lunes, 6 de julio de 2009

Fin de curso y... vacaciones

Hace escasamente una semana que tenemos a los hijos en casa. Terminó el cole y las vacaciones -para ellos- ya son una realidad.

Para los padres eso es una prueba de fuego en la que nuestros nervios, o resisten... o nos hacen perder los papeles en más de una ocasión, soltar cuatro gritos y dejar escapar alguna que otra colleja. Es el momento en el que más queremos a nuestros hijos por el hecho de compartir más horas con ellos, pero a la vez, el momento en el que más deseamos tenerlos lejos ya que evidentemente... son muchas horas!!!

Cuando las vacaciones son para todos la cosa ya es distinta y se comparten la mayoría de momentos buenos, pero... llegar de trabajar, encontrar a la pequeña llorando porque su hermano le ha sumergido a su muñeca en la bañera, o comprobar que ninguno de los dos ha hecho sus tareas a lo largo de todo el día, ni se han ordenado su habitación... es para coger y regresarse al trabajo ya que al menos allí puedes mandar a hacer puñetas a algún cliente y no verle más el pelo si se pone más borde de la cuenta, cosa... que no puedes hacer con un hijo. Que lindos! Home Sweet Home!!

De todos modos... nunca está de más recurrir a los rincones de nuestra memoria y recordar qué éramos nosotros cuando teníamos más o menos esas edades, y cuanto tenían que morderse los lábios nuestros padres, contar hasta 10... e incluso hasta 100 antes de soltarnos un sonoro galletazo.

La siguiente historia hizo que yo pasase a convertirme en la mayor frustración de mi padre y que practicamente no me dirigiese la palabra durante un año.

Mi padre nunca llegó a entender esa obsesión mía por dejar los estudios. Para él, estudiar, matricularme en medicina, hacerme médico y ganar una fortuna montando mi propia clínica en el futuro... era tan sólo cuestión de proponérmelo. Así de fácil!

El caso es que llegaron las notas finales de 8º de E.G.B y mi graduado escolar con un suficiente pelado andaba por dentro de mi cartera puesto de cualquier manera, arrugado y algo manchado del chocolate, que como consecuencia del calor, se había desparramado del Bimbollo que no me comí a la hora del almuerzo.

Cuando de mi mano, mi padre recibió mis notas y ese graduado que parecía salido de una pelea de gallos, la cara de papá se convirtió en un poema.

—Hijo, parece mentira que no te des cuenta lo que podrías hacer con tu futuro y no haces —me dijo.

Yo tenía algo de prisa por meterme en mi habitación, encender mi radiocasete y colocar en él alguna cinta de Soul o de Blues, desde entonces y hasta día de hoy, siempre he sido un auténtico fan de la música negra y de todo aquello que tiene que ver con los negros en general. Imagino que algo influenciado por algunos que vivían en mi barrio y porque tenía una edad en la que las chicas empezaban a ser algo realmente importante, y en mi caso, las chicas negras lo eran de una manera especial. Pero mi padre quería dar inicio a eso de... mantener una charla paterno filial.

—Yo no te exigiría absolutamente nada sí viese que no puedes hijo, pero... un suficiente. Con un poco más que te hubieses esforzado esta nota podría haber sido muy superior. No te das cuenta? —preguntó. Y al rato, con mi graduado entre sus manos, exclamó —. Además. Crees que estas son formas de guardar esto? Míralo... está sucio, arrugado, manchado! Que desastre Señor... que desastre!

Mi madre contemplaba la escena en silencio apoyada en el quicio de la puerta de la cocina. Con su mirada estaba diciéndome: "Que ganas de hacer sufrir a tu padre. Con lo poco que te costaría tenerlo contento". Cosa que me había repetido una y otra vez, casi como quien dice... desde el parvulario. Y es que en esto de no dar la talla en un aula... yo fui un niño precoz.

—Vamos a ver —mi viejo trataba de poner orden a sus pensamientos y de justificar "algo", lo que fuese, con el fin de encontrar una explicación —. No te das cuenta de que podrías ser lo que te diese la gana en esta vida? Aunque lo parezcas... no eres tonto. A ver, dime!... Que te gustaría ser? —preguntó —. Seguro que te darás cuenta de que cualquier cosa se puede conseguir con algo de esfuerzo —e insistió en la pregunta —. Dime. Qué te gustaría ser?.

Pensé durante unos instantes mientras trataba de recordar el título de una de las canciones de Robert Johnson que me apetecía escuchar en el casete.

—Negro. Me gustaría ser negro —le contesté.

Imágenes correspondientes a material escolar de los 60 y los 70. Colección particular.

10 comentarios:

María dijo...

¿En serio el contestaste eso? Supongo que la cara de tu padre sería un poema ante esa respuesta. Jajaja

María José dijo...

jajajajajjajj!!!!!!!!! de verdad!!!!!! que cosas!!!!!!!!! a mi cuando me preguntaba que quería hacer de mayor decia que " acompañar a mi madre a la compra todos los dias" jejeje, y he estado años aciendo eso hasta jartarme, bueno todavía estamos juntas unn rato todos los días, hasta compartimos curro.

saludos

María José dijo...

haciendo ..... que burra, bueno no te he contado que en octavo me quedó para el verano la ortografía, y aún hoy es mi cruz

saludos

abril en paris dijo...

Es facil, si uno se lo propone
entender lo de los hijos con solo hacer un pequeño esfuerzo y mirar en el rincón de la memoria... ¡ nada de dormir la siesta, armar jaleo y poner de los nervios a tu madre hasta que te mandaba con los abuelos
al pueblo, o con la vecina o a las colonias de verano etc etc..
En cuanto a lo tuyo, Sergi..!
Vamos por muy bueno que resultase oir
a Ray Charles o Aretha ( que sigue siendolo ) lo de ser negro es como lo Michael Jackson pero a la inversa.. jus jus
¡ Total que a veces si uno mira hacia atrás no tiene argumentos
para leer " la cartilla a nadie " !

Un abrazo con mi agradecimiento por
las risas..;-)

peibol dijo...

Jajajajaja ¡Buena respuesta... y más en los 70! A mí me gustaría ser mulato, ya ves :p.

Mi madre, al ser profesora, siempre tuvo vacaciones al mismo tiempo que nosostros, sus hijos, y supongo que así se hizo todo más llevadero. Aún así, fui varios años a campamentos en el extranjero, para que aprendiera inglés viviendo una gran experiencia... y supongo que para perderme de vista.

Saludos ;)

PD. No sabía que tuvieras hijos :o

Dolors dijo...

je je tu padre se debió quedar de piedra.
Por cierto que esa conversación la tuve el día 30 con mi hijo mayor...
a veces me doy miedo cuando por mi boca salen las palabras de mi madre.

Florenci Salesas dijo...

Jajaja!!! Bueno, la verdad es que ya lo fuíste una temporada (negro, me refiero) o al meno eso me hiciste creer... ¡a todos! :D

Bueno, podrías haber tratado de esforzarte en ser un medico negro y así tu padre, pobre hombre, hubiese sido medio feliz. Hubiese sido una solución de compromiso, un poco complicada, ahora que lo pienso...

Por cierto, en la primera foto, en uno de los productos de papelería, sale el apellido de mi señora.

JuanRa Diablo dijo...

Ay, Kioskero, que yo te proclamo mi alter ego catalán. Si es que la primera parte de tu entrada la podría haber firmado yo perfectamente. Volver a casa del trabajo y la algarabía y las peleas y el "mastica de una vez, que te embobas" y el "De mañana no pasa que haces alguna ficha del cole" y el "Yo no me quiero acostar, que hoy he dormido la siestaaa" Ufff.

Y mira que me choca eso de que fueras mal estudiante y aquello de que te expulsaran incluso de colegios. Leyéndote parece que los años te han dado tablas para muchas cosas y entre ellas (dibujos aparte, claro) la de contar historias. En ese aspecto yo no te doy un aprobado pelao, yo te doy un sobresaliente.

Saludos, "negro"!

Anónimo dijo...

Amigo Sergi, seguro que has aprendido que ni es tan malo ser blanco ni tan ideal el ser médico, que eso de la grandes mansiones sólo pasa en las peli americanas.
Las notas no siempre aseguran un gran porvenir, pues en tu caso, a pesar de esos "sufis raspados" en época escolar, has conseguido matrícula de honor en tu presente, dedicándote a lo que te gusta. Otros, otras, habiendo sacado sobres y notas altas, dejaron sus sueños a mitad del camino.

Mis hijos también se aburren, se pasan la mañana entre el Clan TV y el Crash en la Nintendo, y eso no puede ser. A mí me faltaban minutos en el día para hacer todo lo que me proponía. También es cierto que con dos hermanas y 5 primos no había forma de aburrirse, ¡si hasta representábamos los capítulos de Verano Azul después de cada sesión¡.

Muy chulos tus cuadernillos y demás, esas ceras Manley...eran mi debilidad.

Besitos. Loli

NÚRIA dijo...

Las libretas esas que ponía Cuaderno las recuerdo...Me encantaba el sacapuntas ese, ya no se ven...Saludets.