los deportes, del espectáculo, de las ciencias o de la política; a excepción clara de aquellas estrellas internacionales del mundo del cine o de la canción (preferentemente hembras) que visitaban esa España y que casualmente siempre se veían envueltas en algún que otro affaire con algún torero español, prototipo por excelencia del macho autóctono. Una España para la cual el resto del mundo era pequeño e insignificante ya que ella, por si sola, era una Grande y además... Libre.
Con todo, el recuerdo de esa España de pan con chocolate, pantalón corto, y colegio de curas, es un recuerdo grato para mí, ya que afortunadamente predominan los recuerdos de una infancia feliz por encima de los recuerdos de represión y de total abuso. Recuerdos, estos últimos de los cuales, los de mi generación no fuimos víctimas directas ya que vivíamos arropados por los brazos de una ingenuidad absoluta y propia de nuestra edad.
No obstante, hoy, día del padre; es casi obligado felicitar a todos los padres que contribuyeron a minimizar en nosotros la frustración que nos podría haber causado vivir en una España enrarecida, y más aún, felicitar también a los abuelos que en no pocas ocasiones nos hicieron de padres y que conjuntamente con nuestras madres y abuelas, hicieron de la mayoría de nosotros niños y niñas felices hasta el punto de que en este presente, recordamos con cariño y con nostalgia esos años.
Afortunadamente, eso de que nos hayamos quedado con lo bueno de todo aquello, se lo debemos a ellos.
En la madrugada del 21 de julio de 1969, el hombre por primera vez en la historia pisó la luna. Los astronautas norteamericanos: Neil Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr, y el piloto del LEM Michael Collins, a bordo del Apolo XI alunizaron, e hicieron alucinar a más de quinientos millones de telespectadores de todo el mundo que vivimos, en riguroso directo, ése acontecimiento absolutamente histórico.
Armstrong fue el primer hombre en pisar la luna, le siguió Aldrin y mientras, Collins esperaba en la nave el regreso de ambos que estuvieron durante unas dos horas y media recogiendo muestras y realizando fotografías.
La versión oficial nos cuenta que las primeras palabras de Armstrong al pisar suelo lunar fueron las archiconocidas: “Éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. No obstante, existe una versión no oficial que relata que previa a esa frase histórica y que sirvió como titular a la prensa, Armstrong dijo: “Enhorabuena Mr. Gorsky”. Al parecer los periodistas de la época preguntaron insistentemente a Armstrong cuál era el significado de esas palabras que habían sido registradas por los sistemas de control de la NASA. Armstrong se negó a hacer declaraciones al respecto hasta 1995, cuando nuevamente un periodista le formuló por enésima vez la pregunta. El señor Gorsky en cuestión acababa de fallecer y finalmente el astronauta podía desvelar el misterio.
En 1938, Neil Armstrong era un niño en la pequeña localidad de Wapakoneta, Ohio, que se encontraba jugando al Béisbol en el jardín de su casa. Neil golpeó la pelota con la fuerza necesaria para hacerla llegar al jardín de su vecino (el señor Gorsky).
Neil se acercó a la casa de su vecino para recuperar su pelota y a través de la ventana entreabierta escuchó como la señora Gorsky le decía a su marido: “Sexo oral? Pero... Te has vuelto loco? Lo tendrás cuando el pequeño de los Armstrong se pasee por la luna!”.
Anecdota al margen, lo cierto es que éste acontecimiento supuso el broche de oro para la década de los 60 y marcó la entrada a los 70 y el resto de la historia de la humanidad.
(Imagen superior correspondiente a la portada de LA VANGUARDIA editada el 22 de Julio de 1969).
1964 fue un año en el cual se fraguaron los más importantes planes para la entrada del mundo en el futuro inmediato y que asentó los principios básicos para la siguiente década de los 70. Un año que nos preparó para el mayo francés del 68, la revolución Hippy y la llegada del amor libre, a la vez que se dio el primer paso importante para la llegada del hombre a la luna y se gestaron los primeros ordenadores con sistema de bytes. Un año que, sin duda, significó una puerta entre el ayer y el hoy.
Veamos un muestreo de acontecimientos:
En 1964 nació la minifalda y el primer coche deportivo de la marca Ford Mustang. Se creó el ordenador IBM S/ 360 a partir del cual surgen los demás ordenadores IBM. A su vez, el recién nacido IBM S/ 360 fue el primer ordenador de la historia atacado por un virus. También en 1964 el dibujante argentino Quino dio a luz a su personaje más emblemático y conocido; Mafalda, y nacía la Pantera Rosa de la mano de DePatie-Freleng Enterprises. Fue ése mismo año en el que Guinea Ecuatorial se independizaba de España. El año en el que se aprobaron los planes para la construcción de las torres gemelas en Nueva York. El año en el que EE.UU. Lanzó al mercado “Meet the Beatles” el primer álbum del mítico grupo. También en 1964 la NASA trató de mandar una más de sus sondas con el objetivo de tomar fotografías de nuestro satélite vecino y conseguir imágenes que facilitasen la llegada del hombre a la luna. En enero le tocó partir en dicha misión al Ranger VI, provisto de seis telecámaras que fallaron y que ni tan siquiera pudieron fotografiar el fatal desenlace del artefacto al estrellarse contra el Mar de la Tranquilidad en pleno corazón del satélite. No obstante, en julio del mismo año y con idéntica misión, partió el Ranger VII consiguiendo enviar las primeras fotografías cercanas y nítidas de la luna. Surcó también hacia el espacio el primer Gemini. En ése movido 1964 Malcom X fundó el partido nacionalista negro en Nueva York, y mientras que la Cámara de los Comunes abolía la pena capital en el Reino Unido, en Sudáfrica era condenado a muerte el lider del Congreso Nacional Africano Nelson mandela por el gobierno racista. El Papa Pablo VI, puestos a condenar algo, condenó la píldora anticonceptiva ya que al parecer, condenar a muerte a alguien era más venial que impedir un nacimiento no deseado. Volviendo a Nueva York, el presidente Lyndon Johnson firmó la ley de derechos civiles, la cual prohibió la discriminación racial en establecimientos públicos y en cualquier negocio o institución que recibiera fondos federales. En Oslo, recibió el premio Nóbel de la Paz el líder del Movimiento Estadounidense de Derechos Civiles, el Dr. Martin Luther King, Jr. la persona más joven en recibir el galardón. Los derechos del pueblo negro empezaban a hacerse un hueco en un mundo de blancos. Y puestos a hablar de movidas heavys...entre el 6 y el 9 de agosto del año 1945 cayeron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, pero fue en 1964 cuando China dejó caer un bonito pepino (también atómico) sobre Sinkiang. Paralelamente y debido al recrudecimiento del conflicto bélico en Vietnam, el congreso de EE. UU. aprobó una ley (la resolución del Golfo de Tonkín), dándole al presidente Lyndon B. Johnson amplios poderes para decidir acerca de los ataques contra las fuerzas estadounidenses en Vietnam.
Debo añadir que para mi, en 1964 empezó todo. Una mañana, a las 7:00 AM horas de un caluroso 7 de agosto de 1964. Mis padres y yo nos vimos por primera vez, tuvimos el gusto de conocernos y a pesar de la mucha guerra que les he dado, espero y deseo no haber sido para ellos un mal acontecimiento en medio de un año tan dinámico y vital.
Ahí dejo la portada de La vanguardia del día 7 de agosto de 1964. El día que vio nacer al Kioskero del antifaz ;-)
Amenizo el post con un tema de 1967 que sonó mucho durante la guerra del Vietnam y que era un grito mudo proclamando un cambio mundial. Me pregunto sí desde entonces hasta ahora... han cambiado sustancialmente las cosas.
Ser niño es una etapa en la que uno puede quedarse si quiere. No hay ninguna ley que lo prohíba, y para ello... no hay más que cerrar los ojos con fuerza y pedirlo con convicción.
No hay nada malo en hacerse mayor; al contrario, pero el único pecado real que existe, es el de borrar al niño que fuimos de nuestra memoria.
Hay algo que no encuentras? Entra en el almacén y a ver si hay más suerte
MICROMO
En busca de las seis etapas esenciales de la vida:
Una infancia feliz.
Una adolescencia promiscua.
Una juventud exitosa.
Una madurez serena.
Una vejez lúcida.
Una muerte digna.
El Kioskero del Antifaz.
EL ÁLBUM DE FOTOS
Me equivoco si afirmo que todos estos recuerdos son comunes para la mayoría de nosotros?
A dormir pequeñin
Vamos... que uno acababa de llegar a este mundo y en lo único que pensaban nuestros progenitores era en hacernos dormir. El pretexto era que ellos necesitaban hacer lo mismo, pero... Quién en su sano juicio iba a desperdiciar tantas horas durmiendo con todo lo que había por ver?
La hora del baño
Siempre era inoportuna, siempre nos pillaba a destiempo y nos apetecía más cualquier otra cosa antes que la hora diaria del baño. Nuestros padres nos llenaban la "bañera" de juguetes de plástico con los que entretenernos; a veces esa táctica daba resultado, pero otras... no.
La hora del paseo
Nos encantaba que nuestros padres nos sacasen a pasear. Sin duda hubiese sido una experiencia mucho más gratificante si no fuese porque se empeñaban en ponernos siempre... esos dichosos gorros :-(
El poema de Navidad
En la escuela nos enseñaban un poema de Navidad que nosotros recitábamos en familia. Yo aún recuerdo uno de ellos que decía más o menos así: "Ya vienen los reyes por el arenal y al niño le traen oro, pan, vino y pañal. Oro le trae Melchor, incienso Gaspar y olorosa mirra le trae Baltasar".
De bruces con la realidad
De pequeño ya aprendí que siempre hay alguien que tiene las pelotas más grandes y que la competencia en la vida iba a ser dura.
Yo tuve un SIMCA
"Que difícil es hacer el amor en un Simca 1000, en un Simca 1000..." Ya lo decían los Inhumanos en su canción... Si, si, pero eso llegó algo más tarde, lo que realmente era bonito era... jugar con él ;-)
Cuando mi Simca se estropeaba era posible arreglarlo con escasos conocimientos de mecánica, pero es que entonces, nuestros juguetes no llevaban microchips.
También tuve un triciclo
Ya por aquel entonces las suelas de mis botas estaban llenas de polvo y de asfalto. Harley-Davidson's Kid... así me llamaban los que bien me conocían y sabían de sobra que era un tipo duro.
El estrecho balcón que servía de lugar ideal para nuestros juegos representaba para nosotros algo más que la legendaria Ruta 66.
La merienda
No es que hubiese mucho para comer, pero nunca faltaba una buena rebanada de pan con Nocilla para dejar la tripa llena.
Cumpleaños feliiiiizzz...
Por qué negarlo? Aunque ahora éso de cumplir años sea, para algunos, un engorro; de pequeños era motivo de fiesta y gran alegría: la tarta, invitar a los amigos, recibir regalos... siempre caían baratijas de kiosco a manos llenas, algún que otro juguete "de los caros", y como no... la típica tía que siempre nos regalaba ropa pensando que nos haría ilusión. Y evidentemente que por aquel entonces nada de "Happy Birthday", lo que se cantaba entonces era el "Feliz, feliz en tu día..." de los Payasos de la tele, faltaría más!
Los parques de atracciones
Una nube de algodón de azucar, una vuelta al Tio-Vivo, cuatro topetazos en los autos de choque y media docena de caramelos del tiro-Pichón, con eso... éramos los niños más felices de la tierra. Ahora no, ahora si no les llevas a Dineylandia no son nada. Los muy...
Los parques de columpios
Ya por aquellos tiempos se practicaban los deportes de riesgo de los que tanto se habla ahora. Quizá no estaban de moda el Puenting y el Rafting, pero el Toboganing... éso eran palabras mayores!
Montar en ése columpio al que me llevaba mi abuela alguna tarde, siempre fue para mi como cabalgar a lomos de mi caballo y atravesar las Montañas Rocosas.
Wild West
Todos queríamos ser Cow-Boys, desenfundar a gran velocidad nuestro Colt-35 de Joal y decir aquello de: "Ya te dije que no quería volver a verte a este lado del Mississippi... forastero"
Los veranos en la playa
Nosotros nos bañábamos en el mar y nos rebozábamos en la arena, mientras nuestras madres montaban las toallas y las sombrillas y nuestros padres gritaban eso de: "Que vienen las suecaaassss!!"
Los veranos en la piscina
Algunos veranos tocaba ir de "Ruta por España", pasar unos días de hotel, sumergirse en la piscina y ponernos morenitos con el sol de agosto. Yo llevaba siempre conmigo mi piragua hinchable de color verde con la cual flotaba en el agua de las piscinas, pero esa era sólo la realidad. En mi imaginación era un temible pirata que a bordo de su galeón surcaba los mares del sur. Por cierto... perdonarme si en la foto... os doy la espalda.
Los veranos en el pueblo
Los veranos en el pueblo quizá son los más gratamente recordados. Muchos de nosotros pasábamos parte de nuestras vacaciones en el pueblo de alguno de nuestros padres (concretamente yo iba al de mi padre; un pequeño pueblo bañado por las aguas del río Ebro). Allí vivíamos nuestras primeras experiencias en casi todo, nos reencontrabamos año tras año con nuestros amigos, y cargábamos las pilas para el regreso a la cotidianeidad de la ciudad.
La vuelta al cole
Terminadas las vacaciones, con nuestro plumier nuevo y nuestros zapatos "Gorila" recién estrenados, nos disponíamos a volver al cole y a respirar de nuevo ese aroma que era una mezcla entre lápiz de madera, goma Milán de nata y bimbollo de la casa Bimbo
Y llegaron ellas... Las mujeres!!
El primer contacto solíamos tenerlo con las primas; y claro, "cuanto más primo... más me arrimo".
Seguidamente les tocaba el turno a las vecinas. Terete fue mi primera novia (Bendita inocéncia). Era mi vecina y sus padres y los míos se hicieron amigos y nos hicieron pasar muchas horas juntos.
Paseábamos con los elementos imprescindibles que nos asegurasen una buena tarde: un juego de lanzar aros, una comba, un Madelman y... la atenta mirada de nuestras madres.
Ellas llevaban siempre la voz cantante, y bastaba un deseo suyo para que nosotros estuviésemos "a sus órdenes"
Un día ella te dice "Deja de llamarme Terete, me llamo Tere" (se empieza a hacer mayor y tú sigues siendo un crío). Sus padres se mudan a otra parte de la ciudad, se termina todo contacto, y llega... aissss... el primer desengaño amoroso.
La pandilla
Los inseparables que nos pasábamos el día jugando a los piratas, a indios y vaqueros y reviviendo innumerables aventuras con los Madelman y épicas batallas con los soldaditos de Monta-Plex. De izquierda a derecha: Laura, Alberto, el Kioskero del antifaz y Miguel Ángel.
I'm the king of the world!
Desde nuestra infancia, veíamos el futuro como algo alcanzable. Bastaba con estirar bien el brazo... y atraparlo!