Recuerdo mis vueltas al cole. Ese primer día en el que llegábamos a clase con los uniformes impolutos, las carteras colgando, y en su interior los plumieres repletos de lápices de colores de la marca Festival con las puntas recién afiladas como para vaciarle un ojo a alguien.
Todo olía a nuevo. Sin duda que generaciones anteriores habían asistido a esas mismas aulas, pero la luz de la mañana que entraba por los ventanales, los pupitres vacíos, los libros recién forrados, y todo cuanto podíamos encontrar en el interior de aquellas cuatro paredes, parecía que estaba aún por estrenar.
Casi siempre había un mensaje de bienvenida escrito en la pizarra “Bienvenidos alumnos del 5º curso de E.G.B 1974 – 1975”. En el caso de que el mensaje hubiese sido escrito por el director del centro o el profe de mates aparecía en tiza blanca y letra mayúscula; si por el contrario, el mensaje estaba escrito con tizas de colores, filigranas en todas y cada una de las letras y alguna cenefa o marco churrigueresco que envolviese el texto, sin duda era obra de la profesora de ciencias, que como nadie, era capaz de dibujarnos una célula en la pizarra y describirnos todas sus partes a través de flechitas.
La pizarra era un mundo, se trataba de una ventana que nos llevaba directos al conocimiento. Una ventana de color verde oscuro en el que acompañadas de un, a veces molesto ñic, ñic, ñic, ocasionado por el roce la tiza con el encerado, aparecían una infinidad de números, de letras, y las maravillosas ilustraciones a todo color de la seño de ciencias. A través de la pizarra conoceríamos un montón de cosas que iríamos aprendiendo, y otras, como las fórmulas matemáticas, que algunos no llegaríamos a entender jamás.
La pizarra simbolizaba también el único refugio a nuestra libertad de expresión. No hay que olvidar que una pizarra como Dios manda, debía estar siempre encabezada por un retrato en blanco y negro del Generalísimo Francisco Franco, pero aún y así, nosotros le hacíamos un corte de mangas al caudillo y dábamos rienda suelta a nuestras reivindicaciones repletas de todo el escarnio del que éramos capaces y con eslóganes del estilo de: “El profe de mates es un hueso”, “La seño de inglés está buena”, “El Mateo es marica”, o el archipopular “Tonto quien lo lea”. Las paredes y puertas de los lavabos eran una extensión de la pizarra y un lugar donde también se escribían todo tipo de tendenciosas oraciones, pero... no era lo mismo, las paredes de los lavabos eran ciudad sin ley, pero había que tener un par de huevos para escribir algo en la pizarra y alzar la mano en medio de la clase cuando el profesor de mates, con los ojos ofuscados por un monumental cabreo, preguntaba: “Quién ha escrito eso?!”.
No había pizarra que, en alguna ocasión, no luciese un magnífico retrato compuesto a base de un seis y un cuatro. Tampoco faltaba la caricatura de algún profe o la de alguno de aquellos compañeros de clase a los que machacábamos día tras día; eso que a día de hoy se denomina “Bullying”, pero que en aquellos tiempos se trataba de pura selección natural. Memorables eran aquellas pollas erectas que dibujábamos a lo largo de toda la pizarra. Jamás vi a una compañera de clase dibujando una vagina, pero la idea que teníamos nosotros del tamaño de las vergas era constantemente plasmada entre clase y clase y en sus más dispares formas: con venas, sin venas, con pelitos, sin ellos, con gotitas salpicando del glande, sin gotitas... y el retrato del dictador allí, impasible, contemplando todo aquello y sin poder mandar a fusilar a ninguno de aquellos pequeños rebeldes que desafiábamos su autoridad.
Aquellas pizarras sólo se convertían en nuestras enemigas el día que el profesor de turno nombraba a un encargado para que apuntase en ella a los compañeros que se portaban mal durante su ausencia, y además, en el caso de que fuesen reincidentes en su mala actitud, se les ponía una cruz al lado del nombre; a tantas cruces, tantos golpes de palmeta, ese era el castigo para los infractores de lo que debía ser un silencio sepulcral. Incomparable, eso sí, al castigo que luego recibiría el encargado, el chivato, el comepingas que se prestaba a semejante acto de traición en contra de los suyos.
Y qué decir de los complementos de una pizarra, de las tizas y de los borradores. Admirable era la puntería que algún profesor demostraba cuando lanzaba, desde su sitio, alguno de esos proyectiles que impactaba de lleno en la cabeza de algún insurgente. Las tizas vale... hacían su daño y sin duda significaban un toque de atención a todo aquel que osaba charlar o andar distraído contemplando las musarañas, pero el borrador... El borrador era un arma de destrucción masiva ya que no sólo te impactaba y te dolía cuando te daba con su parte de madera, si no que además, esparcía su polvillo blanco ensuciándote la cara, el pelo, el jersey, e incluso en el peor de los casos afectaba a los compañeros de tu entorno más cercano convirtiéndoles en auténticas víctimas colaterales.
Desgraciadamente los días de nuestras viejas pizarras han pasado a mejor vida. Hoy, muchos niños se han reincorporado a sus centros escolares y se han encontrado con que el viejo encerado de madera verde ha sido sustituido por una pizarra digital. Posiblemente la bienvenida a las aulas no la han visto escrita en tiza de colores con esos dibujos y adornos magníficos de la seño de ciencias, y es incluso probable que hayan sido recibidos con algún audiovisual, que desde sus nuevas pizarras, les haya sorprendido con música, animaciones, y más efectos especiales que la trilogía Matrix. Seguro que les ha gustado, no digo que no, pero... Cómo escribirán en ella sus reivindicaciones? Con el lápiz óptico? Se pueden dibujar grandes pollas con ese cachivache? Y el ñic, ñic, ñic que nos producía dentera?... Y el profe?... Les tirará el lápiz óptico desde su mesa haciendo puntería en sus cabezas? Me temo que la vieja escuela, tal y como la conocimos los de nuestra generación ya es historia. Indudablemente el nuevo sistema terminará siendo mejor y más cómodo, pero... valga esta entrada a modo de “In Memoriam” a las escuelas de nuestra infancia, y como no... a las pizarras.
Les dejo con el cortometraje del año 2008 titulado “El encargado”. Basado en una idea original de Nacho Vigalondo, dirigido por Sergio Barrejón y producido por Arsénico Producciones. A mi juicio se trata de una formidable historia tratada con una gran sensibilidad. Una historia de las buenas, de las que se cuentan con cuatro elementos perfectamente puestos en su sitio. Así que espero que la disfruten y coincidan conmigo de lo merecedora que es del premio Goya que ganó. (desde el face o suscripción al blog pueden clicar este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=Y7qwcELSJXw)
10 comentarios:
Ha estat un plaer llegir-t, m'has fet recordar moltes coses de l'entiga escola, tot i que no et penses que en alguns llocs el tema ha canviat tant!!!
La digital no està donant massa bons resultats, mentre la calibres i la poses a punt pot passar una bona estona, així sempre acabes pensant que millor la de sempre.
La "polla" que tu esmenten encara apareix dibuixada de tant en tant, però ara ho fan al paper i el ·xivato· de torn te l'ensenya esperant que t'enfades. La primera vegada que me l'ensenyaren els vaig dir, ´"No sé a que ve tanta història, sols veig una muntanya, els raigs del sol i dos turonets al costat" Què té de mal aquest dibuix que us espanta tant? D'immediat van somriure i vam seguir amb normalitat la classe. No sé si pensarien que estava bleda o no m'enterava de les coses. El fet és que mai més m'ensenyaren aquest tipus de dibuixos. Això sí quan acaba la classe vaig soltar totes les rialles que havia estant amagant. I és que els xiquets són autèntique capsetes de sorpreses.
Moltes gràcies pel post m'has fet recordar més d'una d'aquestes situacions divertides que depen de l'estat anímoc del professor poden convertir-se en un greu problema o en una gran diversió. Dissortadament no sempre tenim la mà esquerre que cal per a reconduir-los.
Una abraçada
Maravilloso retrato de una epoca que como bien dices es ya historia antigua. Bueno en todas partes menos en mi comunidad autónona, la valenciana, donde el cachondo del conseller de educación a renegado de los notebook facilitados por el ministerio de educación ya que dice que tiene peligro los niños que los usen de quedarse ciegos ante la pequeñez de la pantalla.
Ya ves, los de nuestra generación pensando que nos ibamos a quedar ciegos por ciertas practicas y ahora resulta que es por una pantalla pequeña (han cambiado a peor, creo...).
He, he, Vicent, no h'hem vist ni un. Però les pissarres digitals es veu que li sobren i no sap per on col·locar-les!!! I si són els encarregats del Cefire que busquen per a que ens ensenyen com utilitzar-les, millor, no en parlem. Nosaltres vam fer un curset i vam tenir que dir-li al "profe" com es menjava tot allò.
El curso supongo que sería en chino mandarín no? jajajaja, tenemos una clase política de chiste.
Vicent, en xinés no, però quasi. Si del que es tractava es d'entendre alguna cosa, com que no parlava, no ens enterarem, de res. Acabà donant el curset l'informàtic del col·le, i respecte al mandarí i la classe politica, no ho puc entendre. O sóc molt "curteta" o les propostes de la Conselleria palpen més la utopia que la realitat.
Després de que el seu pla d'introduir Educació per a la Ciutadania en anglès "s'estrellara" contra els tribunals, l'aposta era la implantació del mandarí a l'ensenyament públic en Educació Secundaria a partir del 2010-2011.
Aquesta proposta suposa contractar professors que hauran d'impartir un màxim de vint hores a la setmana, tenir un títol universitari o superior i a més dominar el castellà.
No cal dir que hi haurà un gran desequilibri entre el sistema de contractació i el nivell d'especialització que es requerirà. Tanpoc fa falta pensar molt per a esbrinar que la nostra llengua, el valencià, en resultarà perjudicada, ni que tota aquesta aventura es contradiu totalment amb l'objectiu que la Conselleria d'Educació, segons les seues pròpies declaracions tracta d'aconseguir: "Una competència comunicativa adequada de l'alumnat en castellà, valencià i anglès."
Ara bé, que entén la Conselleria per "competència comunicativa adequada"? Això és el que cal qüestionar.
I perdoneu el rotllo que us he soltat però resulta que quan s'experimenta en educació sense saber el que s'està fent, els grans perjudicats són les noves generacions del futur que acabaran amb el cap a carrerons
Palabrotas y pollas, la revuelta de los impulsos prohibidos. Joana, quizás sonrieron perquè interpretaron un sol que quema, una montaña que crece y crece, un volcán, un manantial prohibido en el centro de nuestras vidas, de nuestro cuerpo, que no cesa de empujarnos. Y sin embargo hay que disimular su existencia. Sabemos que hay otras formas de educación sexual, pero todas tienen tabús y controles. Éstos acaban conformando nuestra sexualidad hasta el punto que configuran nuestras fantasías sexuales. Quizàs sea esa la causa que nos resulte excitante -ya de mayores. las palabrotas y otros juegos maliciosos. Como escribir posts tan buenos como el que comentamos.
Muy bueno tu texto, muy buena la película y muy buenos los comentarios de los lectores. ¡Vaya paginita de Internet más chula que va a quedar! Si álguien entra por casualidad se va a llevar un sorpresón. El día que llegue el apagón final, será una pérdida muy triste si no copias todo lo que hay aquí en un lugar más seguro. Procura que no sea una pizarra: un artefacto demasiado fácil de borrar, aunque nos lleve recuerdos imborrables... Aunque lo primero tampoco sea cierto del todo.
Recordais como a veces había algún texto, dibujo o lo que fuese (va, pongamos que sea "I love, you lo..." y que ya no sale nada más) que por algún motivo inexplicable no había manera que desapareciése. Cómo sí aquel día, ya fuese por el grado de humedad del ambiente que afectaba tizas y encerado, o cualquier otro motivo de explicación científica retorcida, que aquellas marcas quedaban por los siglos de los siglos, cual si pinturas rupestres. La pizarra se borraba una y mil veces y las células que comentas, los análisis sintácticos y los polinomios del día se iban a paseo una vez el profesor los borraba. Pero ahí, por debajo de todo aquel batiburrillo educativo efímero, seguía manteniéndose aquel "I love you, you lo" apenas visible, fantasmal, sí ¡pero resistiendo el paso del tiempo! Recuerdo que con nuestros compañeros habíamos llegado incluso a usar agua para borrarlo. Y no había manera. Aunque al comienzo sí que daba esa impresión (nuestra amiga agua parecía ser un antídoto definitivo) cuando se secaba volvía a aparecer la frase, con su inquietante sonrisa gris, en medio de la oscuridad verde. O sería sólo en mi escuela en la que siempre acontecían fenómenos paranormales, de los cuales que no me expulsaran en los seis años que estuve no debería considerarse de los menos dignos de estudio, precisamente...
Excelente, Sergi, no sabes cómo me ha emocionado leer esto.
Los tiempos cambian, las tecnologías avanzan y poco a poco aquellos escenarios que nos rodeaban y que la fuerza de la costumbre nos los hacía tan naturales van desapareciendo. Y un día descubrimos que han pasado a formar parte de nuestros más entrañables recuerdos.
Hoy te pongo un 10. Ñic... ñic. ;)
Siempre nos quedará el recuerdo y las tizas..ja ja. Lo más parecido, en mi caso son los 'pasteles' que empleo en mis dibujos.. me traen recuerdos e incluso 'rechinan' en algún momento del trazado.
Me sigue sorprendiendo ésta capacidad tuya de 'cinexin'... Y es un gusto recuperar a retazos un pasado no tan lejano..ufff !
Cualquier tiempo pasado..fué anterior que decian ayer.
¡ Gracias por pasarte por el apartamento !
Un abrazo Sergi :-)
Yo, como soy rara, el ruido que hacían las tizas sobre esas pizarras "nuevas", las últimas que llegaron que no eran precisamente de pizarra sino de una especie de cartón duro y pulido, me gustaba. Y es que eso, yo soy rara :-)
Al mirar el video y ver todos esos niños tan guapos, he recordado una vez más que, curiosamente, en mi pueblo, cuando yo era niña... no había niños guapos :-S No sé a qué se debía, alimentación deficiente, o simplemente la evolución natural de la especie :-) pero el caso es que todos los niños eran tirando a feos, con orejas de soplillo, narices grandes, caras raras, etc. Y las niñas, no sé, las recuerdo a casi todas con un gesto "adulto" que las hacía extrañas, como mujeres diminutas y nada hermosas.
Nada que ver con los preciosos críos que se ven ahora en los parques. Curioso, ¿no?
Un saludo cordial, Sergi, y gracias por traerme la infancia.
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