En una época en la que no se podía hablar de política, y menos aún... del caudillo, las conversaciones de los adultos del Poble Sec (Dry Village, para los amigos) giraban en torno a cosas de lo más cotidianas como: la inflación, las subidas del petróleo, la crisis... temas de los que no tenía nunca la culpa el gobierno... Dónde vamos a parar! Por aquellos tiempos, al igual que ahora, la culpa era siempre de los americanos. De quién si no? Otros temas comunes eran el clima, los precios de las alubias, los colegios de los niños, y como no... el deporte nacional que consistía en criticar a las vecinas... que para eso estaban.
Quizá el único lugar en el que se tocaban temas... “delicados” era en la barbería de la calle Salvà; un pequeño recinto a pie de calle en el que habían tres sillas de barbero y un banco en el que cabían poco más de cuatro personas esperando su turno para un corte de pelo a navaja o un afeitado. Los clientes eran tan habituales y se conocían de tanto tiempo, que en ocasiones, alguien se atrevía a criticar al régimen y cada uno decía la suya. El señor Ramón, el dueño de la barbería, cada vez que oía el ruido de la puerta, hacía un ademán con su tijera para que el resto zanjasen el tema, y si quien entraba era de confianza, la conversación proseguía con toda normalidad. En caso contrario, el señor Ramón introducía una coletilla del estilo de: “Pues hay que ver, pero... otra vez el Real Madrid nos la ha jugado en esta liga. Verdad?” y el resto de contertulianos seguían el hilo y ya toda conversación se canalizaba hacia uno de los temas... “permitidos”: el fútbol.
Sin ningún lugar a dudas que pequeños lugares como la barbería de la calle Salvà, sirvieron de algún modo a “la resistencia” ante un régimen totalitario, a la vez que hicieron mucho por mantener vivo el idioma catalán que por aquellos tiempos estaba más que prohibido.
Lo cierto es que yo, poco me enteraba de las conversaciones a ese nivel. Me limitaba a sentarme en el banco esperando mi turno sin entender demasiado bien de qué se hablaba, y leyendo los Mortadelos, Tio Vivo, o DDT que el barbero tenía colocados en un revistero junto con el diario Marca, El Caso, y poca cosa más. De vez en cuando pillaba partes de conversaciones en las que se decían cosas parecidas a las que se decían en mi casa, como que si “a la momia le queda poco tiempo de vida”, que si “qué pasará cuando vuelva la república”... etc. Yo ya sabía que la “momia” era el incombustible señor Franco, y que la república era una señora con una bandera tricolor que enseñaba una teta, pero a mi edad... me interesaban más los líos que Mortadelo y Filemón eran capaces de organizar en la T.I.A.
No obstante, un día el señor Ramón enfermó. Seguía al frente de la barbería, pero un maldito tumor localizado en su cabeza le menguó sus fuerzas impidiéndole hacerse cargo de su pequeño negocio. Su presencia por la barbería pasó a ser anecdótica al cabo de poco tiempo, y en su lugar, el señor Julián se ocupó de todo casi a jornada completa.
Hablar de “la momia” o de “la república” pasó a la historia ya que el señor Julián era uno más de los que seguía la corriente de una buena mayoría de convencidos de que Franco nos había traído la paz, de que la república sería una amenaza, y de que a ver la de locuras que iban a hacer los rojos el día que el caudillo la espichase. Total... que un buen hombre en realidad, pero participante de un pensamiento único, que sin quererlo, ni sin pretenderlo, provocó que los temas de conversación en la barbería, se limitasen a ser los mismos que en el resto del barrio.
Cabe decir que el señor Julián era agradable a pesar de todo. Un tipo atento y educado que provenía de una humilde familia del sur, que mantuvo hasta el final de sus días su acento andaluz, y que... “prohibió” el catalán en ese pequeño reducto de la resistencia que era la barbería de la calle Salvà. Él no lo entendía, no lo hablaba, ni tenía intención alguna por hacer el más mínimo esfuerzo, así que en una España que era eso... “una grande y libre” los habituales de toda la vida en la barbería del señor Ramón adoptaron el castellano en sus conversaciones con la mayor de las normalidades.
Mientras que por el transistor solo se sintonizaban emisoras de flamenco y cante jondo, el señor Julián terminaba con una de las cabezas, pasaba el cepillo con polvo de talco por el cuello y el cogote del cliente, retiraba los trapos y decía: “A ver, el siguiente”.
—Conversassión?
—... pse... bueno —contestaba el cliente.
—Furbo, o toros? —preguntaba el señor Julián.
—Pues... no sé... fútbol mismamente.
Y mientras el barbero movía con habilidad las tijeras entre sus manos, se hablaba de copas, de recopas y de ligas... una y otra vez.
El resto, los clientes habituales de toda la vida, permanecían mudos leyendo el diario Marca, o El Caso, así como yo... me mantenía pacientemente en silencio con los tebeos de Mortadelo.
Quizá en ese momento me di cuenta de lo importante que había sido para los vecinos la barbería de la calle Salvà. Yo seguía sin entender el significado de según que conversaciones, pero me quedó muy claro que eso de hablar de temas “normales” en una España profundamente anormal... no podía ser bueno.
El tumor... no sólo le ganó la partida al señor Ramón, si no que terminó también con “la resistencia” en el barrio. Cuanto menos... así fue durante un tiempo.
Créditos de las imágenes: Ilustraciones Sergi Càmara.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
¿ Como lo haces ? Emocionas.
Unir esa " realidad " de nuestro pasado sentimental para reflejar el dia a dia de nuestra infancia que con pequeñas diferencias ( geográficas sobre todo, yo soy madrileña )viene a ser la de todos. Para mi era la tienda de tebeos de la esquina..( el pelo me lo cortaba mi madre a tazón )
Y claro nosotros no hablabamos catalán ni en "privado"...lo digo con todos los respetos, el tema favorito era el "furgol", sobre todo para mi padre hincha del R. Madrid para más señas.. a mi solo me interesaba el cromo que tenia que conseguir para terminar la colección de turno.
Una historia la del Sr. Ramón un poco triste..pero ya digo ¡ la vida misma ! :-)
Un abrazo Sergi
Un relato modélico. Desde la experiencia personal, retratas un momento, unas situaciones, unos personajes, muy diferentes entre sí (los "resistentes", los "seguidores") con un puntillo humorístico pero sin caer ni en la peli de buenos y malos, sin matices, ni en la gazmoñería tipo "todos eran buenos". Simplemente un retrato muy humano, tierno. Describes con unas pocas palabras, muy bien puestas, todo un mundo que ha desaparecido de nuestras calles, pero que parece revivir como si nada. Y de paso, con esa sencillez que te sale de ahí, dejas ir un montón de cosas que no está nada mal que se recuerden.
Molt ben escrit, Sergi. Sensacional el que saps transmetre amb uns pocs detalls ben escollits.
Un moment històric que tots hem viscut d'alguna manera semblant en diferents llocs, però que en esència és iguals. Crec que la barberia que esmentes al teu post, on tothom tenia la llibertat d'emprar el caltalà i parlar de temes polítics preocupants, a altres localitats estava representada per altres establiments que permetien que la gent pugués alliberar el seu patiment. Aquest establiment al meu poble era un bar que hi havia a la plaça on els xiquets i xiquetes anavem a per gelats i notavem l'ambient de secretisme que allí es respirava i els canvis sobtats de conversa.
També teniem la típìca autoritat que no esn deixava expressar-nos en valencià i allí estava representada pel metge del poble que exigia l'explicació de tots els nostres mals en castellà. Els mes joves no tenien problema, però no cal dir que els vellets es quedaven sense saber que dir i havien de recorrer al llenguatge gestual en moltes ocasions.
M'has fet recordar un munt de coses d'aquella época.
Ha estat tot un gran plaer descobrir el teu bloc, d'ara endavant em passaré sovint.
Moltes gràcies.
Te felicito Kioskero, estuve pegada a la pantalla, tragándome el relato.
Una maravilla, gracias.
Abrazos!
Permíteme, amigo Sergi, que discrepe acerca de algo que he oído muchas veces y que pienso que tiende a ser exagerado. Supongo que el idioma catalán en época de Franco no estaría bien visto y que todo documento oficial sólo se escribía en castellano, pero ¿existió de verdad una prohibición expresa a que fuera hablado? Porque mi tio hizo la mili en Barcelona en el año 55 y cuenta que la gente hablaba el catalán con plena normalidad, en la calle y en todas partes. Lo mismo he oído decir a gente en Petrel, donde vivo, lamentando que en aquellos tiempos no se podía hablar valenciano y no es cierto. Mi madre y abuelos lo han hablado toda la vida sin miedo ni cortapisas. Con esto no pretendo defender lo más mínimo una régimen que no quisiera conocer jamás, pero, como te digo, no creo que se pudiera silenciar en absoluto la lengua madre de tantos habitantes así como así. ¿No crees?
Un saludo
Amigo JuanRa:
Hay mucha ideología perversa contra la cultura y el pueblo catalán. Sobre la persecución del catalán durante el franquismo puedes informarte facilmente leyendo historia. Lamentablemente la persecución era anterior al franquismo y, más lamentable aún, sigue en la actualidad. Para empezar a desmontar mitologías lingüísticas podéis escuchar una conferencia de un lingüísta nada nacionalista y madrileño, muy interesante, Juan Carlos Moreno Cabrera (tened paciencia durante los primeros minutos): http://www.youtube.com/watch?v=d4B6Hu3z-4A
Ante todo muchas gracias por todos los comentarios ;-) La verdad es que todos los que habéis comentado en esta entrada: Abril, Florenci, Marc, Joana, Adriana y JuanRa, lo habéis hecho en el modo en el que normalmente lo hacéis, y creerme... a mi eso ya me emociona más de lo que a vosotros puedan emocionaros las historias que yo os pueda contar.
De sobra sabéis que poco me gusta hacer réplicas, ya que -como he comentado alguna vez- esta zona, la de "comentarios", la considero vuestra. Yo ya doy la tabarra en la entrada, o "post"... como le queráis llamar.
Así que simplemente intervengo por este apartado cuando alguien pregunta alguna cosa y yo (quizá no siempre) la pueda aclarar.
Dicho esto: (Va en dos comentarios ya que no me entra en uno sólo... ya lo lamento, ya ;-)
JuanRa, con el mismo respeto que tu me haces el comentario, trataré de responderte, como no podía ser de otro modo por el afecto que siento hacia ti.
Efectivamente cualquiera que viniese a Catalunya incluso en la época de Franco podía escuchar perfectamente como la gente, por las calles... hablaba el catalán. Ya sólo hubiese faltado que los grises nos hubiesen dado de hostias por eso, cosa... que también sucedió alguna vez.
La prohibición que se hizo del catalán fue aún mucho más hijoputa que todo eso, y te hablaré desde mi propia experiencia, de la de un niño que cuando el caudillísimo murió... tenía 12 años. Al margen dejo otras leyes y disposiciones que se tomaron al respecto, y me limitaré a hablarte de dos que las sufrí en mis propias carnes y que han quedado en mi memoria.
De pequeño, yo no pude asistir nunca a una obra de teatro ni a cualquier otro tipo de representación artística en catalán por culpa de una ley que fue aprobada ya en 1940 por un gobernador civil llamado Wenceslao Gonzalez Oliveros; una ley relativa a lo que sería el uso de la lengua oficial y que literalmente decía que:
"Todas las manifestaciones sociales y culturales de carácter público expresadas en lengua catalana quedan prohibidas en todo el territorio nacional, quedando el catalán para uso estrictamente privado y familiar".
Del mismo modo, de pequeño... fui un absoluto analfabeto en mi propia lengua, el catalán. Idioma que no pude aprender a escribir hasta avanzada edad ya que estaba prohibido en las escuelas por otra ley promulgada por la "Inspección de Primera Enseñanza" en la que decía:
"Todo libro que esté escrito total o parcialmente en lengua que no sea la española, debe ser retirado de la escuela, igual procedimiento se utilizará en cuanto a las bibliotecas escolares, de cualquier procedencia o clase."
Con esto JuanRa, me gustaría que valorases tu mismo: si a alguien de corta edad se le prohibe asistir a espectáculos o se le impide el acceso a la educación en su propio idioma. Cómo le llamarías a eso?
Insisto... el catalán lo hablábamos en casa, en la calle, en los colmados de ultramarinos, pero el régimen... se ocupó de convertirlo en una anécdota puramente folclórica.
Para mi... lo peor vino después, en 1984 cuando ya se supone... que vivíamos en democracia:
... / ...
Hice la mili en el Cuartel General del Ejército de Cibeles, en Madrid. Estaba yo en mi dependencia hablando con un compañero soldado de Vilanova i la Geltrú; es decir... catalán, y logicamente, estando ambos solos en esa dependencia durante toda una mañana... pues estuvimos hablando en catalán.
Un teniente se nos acercó por detrás... ni le vimos. Me comunicó que mi obligación allí era hablar "el idioma del imperio"... no te exagero, fue así... tal como suena.
Muy educadamente, le hice saber que siempre que yo me dirigiese a él lo haría en castellano, pero que hablando con mi amigo Jordi Escofet... pues que lamentándolo mucho, lo haría en catalán.
La broma me costó una semana de arresto a mí y otra a mi compañero Escofet; fíjate tú... el teniente de los cojones.
Vaya, que para que te hagas una idea; muchos profesores que durante la dictadura reclamaron que los libros de texto se realizasen en catalán... fueron encarcelados.
Pero mi amigo Escofet y yo... en plena época de libertades y por culpa de un teniente nostálgico de la cosa rancia... Por qué fuimos "encarcelados"?
Imagino que fue porque ahora... aunque muchos quieran negar eso de que el catalán estuvo prohibido... en el fondo, siguen cagándose de ganas de que así sea.
Un afectuoso abrazo JuanRa, y espero haber respondido a tu pregunta ;-)
Marc: Moltes gràcies pel link a Youtube. Força interessant ;-)
Nada más que hablar, Sergi. Visto desde tu experiencia personal es hasta traumático.
Me congratula que el respeto y afecto sea mutuo. Te hago llegar además toda mi admiración.
PD. Una licencia: dado que el futbol ni te va ni te viene, no vayas a hacer fuerza para que este sábado gane el Barça. Ya toca que os quitemos un título de una puñetera vez.
¿Ah, no? No fotis nen!! ;)
Tranquilo JuanRa, ese título del que me hablas y del que sinceramente... no tengo ni idea a cuál te refieres... por mi parte es vuestro.
Un abrazo. Y sí... esa admiración, como ya sabes... es mutua ;-)
Publicar un comentario