Los programas de Félix Rodríguez de la Fuente fueron obra de referencia para el resto de documentales de la naturaleza que se crearon posteriormente en España y en el extranjero, e inauguró una nueva fórmula documental. Félix fue, sin duda, un pionero en este género de programas que a día de hoy, y con tanta oferta televisiva, parecen pasar desapercibidos por la audiencia, aunque eso si... los documentales de animales y de la naturaleza en general son ese tipo de programas que todo el mundo dice que ve, pero que en realidad... nadie mira.
Entendamos que en la década de los setenta, la televisión no se trataba única y exclusivamente de un divertimento, sino que además, cumplía una función pedagógica y formativa debido a que era un modo eficaz de introducir información en los hogares de todos los españoles; amén de contarnos constantemente las excelencias del régimen y de tratar de manipular nuestras mentes para que no cayésemos en actos de sublevación o rebeldía ante lo que era una estricta dictadura. Actualmente cualquier persona con un mínimo de sentido crítico, capaz de acercarse a buena documentación, puede acceder a cualquier tipo de conocimiento a través de gran cantidad de medios, así pues, la televisión, ha pasado a convertirse en una “válvula de escape”, en ese aparato “antiestrés” que encendemos cuando llegamos a casa después de una jornada de trabajo y en la que la vida, las idas y venidas de una mujer del barrio de San Blas y madre de la hija de un torero, se convierte en el opio del pueblo; puesto que para documentarnos, o volvernos más sabios, ya tenemos internet y las enciclopedias online.
También hay que decir que no estaría de más que las televisiones tratasen de transmitir algún tipo de información amena a través de algún sistema más o menos entretenido; sin ir más lejos... el otro día, en un reality en horario Prime Time, pude ver como a una joven de unos 25 años -a la que la cultura le pasó un día de largo- se le entregaba una fotografía de la catedral de Notre Dame y ella exclamaba: “Esto... esto es la Torre Infiel!”. Seguro que de “la princesa del pueblo” antes mencionada que insiste en que su hija se coma el pollo... se sabe toda su vida, “obra”... y milagros. De modo que estaría bien pedirles a los “personajes” que aparecen constantemente por los programas actuales, que transmitiesen algo más que lo fácil que resulta hacerse famos@ por el mero hecho de echar un polvo.
En la línea de ese tipo de programas que de un modo divertido intentan hacernos tomar interés por temas serios, está el programa que desde el pasado domingo 3 de octubre puedo disfrutar en compañía de mis hijos. Me refiero al programa de Cuatro “Frank de la jungla”. Me río con ese tipo que gasta una considerable mala leche con los dos técnicos que le acompañan en sus aventuras selváticas y que “aparentemente” se la juega en cada programa manipulando cocodrilos o venenosas serpientes como si se tratasen de inofensivas criaturas.
Frank Cuesta fue una joven promesa del tenis español que tras un accidente de moto pasó a convertirse en entrenador y en descubridor de talentos como: Pete Sampras o Andre Agassi. La academia de tenis profesional, de la cual formaba parte, le mandó a Tailandia, se enamoró del país y además de seguir entrenando a futuros aspirantes a tenistas, se apasionó por los animales y se dedicó a su estudio y observación.
Se pueden contar por decenas la cantidad de programas documentales en los que un presentador, más o menos carismático, nos hace de guía a los telespectadores a través de sus incursiones por territorios angostos poblados de fauna curiosa, cuando no... peligrosa, pero Frank Cuesta rompe un poco con el estereotipo de aventurero que se nos ha presentado hasta ahora vestido de explorador safari, seudo-Indiana Jhones o similar. El loco de Frank se nos presenta con ropa cómoda, como de estar por casa, con gorra de tenis, calzando unos Crocs de color naranja y con una mochila de Barrio Sésamo en la cual guarda algunos antídotos para el veneno de las serpientes, una linterna y poca cosa más.
Como digo, me río y me divierto, y me encanta contemplar como mis hijos se ríen y se divierten, pero en esta incombustible fórmula televisiva que combina la fragilidad del hombre en constante jaque con la impredecible naturaleza, nosotros, los de mi generación... ya tuvimos a nuestro aventurero particular durante los 70’s. Nuestro Frank de entonces fue Félix Rodríguez de la Fuente y aunque no parecía estar tan loco, ni ser tan divertido, nadie puede negar el valor documental que sus programas tuvieron en aquella época en la que por primera vez supimos de la existencia de animales como el lirón careto, el águila perdicera, o el... abejaruco, entre muchos otros.
El hombre y la tierra fue una serie que debutó en RTVE en 1974 y que se mantuvo en antena hasta el año 1980. Constó de tres partes y de una cuarta inconclusa debido al mortal accidente de avioneta, que el 14 de marzo de 1980 sesgó la vida de Félix, la del piloto, la de un cámara de Televisión española y la de su ayudante. Todos ellos se encontraban sobrevolando el círculo polar ártico para filmar la carrera de trineos tirados por perros esquimales más importante del mundo. Dicen... que en el momento de iniciar el vuelo, Félix decidió cambiar de avioneta ya que la que usaba la mayor parte del equipo técnico había sufrido una pequeña pérdida de aceite. Instantes antes de subir a la nueva avioneta que le costaría la vida, Félix contempló el maravilloso paisaje que le rodeaba y exclamó: “Que lugar más hermoso para morir”.
Sé que es viernes y que debería insertar un tema musical en la entrada, pero lamentablemente... no se me ocurre otro que el infumable “Amigo Félix” que en homenaje a su desaparición nos interpretaron hasta el hartazgo el dúo Enrique y Ana. Como les quiero bien y no quiero que sufran más torturas que las justas y necesarias, me abstengo de adjuntarles el tema, así que en su lugar, les dejo con la cabecera que daba paso a los fabulosos documentales de “El hombre y la tierra”.
Feliz weekend.
viernes, 29 de octubre de 2010
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4 comentarios:
Bonica entrada, kioskero, recordo els episodis de El hombre y la tierra veint-los amb el meu pare que era un superfan, d'aquella època que veiem la tele en família, i la música del principi m'ha fet tararejar.
Quines imatges havia aconseguit el Félix! Fins i tot avui en dia són espectaculars!
A mí la música de esa cabecera me sigue poniendo los pelos de punta. Además de porque me encanta, me retrotrae a aquella época con todo el poder evocador de la nostalgia.
Fíjate Sergi que todavía conservo el periódico que anunciaba la muerte de Felix, que en casa conmocionó a todos (en mi casa y en todo el país, con toda seguridad)y es que fue aquel un programa que seguimos con mucho agrado y el hombre tenía mucho carisma, ¿no crees?
Mi desencanto por la televisión en estos últimos años ha sido tanto que sólo la encienden mis hijos para ver algunos de sus dibujos favoritos. Yo ya no lo hago jamás. Internet la ha sustituido para mí totalmente.
Ni siquiera conozco el programa de Frank Cuesta del que hablas.
Desafortunadamente nadie se libra de alguna visión, aunque sea fugaz, de la reina del televisor, que debe ser la tipa mejor pagada y todo. Hay que joderse! ¿¿Mentiendess?? XD
Un saludo
Hola BLN, hola JuanRa;
No hay duda de que tienes toda la razón, la música de esa cabecera para el programa, creo que es estupenda al margen de los recuerdos de la época que nos pueda traer. Sin duda una creación maestra! ;-)
Y que decir de la conmoción que supuso la desaparición de Félix en nuestras vidas. Recuerdas al Miguel de la Cuadra Salcedo? Creo recordar haber leído por ahí que se barajó la posibilidad de ponerle a él al mando del programa, pero que él mismo desestimó esa posibilidad ya que no podía ocupar el lugar de alguien tan carismático.
Te recomiendo ver algún episodio de Frank Cuesta; nada que ver con nuestro héroe setentero ;-) pero tiene su punto divertido, trasgresor, y es un rato bestia el tío... cuanto menos resulta entretenido. Ya me contarás.
BLN, quins moments! Veure volar al abejaruco… va ser tota una experiencia ;-)
Rodríguez de la Fuente y Kung-fu (David Carradine) fueron los héroes de muchos de nosotros en aquellos años. Incluso me hice socio de ADENA (WWF). En el carné que recibíamos, el símbolo de la asocicación entonces era el lince ibérico (el símbolo del oso panda -WWF- creo que lo adoptaron mucho más tarde).
Los reportajes de Rodríguez de la Fuente nos trasmitían mucha más emoción, suspense y empatía que la mayoriía de pelis de aventuras. Un excel·lente dramaturgo que nos abrió una mirada distinta sobre el mundo animal, del cual somos parte.
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